Libros Poéticos y Sapienciales

Amonestaciones de la Sabiduría

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Proverbios > Amonestaciones de la Sabiduría (20:1:8 - 20:1:33)

Escucha, hijo mío, la disciplina de tu padre, y no abandones la instrucción de tu madre;

porque diadema de gracia serán a tu cabeza y collares a tu cuello.

Hijo mío, si los pecadores te quisieran persuadir, no lo consientas.

Si te dicen: “Ven con nosotros; estemos al acecho para derramar sangre y embosquemos sin motivo a los inocentes;

los tragaremos vivos, como el Seol, enteros, como los que descienden a la fosa;

hallaremos riquezas de toda clase; llenaremos nuestras casas de ganancias;

echa tu suerte con nosotros; tengamos todos una sola bolsa”

Hijo mío, no andes en el camino de ellos; aparta tu pie de sus senderos,

porque sus pies corren al mal y se apresuran a derramar sangre.

Ciertamente en vano se tiende la red ante los ojos de toda ave.

Pero ellos ponen acechanzas a su propia sangre; a sus propias vidas ponen trampa.

Tales son las sendas de todo el que es dado a la codicia, la cual quita la vida a los que la poseen.

La sabiduría llama en las calles; da su voz en las plazas.

Proclama sobre las murallas, en las entradas de las puertas de la ciudad pronuncia sus dichos:

“¿Hasta cuándo, oh ingenuos, amaréis la ingenuidad? ¿Hasta cuándo los burladores desearán el burlarse, y los necios aborrecerán el conocimiento?

¡Volveos ante mi reprensión! ¡He aquí, yo os manifestaré mi espíritu y os haré saber mis palabras!

“Pero, por cuanto llamé, y os resististeis; extendí mis manos, y no hubo quien escuchara

(más bien, desechasteis todo consejo mío y no quisisteis mi reprensión),

yo también me reiré en vuestra calamidad. Me burlaré cuando os llegue lo que teméis,

cuando llegue como destrucción lo que teméis, cuando vuestra calamidad llegue como un torbellino y vengan sobre vosotros tribulación y angustia.

“Entonces me llamarán, y no responderé; me buscarán con diligencia y no me hallarán,

por cuanto aborrecieron el conocimiento y no escogieron el temor de Jehovah.

No quisieron mi consejo y menospreciaron toda reprensión mía.

Entonces comerán del fruto de su camino y se saciarán de sus propios consejos.

Porque su descarrío matará a los ingenuos, y su dejadez echará a perder a los necios.

Pero el que me escuche habitará confiadamente y estará tranquilo, sin temor del mal.”

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Excelencias de la sabiduría

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Proverbios > Excelencias de la sabiduría (20:2:1 - 20:2:22)

Hijo mío, si aceptas mis palabras y atesoras mis mandamientos dentro de ti,

si prestas oído a la sabiduría e inclinas tu corazón al entendimiento,

si invocas a la inteligencia y al entendimiento llamas a gritos,

si como a la plata la buscas y la rebuscas como a tesoros escondidos,

entonces entenderás el temor de Jehovah y hallarás el conocimiento de Dios.

Porque Jehovah da la sabiduría, y de su boca provienen el conocimiento y el entendimiento.

El atesora eficiente sabiduría para los rectos; es el escudo de los que caminan en integridad.

Preserva las sendas del juicio y guarda el camino de sus piadosos.

Entonces entenderás la justicia, el derecho y la equidad: todo buen camino.

Cuando la sabiduría entre en tu corazón y el conocimiento sea agradable a tu alma,

te guardará la sana iniciativa, y te preservará el entendimiento.

Te librará del mal camino, de los hombres que hablan perversidades,

que abandonan las sendas derechas para andar en caminos tenebrosos,

que se alegran haciendo el mal y que se gozan en las perversidades del mal,

cuyos senderos son torcidos y perversos sus caminos.

Te librará de la mujer ajena, de la extraña que halaga con sus palabras,

que abandona al compañero de su juventud y se olvida del pacto de su Dios.

Ciertamente su casa se hunde hacia la muerte, y sus sendas hacia los muertos.

Todos los que con ella tengan relaciones no volverán, ni lograrán alcanzar los senderos de la vida.

Hará que andes por el camino de los buenos y guardes las sendas de los justos.

Porque los rectos habitarán la tierra, y los íntegros permanecerán en ella.

Pero los impíos serán exterminados de la tierra, y los traicioneros serán desarraigados de ella.

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Exhortación a la obediencia

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Proverbios > Exhortación a la obediencia (20:3:1 - 20:3:35)

Hijo mío, no te olvides de mi instrucción, y guarde tu corazón mis mandamientos;

porque abundancia de días y años de vida y bienestar te aumentarán.

No se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello. Escríbelas en las tablas de tu corazón,

y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres.

Confía en Jehovah con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia inteligencia.

Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus sendas.

No seas sabio en tu propia opinión: Teme a Jehovah y apártate del mal,

porque será medicina para tu carne y refrigerio para tus huesos.

Honra a Jehovah con tus riquezas y con las primicias de todos tus frutos.

Así tus graneros estarán llenos con abundancia, y tus lagares rebosarán de vino nuevo.

No deseches, hijo mío, la disciplina de Jehovah, ni te resientas por su reprensión;

porque Jehovah disciplina al que ama, como el padre al hijo a quien quiere.

Bienaventurado el hombre que halla sabiduría y el que obtiene entendimiento;

porque su provecho es mayor que el de la plata, y su resultado es mejor que el oro fino.

Es más valiosa que las perlas; nada de lo que desees podrá compararse con ella.

Abundancia de días hay en su mano derecha; y en su izquierda, riquezas y honra.

Sus caminos son caminos agradables, y en todas sus sendas hay paz.

Es árbol de vida a los que de ella echan mano; bienaventurados los que la retienen.

Jehovah fundó la tierra con sabiduría; afirmó los cielos con entendimiento.

Con su conocimiento fueron divididos los océanos, y los cielos destilan rocío.

Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; guarda la iniciativa y la prudencia,

y serán vida para tu alma y gracia para tu cuello.

Entonces andarás confiadamente por tu camino, y tu pie no tropezará.

Cuando te acuestes, no tendrás temor; más bien, te acostarás, y tu sueño será dulce.

No tendrás temor del espanto repentino, ni de la ruina de los impíos, cuando llegue,

porque Jehovah será tu confianza y él guardará tu pie de caer en la trampa.

No niegues un bien a quien es debido, teniendo poder para hacerlo.

No digas a tu prójimo: “Anda y vuelve; mañana te lo daré,” cuando tienes contigo qué darle.

No trames mal contra tu prójimo, estando él confiado en ti.

No pleitees con alguno sin razón, si es que no te ha hecho agravio.

No envidies al hombre violento, ni escojas ninguno de sus caminos;

porque Jehovah abomina al perverso, pero su íntima comunión es con los rectos.

La maldición de Jehovah está en la casa del impío, pero él bendice la morada de los justos.

Ciertamente él se burlará de los que se burlan, pero a los humildes concederá gracia.

Los sabios poseerán honra, pero los necios cargarán con la afrenta.

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Beneficios de la sabiduría

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Proverbios > Beneficios de la sabiduría (20:4:1 - 20:4:27)

Oíd, hijos, la enseñanza de un padre; estad atentos para adquirir entendimiento.

No abandonéis mi instrucción, porque yo os doy buena enseñanza.

Pues yo también fui hijo de mi padre, tierno y singular delante de mi madre.

Y él me enseñaba y me decía: “Retenga tu corazón mis palabras; guarda mis mandamientos y vivirás.”

¡Adquiere sabiduría! ¡Adquiere entendimiento! No te olvides ni te apartes de los dichos de mi boca.

No la abandones, y ella te guardará; ámala, y te preservará.

¡Sabiduría ante todo! ¡Adquiere sabiduría! Y antes que toda posesión, adquiere entendimiento.

Apréciala, y ella te levantará; y cuando la hayas abrazado, te honrará.

Diadema de gracia dará a tu cabeza; corona de hermosura te otorgará.

Escucha, hijo mío, y recibe mis dichos, y se te multiplicarán años de vida.

En el camino de la sabiduría te he instruido, y por sendas de rectitud te he hecho andar.

Cuando camines, tus pasos no hallarán impedimento; y si corres, no tropezarás.

Aférrate a la disciplina y no la sueltes; consérvala, porque ella es tu vida.

No entres en el sendero de los impíos, ni pongas tu pie en el camino de los malos.

Evítalo; no pases por él. Apártate de él; pasa de largo.

Porque ellos no duermen si no han hecho mal; pierden el sueño si no han hecho caer a alguno.

Pues comen pan de impiedad, y beben vino de violencia.

Pero la senda de los justos es como la luz de la aurora que va en aumento hasta que es pleno día.

El camino de los impíos es como la oscuridad; no saben en qué tropiezan.

Hijo mío, pon atención a mis palabras; inclina tu oído a mis dichos.

No se aparten de tus ojos; guárdalos en medio de tu corazón.

Porque ellos son vida a los que los hallan, y medicina para todo su cuerpo.

Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él emana la vida.

Aparta de ti la perversidad de la boca, y aleja de ti la falsedad de los labios.

Miren tus ojos lo que es recto, y diríjase tu vista a lo que está frente a ti.

Considera la senda de tus pies, y todos tus caminos sean correctos.

No te apartes ni a la izquierda ni a la derecha; aparta tu pie del mal.

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Amonestación contra la impureza

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Proverbios > Amonestación contra la impureza (20:5:1 - 20:5:23)

Hijo mío, pon atención a mi sabiduría, y a mi entendimiento inclina tu oído;

para que guardes la sana iniciativa, y tus labios conserven el conocimiento.

Los labios de la mujer extraña gotean miel, y su paladar es más suave que el aceite;

pero su fin es amargo como el ajenjo, agudo como una espada de dos filos.

Sus pies descienden a la muerte; sus pasos se precipitan al Seol.

No considera el camino de la vida; sus sendas son inestables, y ella no se da cuenta.

Ahora pues, hijos, oídme y no os apartéis de los dichos de mi boca.

Aleja de ella tu camino y no te acerques a la puerta de su casa,

no sea que des a otros tu honor y tus años a alguien que es cruel;

no sea que los extraños se sacien con tus fuerzas, y los frutos de tu trabajo vayan a dar a la casa de un desconocido.

Entonces gemirás al final de tu vida, cuando tu cuerpo y tu carne se hayan consumido.

Y dirás: “¡Cómo aborrecí la disciplina, y mi corazón menospreció la reprensión!

No escuché la voz de mis maestros, y a los que me enseñaban no incliné mi oído.

Casi en todo mal he estado, en medio de la sociedad y de la congregación.”

Bebe el agua de tu propia cisterna y de los raudales de tu propio pozo.

¿Se han de derramar afuera tus manantiales, tus corrientes de aguas por las calles?

¡Que sean para ti solo y no para los extraños contigo!

Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud,

como una preciosa cierva o una graciosa gacela. Sus pechos te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre.

¿Por qué, hijo mío, andarás apasionado por una mujer ajena y abrazarás el seno de una extraña?

Los caminos del hombre están ante los ojos de Jehovah, y él considera todas sus sendas.

Sus propias maldades apresarán al impío, y será atrapado en las cuerdas de su propio pecado.

El morirá por falta de disciplina. y a causa de su gran insensatez se echará a perder.

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