Isaías

Juicio sobre Babilonia

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Juicio sobre Babilonia (23:47:1 - 23:47:15)

“Desciende y siéntate en el polvo, oh virgen hija de Babilonia. Siéntate en la tierra, sin trono, oh hija de los caldeos; porque nunca más volverás a ser llamada tierna y delicada.

Toma el molino y muele harina. Quita tu velo, alza tu larga falda, descubre tus piernas, vadea los ríos.

Tu desnudez será descubierta, y vista tu afrenta. Tomaré venganza, y no habrá quien interceda,”

dice nuestro Redentor, cuyo nombre es Jehovah de los Ejércitos, el Santo de Israel.

“Siéntate en silencio y entra en la penumbra, oh hija de los caldeos, porque nunca más te volverán a llamar soberana de reinos.

Yo me enojé contra mi pueblo, profané mi heredad y los entregué en tus manos. Pero tú no tuviste misericoridia de ellos. Hiciste muy pesado tu yugo sobre los viejos,

y dijiste: Para siempre seré soberana. No consideraste esto en tu corazón, ni te acordaste de su resultado.

“Ahora pues, escucha esto, oh voluptuosa que habitas confiadamente y dices en tu corazón: Yo, y nadie más. No quedaré viuda, ni conoceré la privación de hijos.

Pero estas dos cosas te sucederán de repente, en un mismo día; privación de hijos y viudez vendrán de lleno sobre ti, a pesar de tus muchas hechicerías y de tus muchos encantamientos.

Confiaste en tu maldad y dijiste: Nadie me ve. Tu sabiduría y tu conocimiento te han engañado, y dijiste en tu corazón: Yo, y nadie más.

Vendrá sobre ti un mal que no podrás impedir con conjuros. Caerá sobre ti una ruina que no podrás evitar con rescate. De repente vendrá sobre ti una devastación que no te imaginas.

“Persiste, pues, en tus encantamientos y en tus muchas hechicerías, con las cuales te has desvelado desde tu juventud. Quizás puedas sacar algún provecho; quizás puedas ocasionar terror.

Te has agotado con tus muchos planes. Pues que se pongan de pie y te libren tus astrólogos, los que contemplan las estrellas y anuncian el comienzo de los meses, para pronosticar lo que vendrá sobre ti.

He aquí que serán como paja; el fuego los quemará. No librarán sus propias vidas del poder de la llama de fuego. No quedará brasa para calentarse, ni lumbre ante la cual se sienten.

Así serán aquellos con quienes tanto te has afanado, quienes han negociado contigo desde tu juventud. Cada uno divagará por su lado; no habrá quien te salve.”

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Dios reprende la infidelidad de Israel

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Dios reprende la infidelidad de Israel (23:48:1 - 23:48:22)

Oíd esto, oh casa de Jacob, los que sois llamados con el nombre de Israel, los que habéis salido de las entrañas de Judá, los que juráis por el nombre de Jehovah e invocáis al Dios de Israel, pero no en verdad ni con justicia.

Porque dicen pertenecer a la Santa Ciudad y se apoyan en el Dios de Israel, cuyo nombre es Jehovah de los Ejércitos.

“Las cosas primeras las manifesté con anticipación. De mi boca salieron; yo las anuncié. Repentinamente las hice, y llegaron a ser.

Porque sé que eres duro, que tu cuello es como un tendón de hierro, y tu frente de bronce.

Por eso te lo declaré desde entonces; antes que sucediera te lo anuncié, no sea que digas: Mi ídolo las hizo; mi imagen tallada y mi imagen de fundición ordenaron estas cosas.

Tú lo has oído; considéralo todo. ¿Acaso no dirás que es verdad? Desde ahora te hago oír cosas nuevas, y cosas ocultas que tú no sabes.

Hoy han sido creadas, y no en el pasado. No habías oído de ellas antes de este día, para que no digas: He aquí que yo lo sabía.

Ni tú habías oído de ellas, ni nunca las habías conocido. Tampoco fue abierto desde entonces tu oído, porque yo sabía que ciertamente me traicionarías; por tanto, desde el vientre se te ha llamado rebelde.

“Por amor de mi nombre refreno mi furor; para alabanza mía lo reprimo, para no destruirte.

He aquí que te he purificado, pero no como a plata; te he probado en el horno de la aflicción.

Por mí, por amor de mí mismo lo hago; pues, ¿cómo ha de ser profanado mi nombre? ¡No daré a otro mi gloria!

“Escúchame, oh Jacob; y tú, oh Israel, a quien he llamado. Yo Soy. Yo soy el primero, y también soy el último.

Ciertamente mi mano puso los fundamentos de la tierra; mi mano derecha extendió los cielos. Cuando yo los convoco, ellos comparecen juntos.

“Reuníos todos vosotros y escuchad: ¿Quién hay entre vosotros que revele estas cosas? Aquel a quien Jehovah ama, él hará su voluntad sobre Babilonia, y su brazo estará sobre los caldeos.

Yo, yo mismo he hablado; en verdad le he llamado. Yo le he traído, y haré prosperar su camino.

Acercaos a mí y oíd esto: Desde el principio no he hablado en secreto; desde que las cosas sucedieron, allí he estado yo.” Y ahora me ha enviado el Señor Jehovah y su Espíritu.

Así ha dicho Jehovah, tu Redentor, el Santo de Israel: “Yo soy Jehovah tu Dios que te enseña provechosamente, y que te conduce por el camino en que has de andar.

¡Oh, si hubieras estado atento a mis mandamientos! Tu paz habría sido como un río, y tu justicia como las ondas del mar.

Tu descendencia sería como la arena, y los que salen de tus entrañas como sus granos. Su nombre nunca sería eliminado ni borrado de mi presencia.

“¡Salid de Babilonia! ¡Huid de entre los caldeos! Anunciad esto con voz de alegría; hacedlo oír. Difundidlo hasta el extremo de la tierra. Decid: Jehovah ha redimido a su siervo Jacob.

No tuvieron sed cuando los llevó por lugares secos; él hizo brotar agua de la roca para su pueblo. Partió la peña, y fluyeron aguas.

“¡No hay paz para los malos!,” dice Jehovah.

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Israel, siervo de Jehová

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Israel, siervo de Jehová (23:49:1 - 23:49:7)

¡Oídme, oh costas, y atended, oh pueblos lejanos! Jehovah me llamó desde el vientre; desde las entrañas de mi madre mencionó mi nombre.

Hizo de mi boca una espada puntiaguda; me cubrió con la sombra de su mano. Hizo de mí una flecha afilada; me guardó en su aljaba.

Y me dijo: “Mi siervo eres tú, oh Israel; en ti me gloriaré.”

Pero yo dije: “Por demás me he afanado; en vano y sin provecho he consumido mis fuerzas. Sin embargo, mi causa está con Jehovah, y mi recompensa con mi Dios.”

Y ahora Jehovah—quien me formó desde el vientre para ser su siervo, a fin de hacer que Jacob volviese a él y lograr que Israel se adhiriera a él, pues yo soy estimado en los ojos de Jehovah, y mi Dios es mi fortaleza—

dice: “Poca cosa es que tú seas mi siervo para levantar a las tribus de Israel y restaurar a los sobrevivientes de Israel. Yo te pondré como luz para las naciones, a fin de que seas mi salvación hasta el extremo de la tierra.”

Así ha dicho Jehovah, el Redentor de Israel y el Santo suyo, al de alma menospreciada, al abominado por las naciones, al siervo de los tiranos: “Los reyes lo verán y se levantarán; también los príncipes, y se postrarán, a causa de Jehovah, quien es fiel, y por el Santo de Israel, el cual te escogió.”

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Dios promete restaurar a Sion

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Dios promete restaurar a Sion (23:49:8 - 23:49:26)

Así ha dicho Jehovah: “En tiempo favorable te he respondido, y en el día de salvación te he ayudado. Te guardaré y te pondré por pacto para el pueblo, a fin de que restablezcas la tierra y poseas las heredades desoladas;

para que digas a los presos: ¡Salid!; y a los que están en tinieblas: ¡Mostraos! En los caminos serán apacentados, y en todas las cumbres áridas estarán sus pastizales.

No tendrán hambre ni sed; ni el calor ni el sol los golpeará. Porque el que tiene misericordia de ellos los guiará y los conducirá a manantiales de aguas.

Yo convertiré en camino todos mis montes, y mis calzadas serán levantadas.

He aquí, éstos vendrán desde lejos; he aquí, ésos vendrán del norte y del occidente; y aquéllos, de la tierra de Sevene.”

Gritad de júbilo, oh cielos! ¡Regocíjate, oh tierra! ¡Prorrumpid en cántico, oh montes! Porque Jehovah ha consolado a su pueblo y de sus afligidos tendrá misericordia.

Pero Sion dijo: “Jehovah me ha abandonado; el Señor se ha olvidado de mí.”

“¿Acaso se olvidará la mujer de su bebé, y dejará de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque ellas se olviden, yo no me olvidaré de ti.

He aquí que en las palmas de mis manos te tengo grabada; tus murallas están siempre delante de mí.

Tus edificadores vendrán aprisa, y tus destructores y desoladores se irán de ti.

Alza tus ojos alrededor y mira: Todos éstos se han reunido y han venido a ti. ¡Vivo yo, dice Jehovah, que con todos ellos te vestirás como si fueran joyas! ¡Y con ellos te adornarás como una novia!

En cuanto a tus ruinas, tu desolación y tu tierra destruida, ciertamente ahora serás demasiado estrecha para los habitantes; y tus destructores estarán lejos.

Aun los hijos de los cuales fuiste privada te dirán a los oídos: Este lugar es demasiado estrecho para mí; dame espacio para habitar.

Entonces dirás en tu corazón: ¿Quién me dio a luz a éstos? Porque yo estuve sola y estéril, desterrada y apartada. He aquí que yo fui dejada sola; ¿de dónde, pues, han venido éstos? ¿Quién los crió?”

Así ha dicho el Señor Jehovah: “He aquí, yo alzaré mi mano hacia las naciones, y levantaré mi bandera a los pueblos. Ellos traerán en su seno a tus hijos, y tus hijas serán traídas en hombros.

Reyes serán tus tutores, y sus princesas tus nodrizas. Con el rostro a tierra se postrarán ante ti y lamerán el polvo de tus pies. Así sabrás que yo soy Jehovah, y que los que esperan en mí no serán avergonzados.”

¿Le será quitado el botín al valiente guerrero? ¿Será librado el cautivo de las manos de un tirano?

Pues así ha dicho Jehovah: “Ciertamente el cautivo le será quitado al valiente guerrero, y el botín será librado del tirano. Yo contenderé con los que contienden contra ti, y yo salvaré a tus hijos.

A los que te oprimen, les haré comer sus propias carnes; se embriagarán con su propia sangre, como con vino nuevo. Y sabrá todo mortal que yo soy Jehovah tu Salvador, tu Redentor, el Fuerte de Jacob.”

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Jehová ayuda a quienes confían en él

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Jehová ayuda a quienes confían en él (23:50:1 - 23:50:11)

Así ha dicho Jehovah: “¿Dónde está la carta de divorcio de vuestra madre, con la cual yo la he repudiado? ¿O cuál de mis acreedores es aquel a quien os he vendido? He aquí que por vuestras maldades fuisteis vendidos, y por vuestras rebeliones vuestra madre fue repudiada.

“¿Por qué vine, y nadie apareció? ¿Por qué llamé, y nadie respondió? ¿Acaso es demasiado corto mi brazo que no pueda rescatar? ¿Acaso no hay en mí fuerzas para librar? He aquí que con mi reprensión haré que el mar se seque; convertiré los ríos en desierto hasta que se pudran sus peces y se mueran de sed por falta de agua.

Yo vestiré de oscuridad los cielos, y les pondré cilicio como cobertura.”

El Señor Jehovah me ha dado una lengua adiestrada para saber responder palabra al cansado. Me despierta cada mañana; cada mañana despierta mi oído para que yo escuche, como los que son adiestrados.

El Señor Jehovah me abrió el oído, y no fui rebelde ni me volví atrás.

Entregué mis espaldas a los que me golpeaban, y mis mejillas a los que me arrancaban la barba. No escondí mi cara de las afrentas ni de los esputos.

Porque el Señor Jehovah me ayuda, no he sido confundido. Por eso puse mi rostro firme como un pedernal y sé que no seré avergonzado.

Cercano está a mí el que me justifica. ¿Quién contenderá conmigo? Comparezcamos juntos. ¿Quién es el adversario de mi causa? Acérquese a mí.

He aquí que el Señor Jehovah me ayudará; ¿quién me podrá condenar? He aquí que todos ellos se envejecerán como un vestido, y se los comerá la polilla.

¿Quién entre vosotros teme a Jehovah y escucha la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehovah y apóyese en su Dios.

Pero he aquí que todos vosotros encendéis el fuego y prendéis las antorchas. ¡Andad a la luz de vuestro propio fuego, y de las antorchas que habéis encendido! De mi mano os vendrá esto: ¡Acabaréis por yacer en el lugar del tormento!

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