Zacarías

Liberación futura de Jerusalén

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Enviado por Joel Duarte Duarte

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Zacarías > Liberación futura de Jerusalén (38:12:1 - 38:13:6)

Profecía: La palabra de Jehovah acerca de Israel. Jehovah, que extiende los cielos, que pone los cimientos de la tierra y forma el espíritu del hombre dentro de él, dice:

“He aquí, yo haré de Jerusalén una copa de vértigo para todos los pueblos de alrededor. Pero también será contra Judá durante el asedio contra Jerusalén.

Sucederá en aquel día que yo haré de Jerusalén una piedra pesada para todos los pueblos; todos los que la levanten de hecho quedarán lacerados. Y todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella.

“En aquel día golpearé con pánico todo caballo, y con locura al que cabalga en él, dice Jehovah. Tendré mis ojos abiertos sobre la casa de Judá, pero heriré con ceguera todo caballo de los pueblos.

Y los gobernantes de Judá dirán en su corazón: ¡Los habitantes de Jerusalén tienen fuerza en su Dios, Jehovah de los Ejércitos!

En aquel día convertiré a los dirigentes de Judá en brasero de fuego entre la leña y en tea de fuego entre las gavillas. Consumirán a derecha y a izquierda a todos los pueblos de alrededor, pero Jerusalén será habitada otra vez en su mismo lugar.

Y Jehovah librará primero las moradas de Judá, para que la gloria de la casa de David y de los habitantes de Jerusalén no se engrandezca sobre Judá.

“En aquel día Jehovah defenderá a los habitantes de Jerusalén. El que sea débil entre ellos, en aquel día será delante de ellos como David. Y la casa de David será delante de ellos como Dios, como el ángel de Jehovah.

“En aquel día sucederá que buscaré destruir a todos los pueblos que vengan contra Jerusalén.

Y derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de súplica. Mirarán al que traspasaron y harán duelo por él con duelo como por hijo único, afligiéndose por él como quien se aflige por un primogénito.

“En aquel día habrá gran duelo en Jerusalén, como el duelo de Hadad-rimón, en el valle de Meguido.

La tierra lamentará, familia por familia: la familia de la casa de David aparte, y sus mujeres aparte; la familia de la casa de Natán aparte, y sus mujeres aparte;

la familia de la casa de Leví aparte, y sus mujeres aparte; la familia de Simei aparte, y sus mujeres aparte.

Todas las otras familias lo harán también, familia por familia, y sus mujeres aparte.

“En aquel día habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, a fin de limpiar el pecado y la impureza.

“En aquel día sucederá que eliminaré de la tierra los nombres de los ídolos, y nunca más vendrán a la memoria, dice Jehovah de los Ejércitos. Y eliminaré de esta tierra, tanto a los profetas, como al espíritu de impureza.

Sucederá que cuando alguno vuelva a profetizar, su padre y su madre que lo engendraron le dirán: ¡No vivirás, porque has hablado mentira delante de Jehovah! Y cuando profetice, su padre y su madre que lo engendraron lo traspasarán con lanza.

“En aquel día sucederá que todos los profetas se avergonzarán de su visión cuando profeticen. Nunca más se vestirán con manto de pelo para engañar.

Y dirá uno de ellos: Yo no soy profeta; soy labrador de la tierra, pues la tierra es mi ocupación desde mi juventud.

Le preguntarán: ¿Qué heridas son éstas en tus manos? Y él responderá: Con ellas fui herido en la casa de mis amigos.

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El pastor de Jehová es herido

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Zacarías > El pastor de Jehová es herido (38:13:7 - 38:13:9)

“¡Levántate, oh espada, contra mi pastor y contra el hombre compañero mío, dice Jehovah de los Ejércitos. Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas, y volveré mi mano contra los pequeños.

Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehovah, que las dos partes serán exterminadas en ella, y se perderán; pero una tercera parte quedará viva en ella.

Y meteré a aquel tercio en el fuego; los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. Ellos invocarán mi nombre, y yo les escucharé. Yo diré: ¡Pueblo mío!; y él dirá: ¡Jehovah es mi Dios!

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Jerusalén y las naciones

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Zacarías > Jerusalén y las naciones (38:14:1 - 38:14:21)

“He aquí que viene el día de Jehovah, y tus despojos serán repartidos en medio de ti.

Porque yo reuniré a todas las naciones en batalla contra Jerusalén. La ciudad será tomada, las casas saqueadas y las mujeres violadas. La mitad de la ciudad irá en cautividad, pero el resto del pueblo no será eliminado de la ciudad.”

Entonces saldrá Jehovah y combatirá contra aquellos pueblos, como combatió en el día de la batalla.

En aquel día sus pies se asentarán sobre el monte de los Olivos, que está frente a Jerusalén, al lado oriental. El monte de los Olivos se partirá por la mitad, de este a oeste, formando un valle muy grande, pues la mitad del monte se apartará hacia el norte y la otra mitad hacia el sur.

Y el valle de los montes será rellenado, porque el valle de los montes llegará hasta Azal. Y huiréis como huisteis a causa del terremoto que hubo en los días de Uzías, rey de Judá. Así vendrá Jehovah mi Dios, y todos sus santos con él.

Acontecerá que en aquel día no habrá luz, ni frío, ni helada.

Será un día único, conocido por Jehovah. No será ni día ni noche; más bien, sucederá que al tiempo del anochecer habrá luz.

Acontecerá también en aquel día que de Jerusalén saldrán aguas vivas. La mitad de ellas irá hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, tanto en verano como en invierno.

Entonces Jehovah será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehovah será único, y Unico será su nombre.

Toda la tierra se volverá como llanura desde Geba hasta Rimón, al sur de Jerusalén. Esta será elevada y habitada en su mismo lugar, desde la puerta de Benjamín hasta el lugar de la puerta Primera y hasta la puerta de las Esquinas; y desde la torre de Hananeel hasta los lagares del rey.

Habitarán en ella, y no volverá a ocurrir una completa destrucción; sino que Jerusalén será habitada en seguridad.

Esta será la plaga con que Jehovah golpeará a todos los pueblos que acamparán con sus ejércitos contra Jerusalén: Hará que se pudra su carne, aun estando ellos sobre sus pies. También sus ojos se pudrirán en sus cuencas, y su lengua se pudrirá en sus bocas.

Acontecerá en aquel día que se apoderará de ellos un gran pánico de parte de Jehovah. Cada cual se asirá de la mano de su compañero, y la mano de cada cual se levantará contra la de su prójimo.

También Judá combatirá en Jerusalén. Y serán reunidas las riquezas de todos los pueblos de alrededor: oro, plata y ropa, en gran abundancia.

Semejante será la plaga de los caballos, de los mulos, de los camellos, de los asnos y de todos los animales que se encuentren en aquellos campamentos.

Todos los que queden de los pueblos que hayan subido contra Jerusalén subirán de año en año para adorar al Rey, Jehovah de los Ejércitos, y para celebrar la fiesta de los Tabernáculos.

Acontecerá que sobre aquellas familias de la tierra que no suban a Jerusalén para adorar al Rey Jehovah de los Ejércitos, no vendrá la lluvia.

Y si la familia de Egipto no sube ni acude, vendrá sobre ellos la plaga con que Jehovah golpeará a los pueblos que no suban a celebrar la fiesta de los Tabernáculos.

Tal será el castigo de Egipto y el castigo de todos los pueblos que no suban a celebrar la fiesta de los Tabernáculos.

En aquel día estará grabado sobre las campanillas de los caballos: “Consagrado a Jehovah.” Las ollas de la casa de Jehovah serán como los tazones del altar.

Toda olla en Jerusalén y en Judá estará consagrada a Jehovah de los Ejércitos. Todos los que sacrifiquen vendrán, las tomarán y cocinarán en ellas. Y en aquel día no habrá más mercaderes en la casa de Jehovah de los Ejércitos.

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Llamamiento a volver a Jehová

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Zacarías > Llamamiento a volver a Jehová (38:1:1 - 38:1:6)

En el mes octavo del segundo año de Darío, vino la palabra de Jehovah al profeta Zacarías hijo de Berequías, hijo de Ido, diciendo:

“Jehovah se enojó en gran manera contra vuestros padres.

Pero diles que así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: Volveos a mí, ha dicho Jehovah de los Ejércitos, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehovah de los Ejércitos.

No seáis como vuestros padres, a quienes los antiguos profetas proclamaron diciendo que así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: Volveos de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras; pero no me escucharon ni me atendieron, dice Jehovah.

Vuestros padres, ¿dónde están? Y los profetas, ¿han de vivir para siempre?

Pero mis palabras y mis leyes que encomendé a mis siervos los profetas, ¿acaso no alcanzaron a vuestros padres? Por eso ellos se volvieron y dijeron: Como Jehovah de los Ejércitos se propuso hacernos, conforme a nuestros caminos y conforme a nuestras obras, así hizo con nosotros.”

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La visión de los caballos

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Zacarías > La visión de los caballos (38:1:7 - 38:1:17)

En el día 24 del mes undécimo, el mes de Sebat, del segundo año de Darío, vino la palabra de Jehovah al profeta Zacarías hijo de Berequías, hijo de Ido, de esta manera:

Tuve una visión de noche, y he aquí un hombre montado sobre un caballo rojo que estaba entre los mirtos que había en una cañada. Detrás de él había caballos rojos, bayos y blancos.

Entonces pregunté: —¿Qué son éstos, señor mío? Me dijo el ángel que hablaba conmigo: —Yo te mostraré qué son éstos.

Y el hombre que estaba entre los mirtos respondió diciendo: —Estos son los que Jehovah ha enviado para recorrer la tierra.

Ellos se dirigieron al ángel de Jehovah que estaba entre los mirtos, y dijeron: —Hemos recorrido la tierra, y he aquí que toda la tierra está reposada y tranquila.

Entonces el ángel de Jehovah se expresó diciendo: “Oh Jehovah de los Ejércitos, ¿hasta cuándo no tendrás compasión de Jerusalén y de las ciudades de Judá contra las cuales has estado airado durante setenta años?”

Y Jehovah respondió palabras buenas y palabras de consuelo al ángel que hablaba conmigo.

Entonces me dijo el ángel que me hablaba: —Proclama diciendo que así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: “Tuve celo por Jerusalén y gran celo por Sion,

y con gran enojo estoy airado contra las naciones que están reposadas. Pues yo estaba un poco airado, pero ellas agravaron el desastre.

Por tanto, así ha dicho Jehovah, yo me he vuelto hacia Jerusalén con compasión. En ella será edificada mi casa, dice Jehovah de los Ejércitos, y el cordel será tendido sobre Jerusalén.”

Proclama además diciendo que así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: “De nuevo se desbordarán mis ciudades por la abundancia del bien; de nuevo consolará Jehovah a Sion y escogerá a Jerusalén.”

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