Antiguo Testamento

Los israelitas salen de Sinaí

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Números > Los israelitas salen de Sinaí (4:10:11 - 4:10:36)

El 20 del mes segundo del segundo año se levantó la nube de encima del tabernáculo del testimonio,

y los hijos de Israel se pusieron en marcha por etapas desde el desierto de Sinaí. La nube se detuvo en el desierto de Parán.

Así partieron por primera vez, de acuerdo con el mandato de Jehovah por medio de Moisés.

El estandarte del campamento de los hijos de Judá partió primero, según sus ejércitos. Najsón hijo de Aminadab estaba al frente de su ejército.

Al frente del ejército de la tribu de los hijos de Isacar estaba Natanael hijo de Zuar.

Y al frente del ejército de la tribu de los hijos de Zabulón estaba Eliab hijo de Helón.

Una vez desarmado el tabernáculo, partieron los hijos de Gersón y los hijos de Merari que lo llevaban.

Luego partió el estandarte del campamento de Rubén, según sus ejércitos. Elisur hijo de Sedeur estaba al frente de su ejército.

Al frente del ejército de la tribu de los hijos de Simeón estaba Selumiel hijo de Zurisadai.

Y al frente del ejército de la tribu de los hijos de Gad estaba Eliasaf hijo de Reuel.

Después partieron los cohatitas, llevando lo sagrado. Antes de que ellos llegasen, los otros erigían el tabernáculo.

Después partió el estandarte del campamento de los hijos de Efraín, según sus ejércitos. Elisama hijo de Amihud estaba al frente de su ejército.

Al frente del ejército de la tribu de los hijos de Manasés estaba Gamaliel hijo de Pedasur.

Y al frente del ejército de la tribu de los hijos de Benjamín estaba Abidán hijo de Gedeoni.

Después partió el estandarte del campamento de los hijos de Dan, según sus ejércitos, formando la retaguardia de todos los campamentos. Ajiezer hijo de Amisadai estaba al frente de su ejército.

Al frente del ejército de la tribu de los hijos de Aser estaba Paguiel hijo de Ocrán.

Y al frente del ejército de la tribu de los hijos de Neftalí estaba Ajira hijo de Enán.

Este es el orden en que partieron los hijos de Israel, según sus ejércitos. Así se pusieron en marcha.

Entonces Moisés dijo a Hobab hijo de Reuel el madianita, su suegro: —Nosotros partimos hacia el lugar del cual Jehovah ha dicho: “Yo os lo daré.” Ven con nosotros, y te haremos bien; porque Jehovah ha prometido el bien para Israel.

Pero él respondió: —No iré, sino que me iré a mi tierra y a mi parentela.

Y Moisés le dijo: —Por favor, no nos abandones, ya que tú conoces el lugar donde debemos acampar en el desierto y nos servirás de ojos.

Y será que, si vienes con nosotros, cuando logremos el bien que Jehovah nos ha de hacer, nosotros haremos el bien contigo.

Así partieron del monte de Jehovah para tres días de camino. El arca del pacto de Jehovah iba delante de ellos durante los tres días de camino, buscando para ellos un lugar donde descansar.

La nube de Jehovah estaba sobre ellos de día, cuando partían del campamento.

Cuando el arca partía, Moisés decía: “¡Levántate, oh Jehovah, y sean dispersados tus enemigos! ¡Huyan de tu presencia los que te aborrecen!”

Y cuando se asentaba, decía: “¡Vuelve, oh Jehovah, a las miríadas de millares de Israel!”

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Jehová envía codornices

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Números > Jehová envía codornices (4:11:1 - 4:11:22)

Aconteció que el pueblo se quejó amargamente a oídos de Jehovah. Lo oyó Jehovah, y se encendió su furor; y un fuego de Jehovah ardió contra ellos y consumió un extremo del campamento.

Entonces el pueblo clamó a Moisés, y Moisés oró a Jehovah; y el fuego se extinguió.

Y llamó a aquel lugar Tabera, porque el fuego de Jehovah ardió contra ellos.

Entonces el populacho que había entre ellos se dejó llevar por la gula. Y también los hijos de Israel volvieron a llorar diciendo: —¡Quién nos diera de comer carne!

Nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos.

Pero ahora nuestro apetito se reseca, ya que no hay ante nuestros ojos más que el maná.

El maná era como la semilla del cilantro, y su aspecto era como el de la resina.

El pueblo se dispersaba para recogerlo, y lo molían en molinos de piedra o lo trituraban en morteros. Lo cocinaban en ollas y hacían de ello tortas que tenían sabor de tortas cocidas con aceite.

Cuando el rocío descendía de noche sobre el campamento, el maná descendía sobre él.

Moisés oyó al pueblo que lloraba, de familia en familia, cada una a la entrada de su tienda, y el furor de Jehovah se encendió en gran manera. También a Moisés le pareció mal,

y Moisés dijo a Jehovah: —¿Por qué has hecho mal a tu siervo? ¿Por qué no he hallado gracia ante tus ojos, para que hayas puesto la carga de todo este pueblo sobre mí?

¿Acaso concebí yo a todo este pueblo? ¿Acaso yo lo engendré, para que me digas: “Como una nodriza lleva a un bebé, llévalo en tu seno a la tierra que juré dar a sus padres”?

¿De dónde he de sacar yo carne para dar de comer a todo este pueblo, que llora ante mí diciendo: “Danos carne para que comamos”?

Yo solo no puedo llevar a todo este pueblo, porque es demasiado pesado para mí.

Si así vas a hacer tú conmigo, por favor concédeme la muerte, si he hallado gracia ante tus ojos, para que yo no vea mi desgracia.

Entonces Jehovah dijo a Moisés: —Reúneme a setenta hombres de los ancianos de Israel, a quienes tú conozcas como ancianos y oficiales del pueblo. Tráelos al tabernáculo de reunión, y que se presenten allí contigo.

Yo descenderé y hablaré allí contigo, tomaré del Espíritu que está en ti y lo pondré en ellos. Luego ellos llevarán contigo la carga del pueblo, y ya no la llevarás tú solo.

Y al pueblo dirás: “Santificaos para mañana, y comeréis carne. Pues habéis llorado a oídos de Jehovah diciendo: ¡Quién nos diera de comer carne! Porque nos iba mejor en Egipto. Jehovah, pues, os dará carne, y comeréis.

No comeréis un día, ni dos días, ni cinco días, ni diez días, ni veinte días,

sino hasta un mes; hasta que os salga por las narices, y tengáis náuseas. Por cuanto habéis menospreciado a Jehovah, que está en medio de vosotros, y habéis llorado delante de él diciendo: ¿Por qué salimos de Egipto?”

Entonces dijo Moisés: —Yo estoy en medio de un pueblo de 600.000 hombres de infantería, y tú dices: “Les daré carne, y comerán todo un mes.”

¿Se habrían de degollar para ellos las ovejas y las vacas para que les fuese suficiente? ¿Se habrían de Israel, provocando a ira a Jehovah Dios de Israel, con sus ídolos vanos.

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María y Aarón murmuran contra Moisés

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Números > María y Aarón murmuran contra Moisés (4:12:1 - 4:12:16)

María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado, porque él había tomado por mujer a una cusita.

Ellos dijeron: —¿Acaso sólo por medio de Moisés ha hablado Jehovah? ¿No ha hablado también por medio de nosotros? Y lo oyó Jehovah.

Moisés era un hombre muy manso, más manso que todos los hombres que había sobre la faz de la tierra.

Repentinamente Jehovah dijo a Moisés, a Aarón y a María: —Id vosotros tres al tabernáculo de reunión. Y fueron los tres.

Entonces Jehovah descendió en una columna de nube, se detuvo a la entrada del tabernáculo y llamó a Aarón y a María. Ellos dos se acercaron,

y él les dijo: —Oíd mis palabras: Si tuvieseis un profeta de Jehovah, yo me manifestaría a él en visión o hablaría con él en sueños.

No es así con mi siervo Moisés, quien es fiel en toda mi casa.

Cara a cara hablo con él, en persona, y no por enigmas. Y él contempla la apariencia de Jehovah. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo, contra Moisés?

Entonces el furor de Jehovah se encendió contra ellos. Y se fue.

Cuando la nube se apartó de encima del tabernáculo, he aquí que María quedó leprosa, blanca como la nieve. Aarón se volvió hacia María, y he aquí que estaba leprosa.

Entonces Aarón dijo a Moisés: —¡Ay, señor mío! Por favor, no pongas sobre nosotros el pecado, porque locamente hemos actuado y hemos pecado.

Por favor, no sea ella como el que sale muerto del vientre de su madre, con la mitad de su carne consumida.

Entonces Moisés clamó a Jehovah diciendo: —¡Oh Dios, sánala, por favor!

Jehovah respondió a Moisés: —Si su padre le hubiera escupido en su cara, ¿no quedaría avergonzada durante siete días? Que sea recluida fuera del campamento durante siete días, y después será readmitida.

Así María fue recluida fuera del campamento durante siete días. El pueblo no se puso en marcha hasta que María fuera readmitida.

Después partió el pueblo de Hazerot y acampó en el desierto de Parán.

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Misión de los doce espías

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Números > Misión de los doce espías (4:13:1 - 4:13:33)

Entonces Jehovah habló a Moisés diciendo:

“Envía hombres para que exploren la tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel. Enviaréis un hombre de cada tribu de sus padres; cada uno de ellos debe ser un dirigente entre ellos.”

Moisés los envió desde el desierto de Parán, de acuerdo con el mandato de Jehovah. Todos aquellos hombres eran jefes de los hijos de Israel.

Sus nombres son los siguientes: de la tribu de Rubén, Samúa hijo de Zacur;

de la tribu de Simeón, Safat hijo de Hori;

de la tribu de Judá, Caleb hijo de Jefone;

de la tribu de Isacar, Igal hijo de José;

de la tribu de Efraín, Oseas hijo de Nun;

de la tribu de Benjamín, Palti hijo de Rafú;

de la tribu de Zabulón, Gadiel hijo de Sodi;

de la tribu de José, es decir, de la tribu de Manasés, Gadi hijo de Susi;

de la tribu de Dan, Amiel hijo de Gemali;

de la tribu de Aser, Setur hijo de Micael;

de la tribu de Neftalí, Najbi hijo de Vapsi;

de la tribu de Gad, Geuel hijo de Maqui.

Estos son los nombres de los hombres que Moisés envió para explorar la tierra. A Oseas hijo de Nun Moisés le puso por nombre Josué.

Los envió Moisés a explorar la tierra de Canaán y les dijo: “Subid de aquí al Néguev, y de allí subid a la región montañosa.

Observad qué tal es la tierra, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si es poco o numeroso.

Observad qué tal es la tierra habitada, si es buena o mala; cómo son las ciudades habitadas, si son sólo campamentos o fortificaciones;

cómo es la tierra, si es fértil o árida; si hay en ella árboles o no. Esforzaos y tomad muestras del fruto del país.” Era el tiempo de las primeras uvas.

Ellos fueron y exploraron la tierra desde el desierto de Zin hasta Rejob, hacia Lebo-hamat.

Fueron por el Néguev y llegaron a Hebrón. Allí habitaban Ajimán, Sesai y Talmai, descendientes de Anac. (Hebrón fue edificada siete años antes que Tanis en Egipto.)

Después llegaron al arroyo de Escol. Allí cortaron una rama con un racimo de uvas, la cual llevaron entre dos en un palo. También tomaron granadas e higos.

A aquel lugar llamaron arroyo de Escol, por el racimo que los hijos de Israel cortaron allí.

Al cabo de 40 días volvieron de explorar la tierra.

Entonces fueron y se presentaron a Moisés, a Aarón y a toda la congregación de los hijos de Israel, en el desierto de Parán, en Cades, y dieron informes a ellos y a toda la congregación. También les mostraron el fruto de la tierra.

Y le contaron diciendo: —Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la cual ciertamente fluye leche y miel. Este es el fruto de ella.

Sólo que el pueblo que habita aquella tierra es fuerte. Sus ciudades están fortificadas y son muy grandes. También vimos allí a los descendientes de Anac.

Amalec habita en la tierra del Néguev; y en la región montañosa están los heteos, los jebuseos y los amorreos. Los cananeos habitan junto al mar y en la ribera del Jordán.

Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: —¡Ciertamente subamos y tomémosla en posesión, pues nosotros podremos más que ellos!

Pero los hombres que fueron con él dijeron: —No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros.

Y comenzaron a desacreditar la tierra que habían explorado, diciendo ante los hijos de Israel: —La tierra que fuimos a explorar es tierra que traga a sus habitantes. Todo el pueblo que vimos en ella son hombres de gran estatura.

También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de gigantes. Nosotros, a nuestros propios ojos, parecíamos langostas; y así parecíamos a sus ojos.

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Los israelitas se rebelan contra Jehová

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Números > Los israelitas se rebelan contra Jehová (4:14:1 - 4:14:19)

Entonces toda la congregación gritó y dio voces; el pueblo lloró aquella noche.

Todos los hijos de Israel se quejaron contra Moisés y Aarón; toda la congregación les dijo: —¡Ojalá hubiésemos muerto en la tierra de Egipto! ¡Ojalá hubiésemos muerto en este desierto!

¿Por qué nos trae Jehovah a esta tierra para caer a espada? ¿Para que nuestras mujeres y nuestros pequeños sean una presa? ¿No nos sería mejor volver a Egipto?

Y se decían unos a otros: —¡Nombremos un jefe y volvámonos a Egipto!

Moisés y Aarón se postraron sobre sus rostros delante de toda la asamblea de la congregación de los hijos de Israel.

Entonces Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que estaban entre los que habían ido a explorar la tierra, rompieron sus vestiduras

y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: —La tierra por donde pasamos para explorarla es buena en gran manera.

Si Jehovah se agrada de nosotros, nos introducirá en esa tierra. El nos entregará la tierra que fluye leche y miel.

Sólo que no os rebeléis contra Jehovah, ni temáis al pueblo de esa tierra, porque serán para nosotros pan comido. Su protección se ha apartado de ellos, mientras que con nosotros está Jehovah. ¡No los temáis!

Entonces toda la congregación habló de apedrearlos. Pero la gloria de Jehovah se dejó ver en el tabernáculo de reunión ante todos los hijos de Israel.

Entonces Jehovah dijo a Moisés: —¿Hasta cuándo me ha de menospreciar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me ha de creer, a pesar de todas las señales que he hecho en medio de ellos?

Yo lo heriré con peste y lo desalojaré, y haré de ti una nación más grande y más fuerte que ellos.

Pero Moisés respondió a Jehovah: —Luego lo oirán los egipcios, porque de en medio de ellos sacaste a este pueblo con tu poder.

Y lo contarán a los habitantes de esta tierra, los cuales han oído que tú, oh Jehovah, estás en medio de este pueblo; que te dejas ver cara a cara, oh Jehovah, y que tu nube está sobre ellos. Han oído que tú vas delante de ellos, de día en una columna de nube, y de noche en una columna de fuego.

Pero si tú haces morir a este pueblo como a un solo hombre, entonces las naciones que han oído de tu fama dirán:

“Porque Jehovah no fue capaz de introducir a ese pueblo en la tierra que les prometió con juramento, por eso los mató en el desierto.”

Ahora pues, sea engrandecido el poder del Señor, de acuerdo con lo que has hablado diciendo:

“Jehovah es lento para la ira y grande en misericordia. El perdona la iniquidad y la rebelión, pero de ninguna manera dará por inocente al culpable. Castiga la maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación.”

Perdona, pues, la iniquidad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia, como lo has perdonado desde Egipto hasta aquí.

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