Deuteronomio

Condiciones para la restauración y la bendición

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Deuteronomio > Condiciones para la restauración y la bendición (5:30:1 - 5:30:20)

“Sucederá que cuando te hayan sobrevenido todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, si consideras en tu corazón, en medio de todas las naciones donde Jehovah tu Dios te haya dispersado;

si vuelves, tú con tus hijos, a Jehovah tu Dios y obedeces su voz con todo tu corazón y con toda tu alma, conforme a todo lo que yo te mando hoy,

entonces Jehovah tu Dios también te restaurará de tu cautividad. El tendrá misericordia de ti y volverá a reunirte de todos los pueblos a donde Jehovah tu Dios te haya dispersado.

Si eres arrojado hasta el extremo de los cielos, de allí te reunirá Jehovah tu Dios, y de allí te tomará.

Y te hará regresar Jehovah tu Dios a la tierra que tus padres tomaron en posesión, y tú la poseerás. El te hará bien y te multiplicará más que a tus padres.

“Jehovah tu Dios circuncidará tu corazón y el corazón de tus descendientes, para que ames a Jehovah tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.

Luego Jehovah tu Dios pondrá todas estas maldiciones sobre tus enemigos y sobre los que te aborrecen, y te persiguieron.

Pero tú volverás a escuchar la voz de Jehovah, y pondrás por obra todos sus mandamientos que yo te mando hoy.

Jehovah tu Dios hará que sobreabundes en toda la obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu ganado y en el fruto de tu tierra. Pues Jehovah volverá a gozarse en ti para bien, así como se gozó en tus padres,

si escuchas la voz de Jehovah tu Dios para guardar sus mandamientos y sus estatutos escritos en este libro de la ley; si te vuelves a Jehovah tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.

“Ciertamente este mandamiento que te mando hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos.

No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo y lo tomará para nosotros, y nos lo hará oír, a fin de que lo cumplamos?

Tampoco está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién cruzará el mar por nosotros y lo tomará para nosotros, y nos lo hará oír, a fin de que lo cumplamos?

Ciertamente muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas.

“Mira, pues, yo pongo hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal,

con el fin de que ames a Jehovah tu Dios, de que andes en sus caminos y de que guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, que yo te mando hoy. Entonces vivirás y te multiplicarás, y Jehovah tu Dios te bendecirá en la tierra a la cual entras para tomarla en posesión.

Pero si tu corazón se aparta y no obedeces; si te dejas arrastrar a inclinarte ante otros dioses y les rindes culto,

yo os declaro hoy que de cierto pereceréis. No prolongaréis vuestros días en la tierra a la cual, cruzando el Jordán, entraréis para tomarla en posesión.

“Llamo hoy por testigos contra vosotros a los cielos y a la tierra, de que he puesto delante de vosotros la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tus descendientes,

amando a Jehovah tu Dios, escuchando su voz y siéndole fiel. Porque él es tu vida y la prolongación de tus días, para que habites en la tierra que Jehovah juró que había de dar a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.”

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Josué es instalado como sucesor de Moisés

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Deuteronomio > Josué es instalado como sucesor de Moisés (5:31:1 - 5:31:23)

Moisés fue y habló estas palabras a todo Israel,

y les dijo: “Yo tengo ahora 120 años de edad; no puedo salir ni entrar más. Además, Jehovah me ha dicho: No cruzarás este Jordán.

Jehovah tu Dios es el que cruza delante de ti. El destruirá estas naciones delante de ti, y tú las desalojarás. Josué es quien cruzará al frente de ti, como Jehovah ha dicho.

Jehovah hará con ellos como hizo con Sejón y con Og, reyes de los amorreos, a los cuales destruyó con sus tierras.

Jehovah los entregará delante de vosotros, y haréis con ellos conforme a todo lo que os he mandado.

¡Esforzaos y sed valientes! No tengáis temor ni os aterroricéis de ellos, porque Jehovah tu Dios va contigo. El no te abandonará ni te desamparará.”

Entonces Moisés llamó a Josué y le dijo ante la vista de todo Israel: “¡Esfuérzate y sé valiente! Porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que Jehovah juró a sus padres que les había de dar, y tú se la darás en posesión.

Jehovah es quien va delante de ti. El estará contigo; no te dejará ni te desamparará. ¡No temas ni te atemorices!”

Entonces Moisés escribió esta ley y la dio a los sacerdotes, hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto de Jehovah, y a todos los ancianos de Israel.

Moisés les mandó diciendo: “Al final del séptimo año, en el tiempo señalado del año de la remisión, en la fiesta de los Tabernáculos,

cuando todo Israel venga para presentarse delante de Jehovah tu Dios en el lugar que él haya escogido, leerás esta ley a oídos de todo Israel.

Harás congregar al pueblo—los hombres, las mujeres, los niños y los forasteros que estén en tus ciudades—, para que oigan, aprendan a temer a Jehovah vuestro Dios y cuiden de poner por obra todas las palabras de esta ley.

Sus hijos que no la conocen la oirán y aprenderán a temer a Jehovah vuestro Dios, todos los días que viváis en la tierra que para tomarla en posesión cruzáis el Jordán.”

Entonces Jehovah dijo a Moisés: “He aquí, se ha acercado el día de tu muerte. Llama a Josué, y presentaos en el tabernáculo de reunión para que yo lo comisione.” Moisés y Josué fueron y esperaron en el tabernáculo de reunión.

Entonces Jehovah se apareció en el tabernáculo, en una columna de nube. Se posó la columna de nube sobre la entrada del tabernáculo.

Y Jehovah dijo a Moisés: “He aquí que tú vas a reposar con tus padres, pero este pueblo se levantará y se prostituirá tras los dioses extraños de la tierra hacia la cual va. En medio de ella me abandonará e invalidará mi pacto que he hecho con él.

Aquel día se encenderá contra él mi furor. Yo los abandonaré; esconderé de ellos mi rostro, y serán consumidos. Muchos males y angustias les vendrán. En aquel día dirá: ¿Acaso no me han sobrevenido estos males porque mi Dios no está en medio de mí?

Pero aquel día ciertamente esconderé mi rostro, a causa de todo el mal que ellos habrán hecho, por haberse vuelto a otros dioses.

“Ahora pues, escribid para vosotros este cántico y enseñadlo a los hijos de Israel. Ponlo en su boca, para que este cántico me sirva de testigo contra los hijos de Israel.

Cuando yo les haya introducido en la tierra que juré dar a sus padres, una tierra que fluye leche y miel, y cuando hayan comido y se hayan saciado y engordado, entonces se volverán a otros dioses y les rendirán culto. Así me desdeñarán e invalidarán mi pacto.

Y sucederá que cuando le sobrevengan muchos males y angustias, este cántico dará testimonio contra él. Ciertamente no caerá en el olvido en la boca de sus descendientes, porque yo conozco sus predisposiciones y lo que hace hoy, aun antes de que yo le introduzca en la tierra que juré dar a sus padres.”

Aquel mismo día escribió Moisés este cántico y lo enseñó a los hijos de Israel.

Entonces Dios comisionó a Josué hijo de Nun, diciendo: “¡Esfuérzate y sé valiente! Porque tú introducirás a los hijos de Israel en la tierra que les juré; y yo estaré contigo.”

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Orden de guardar la ley junto al arca

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Deuteronomio > Orden de guardar la ley junto al arca (5:31:24 - 5:31:29)

Cuando Moisés acabó de escribir las palabras de esta ley en un libro hasta que fueron concluidas,

mandó a los levitas que llevaban el arca del pacto de Jehovah, diciendo:

“Tomad este libro de la Ley y ponedlo junto al arca del pacto de Jehovah vuestro Dios. Que esté allí como testigo contra ti,

porque yo conozco tu rebelión y tu dura cerviz. He aquí que aun estando vivo yo hoy con vosotros, sois rebeldes a Jehovah; ¡y cuánto más después que yo haya muerto!

Congregad ante mí a los ancianos de vuestras tribus y a vuestros oficiales. Yo hablaré a sus oídos estas palabras y llamaré como testigos contra ellos a los cielos y a la tierra.

Porque yo sé que después de mi muerte ciertamente os corromperéis y os apartaréis del camino que os he mandado. También en los días futuros os ha de sobrevenir el desastre, porque habréis hecho lo malo ante los ojos de Jehovah, enojándole con la obra de vuestras manos.”

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Cántico de Moisés

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Deuteronomio > Cántico de Moisés (5:31:30 - 5:32:47)

Entonces Moisés pronunció a oídos de toda la congregación de Israel las palabras de este cántico, hasta terminarlas:

“Prestad atención, oh cielos, y hablaré; escuche la tierra los dichos de mi boca.

Goteará como lluvia mi enseñanza, destilará cual rocío mi palabra, como lloviznas sobre el pasto, como aguaceros sobre la hierba.

Porque el nombre de Jehovah proclamaré. ¡Engrandeced a nuestro Dios!

“El es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud. El es un Dios fiel, en quien no hay iniquidad; es justo y recto.

La corrupción no es suya; de sus hijos es la mancha, generación torcida y perversa.

¿Así pagáis a Jehovah, pueblo necio e insensato? ¿Acaso no es él tu Padre, tu Creador, quien te hizo y te estableció?

“Acuérdate de los días antiguos; considera los años de muchas generaciones. Pregunta a tu padre, y él te declarará; a tus ancianos, y ellos te dirán.

Cuando el Altísimo repartió heredades a las naciones, cuando separó a los hijos del hombre, estableció las fronteras de los pueblos según el número de los hijos de Israel.

Porque la porción de Jehovah es su pueblo; Jacob es la parcela de su heredad.

“Lo halló en tierra desértica, en medio de la soledad rugiente del desierto. Lo rodeó, lo cuidó, lo guardó como a la niña de sus ojos;

como el águila que agita su nidada, revolotea sobre sus polluelos, extiende sus alas, los toma, y los lleva sobre sus plumas.

Jehovah solo le guió; no hubo dioses extraños con él.

Le hizo cabalgar sobre las alturas de la tierra, y le hizo comer los productos del campo. Hizo que chupara miel de la peña, aceite del duro pedernal,

mantequilla de las vacas, leche de las ovejas, con sebo de corderos y carneros, y machos cabríos de Basán. Con lo mejor del trigo y de la sangre de uvas bebiste vino.

“Jesurún se engordó y dio coces. (Te hiciste gordo, grueso y rollizo.) Y abandonó al Dios que lo hizo; desdeñó a la Roca de su salvación.

Le provocaron a celos con dioses ajenos; le enojaron con abominaciones.

Ofrecieron sacrificios a los demonios, no a Dios; a dioses que no habían conocido, a dioses nuevos, llegados de cerca, a los cuales vuestros padres no temieron.

Te has olvidado de la Roca que te procreó; te has olvidado del Dios que te hizo nacer.

“Jehovah lo vio, e indignado desdeñó a sus hijos y a sus hijas.

Entonces dijo: Esconderé de ellos mi rostro, y veré cuál será su final; porque son una generación perversa, hijos en quienes no hay fidelidad.

Ellos me provocaron a celos con lo que no es Dios; me indignaron con sus vanidades. También yo les provocaré a celos con uno que no es pueblo; con una nación insensata les causaré indignación.

Porque fuego se ha encendido en mi furor y arderá hasta el fondo del Seol. Devorará la tierra y sus frutos, e inflamará los fundamentos de las montañas.

Yo añadiré males sobre ellos; con mis flechas los acabaré.

Serán abatidos por el hambre, y consumidos por la fiebre ardiente y por la amarga plaga. Contra ellos enviaré dientes de fieras junto con el veneno de serpientes que se arrastran en el polvo.

Afuera desolará la espada, y adentro el espanto, tanto a los jóvenes como a las vírgenes, al que mama y al hombre con canas.

Yo dije: Yo los dispersaría; haría cesar su memoria de entre los hombres,

si no temiera la saña del enemigo, y que sus adversarios entiendan mal. No sea que ellos digan: Nuestra mano enaltecida hizo todo esto, y no Jehovah.

“Son un pueblo al cual le falta juicio; no hay en ellos entendimiento.

Si fueran sabios, entenderían esto; comprenderían cuál sería su final.

¿Cómo podrá perseguir uno a mil? ¿Cómo harán huir dos a diez mil, si su Roca no los hubiese vendido, si Jehovah no los hubiese entregado?

La roca de ellos no es como nuestra Roca; nuestros mismos enemigos lo han de reconocer.

La vid de ellos proviene de la vid de Sodoma, y de los campos de Gomorra. Sus uvas son uvas venenosas; sus racimos son amargos.

Su vino es veneno de serpientes y veneno cruel de cobras.

“¿Acaso no tengo reservado esto conmigo, sellado entre mis tesoros?

Mía es la venganza, yo pagaré; a su debido tiempo su pie resbalará. Porque está cercano el día de su calamidad, y lo que les está preparado se apresura.

“Ciertamente Jehovah juzgará a su pueblo y tendrá misericordia de sus siervos, cuando vea que se agota su fuerza y que no queda nadie, ni preso ni abandonado.

El dirá: ¿Dónde están sus dioses, la roca en que se refugiaban,

los que comían el sebo de sus sacrificios y bebían el vino de sus libaciones? ¡Que se levanten y os socorran! ¡Que os sirvan de refugio!

“Ved ahora que yo, Yo Soy, y conmigo no hay más dioses. Yo hago morir y hago vivir; yo hiero y también sano; no hay quien pueda librar de mi mano.

Ciertamente levantaré mis manos a los cielos y diré: ¡Viva yo para siempre!

Cuando afile mi reluciente espada y mi mano arrebate el juicio, tomaré venganza de mis enemigos y retribuiré a los que me aborrecen.

Mi espada devorará carne, y mis flechas embriagaré con sangre: con la sangre de muertos y cautivos, y de las cabezas melenudas del enemigo.

“¡Regocijaos, oh naciones, con su pueblo! Porque él vengará la sangre de sus siervos. El tomará venganza de sus enemigos y expiará la tierra de su pueblo.”

Moisés fue con Josué hijo de Nun y pronunció todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo.

Cuando Moisés acabó de pronunciar todas estas palabras a todo Israel,

les dijo: “Aplicad vuestro corazón a todas las palabras con que yo os advierto hoy, para que las encarguéis a vuestros hijos a fin de guardar y poner por obra todas las palabras de esta ley.

Porque no son palabras vanas; pues son vuestra vida, y a causa de estas palabras prolongaréis vuestros días en la tierra que para tomarla en posesión cruzáis el Jordán.”

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Se le permite a Moisés contemplar la tierra de Canaán

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Deuteronomio > Se le permite a Moisés contemplar la tierra de Canaán (5:32:48 - 5:32:52)

Aquel mismo día Jehovah habló a Moisés diciendo:

“Sube a este monte de Abarim, al monte Nebo, que está en la tierra de Moab, frente a Jericó, y mira la tierra de Canaán que yo doy en posesión a los hijos de Israel.

Allí en el monte a donde subas, morirás y serás reunido con tu pueblo, así como murió Aarón tu hermano en el monte Hor y fue reunido con su pueblo.

Porque actuasteis contra mí en medio de los hijos de Israel en las aguas de Meriba en Cades, en el desierto de Zin; y no me tratasteis como santo en medio de los hijos de Israel.

Por eso verás la tierra delante de ti, pero no irás allá, a la tierra que doy a los hijos de Israel.”

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