Pentateuco

Amonestación de no olvidar a Dios

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Deuteronomio > Amonestación de no olvidar a Dios (5:8:11 - 5:8:20)

“Cuídate de no olvidarte de Jehovah tu Dios, dejando de guardar sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te mando hoy.

No sea que cuando comas y te sacies, cuando edifiques buenas casas y las habites,

cuando se multipliquen tus vacas y tus ovejas, cuando se multipliquen la plata y el oro, y cuando se multiplique todo lo que tienes,

entonces se llegue a enaltecer tu corazón y te olvides de Jehovah tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud.

El es quien te hizo caminar por un desierto grande y terrible, de serpientes ardientes y de escorpiones; una tierra sedienta donde no había agua. El es quien sacó para ti agua del duro pedernal.

El es quien te sustentó en el desierto con maná, comida que no habían conocido tus padres, con el propósito de humillarte y probarte para al final hacerte bien.

No sea que digas en tu corazón: Mi fuerza y el poder de mi mano me han traído esta prosperidad.

Al contrario, acuérdate de Jehovah tu Dios. El es el que te da poder para hacer riquezas, con el fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.

“Pero sucederá que si alguna vez llegas a olvidarte de Jehovah tu Dios, y caminas en pos de otros dioses y les rindes culto postrándote ante ellos, entonces yo testifico hoy contra vosotros que pereceréis totalmente.

Como las naciones que Jehovah destruirá delante de vosotros, así pereceréis; porque no habréis escuchado la voz de Jehovah vuestro Dios.

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Dios destruirá a las naciones de Canaán

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Deuteronomio > Dios destruirá a las naciones de Canaán (5:9:1 - 5:9:5)

“Escucha, Israel: Tú vas a cruzar hoy el Jordán para entrar a desalojar naciones más grandes y más poderosas que tú, ciudades grandes y fortificadas hasta el cielo,

un pueblo grande y alto, los anaquitas, de los cuales tú tienes conocimiento y has oído decir: ¿Quién podrá permanecer delante de los hijos de Anac?

Y sabrás hoy que Jehovah tu Dios es el que cruza delante de ti. El es fuego consumidor. El los destruirá y los someterá delante de ti. Y tú los desalojarás y los destruirás rápidamente, como Jehovah te ha prometido.

“Cuando Jehovah tu Dios los haya echado de delante de ti, no digas en tu corazón: Por mi justicia Jehovah me ha traído para tomar posesión de la tierra. Porque por la impiedad de estas naciones es que Jehovah las echa de tu presencia.

No es por tu justicia, ni por la rectitud de tu corazón, que entras a tomar posesión de su tierra. Es por la impiedad de estas naciones que Jehovah tu Dios las echa de tu presencia, y para cumplir la palabra que Jehovah juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.

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La rebelión de Israel en Horeb

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Deuteronomio > La rebelión de Israel en Horeb (5:9:6 - 5:9:29)

“Sabrás, pues, que no es por tu justicia que Jehovah tu Dios te da esta buena tierra para que la tomes en posesión, puesto que tú eres un pueblo de dura cerviz.

Acuérdate; no te olvides que en el desierto provocaste a ira a Jehovah tu Dios. Habéis sido rebeldes para con Jehovah desde el día en que salisteis de la tierra de Egipto, hasta que llegasteis a este lugar.

“Vosotros provocasteis a ira a Jehovah en Horeb, y Jehovah se airó tanto contra vosotros como para destruiros.

Cuando subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que Jehovah hizo con vosotros, estuve en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua.

Y Jehovah me dio las dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios. En ellas estaban todas las palabras que Jehovah os había hablado en el monte, de en medio del fuego, el día de la asamblea.

Sucedió que, al final de los cuarenta días y cuarenta noches, Jehovah me dio las dos tablas de piedra, las tablas del pacto.

Y me dijo Jehovah: Levántate, desciende pronto de aquí, porque tu pueblo que sacaste de Egipto se ha corrompido. Se han apartado rápidamente del camino que yo les mandé, y se han hecho una imagen de fundición.

“Jehovah me habló diciendo: Yo he visto a este pueblo, y he aquí que es un pueblo de dura cerviz.

Déjame que los destruya y borre su nombre de debajo del cielo, y de ti haré una nación más poderosa y numerosa que ellos.

“Di vuelta y descendí del monte que ardía en fuego, con las dos tablas del pacto en mis dos manos.

Miré, y he aquí que habíais pecado contra Jehovah vuestro Dios. Os habíais hecho un becerro de fundición, apartándoos rápidamente del camino que Jehovah os había mandado.

Entonces tomé las dos tablas, las arrojé de mis dos manos y las rompí delante de vuestros ojos.

“Luego me postré delante de Jehovah, como la primera vez, cuarenta días y cuarenta noches. No comí pan ni bebí agua, a causa de todo vuestro pecado que habíais cometido haciendo lo malo ante los ojos de Jehovah, hasta enojarlo.

Ciertamente tuve mucho miedo a causa del furor y de la ira con que Jehovah estaba tan enojado contra vosotros como para destruiros. Pero Jehovah me escuchó también esta vez.

“Jehovah también se enojó tanto contra Aarón como para destruirlo. Y también oré por Aarón en aquella ocasión.

“Yo tomé vuestro pecado, el becerro que habíais hecho, y lo quemé en el fuego. Lo desmenucé moliéndolo bien, hasta reducirlo a polvo, el cual arrojé a la quebrada que descendía del monte.

“También en Tabera, en Masá y en Quibrot-hataavah provocasteis a ira a Jehovah.

Y cuando Jehovah os envió desde Cades-barnea, diciendo: Subid y tomad posesión de la tierra que yo os doy, fuisteis rebeldes al mandato de Jehovah vuestro Dios y no le creisteis ni obedecisteis su voz.

Habéis sido rebeldes contra Jehovah desde el día en que yo os conocí.

Yo me postré delante de Jehovah cuarenta días y cuarenta noches; me postré, porque Jehovah dijo que os iba a destruir.

Oré a Jehovah diciendo: Oh, Señor Jehovah, no destruyas a tu pueblo, a tu heredad que has rescatado por tu grandeza, al cual sacaste de Egipto con mano poderosa.

Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac y Jacob. No mires la dureza de este pueblo, ni su impiedad ni su pecado.

No sea que los de la tierra de donde nos sacaste digan: Porque Jehovah no fue capaz de introducirlos en la tierra que les había prometido, o porque los aborrecía, los sacó para matarlos en el desierto.

Pero ellos son tu pueblo y tu heredad que sacaste con tu gran poder y con tu brazo extendido.

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El pacto renovado

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Deuteronomio > El pacto renovado (5:10:1 - 5:10:11)

“En aquel tiempo Jehovah me dijo: Lábrate dos tablas de piedra como las primeras y sube hacia mí al monte. Haz también un arca de madera.

Yo escribiré en esas tablas las palabras que estaban en las tablas primeras que rompiste, y las pondrás en el arca.

“Entonces hice un arca de madera de acacia y labré dos tablas de piedra como las primeras. Después subí al monte con las dos tablas en mi mano.

Y él escribió en las tablas lo mismo que estaba escrito en las primeras: Los Diez Mandamientos que Jehovah os había hablado en el monte, de en medio del fuego, el día de la asamblea. Luego Jehovah me las dio.

Di vuelta y descendí del monte, y puse las tablas en el arca que había hecho. Allí están, como Jehovah me mandó.

“Después los hijos de Israel partieron de Beerot-bene-jaacán hacia Mosera. Allí murió Aarón, y allí fue sepultado. En lugar suyo asumió el sacerdocio su hijo Eleazar.

De allí partieron hacia Gudgoda, y de Gudgoda hacia Jotbata, una tierra de arroyos de agua.

“En aquel tiempo Jehovah apartó la tribu de Leví para llevar el arca del pacto de Jehovah, a fin de que estuviese delante de Jehovah para servirle, y para que bendijese en su nombre hasta el día de hoy.

Por esto Leví no ha tenido parte ni heredad entre sus hermanos: Jehovah es su heredad, como Jehovah tu Dios se lo ha prometido.

“Yo estuve en el monte como en los primeros días, cuarenta días y cuarenta noches. Y Jehovah me escuchó también esta vez, y no quiso Jehovah destruirte.

Y Jehovah me dijo: Levántate, vé para ponerte en marcha delante del pueblo, a fin de que entren y tomen posesión de la tierra que juré a sus padres que les había de dar.

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Lo que Dios exige

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Deuteronomio > Lo que Dios exige (5:10:12 - 5:10:22)

“Ahora pues, Israel, ¿qué pide Jehovah tu Dios de ti? Sólo que temas a Jehovah tu Dios, que andes en todos sus caminos, que ames y sirvas a Jehovah tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma,

y que guardes los mandamientos de Jehovah y sus estatutos que yo te prescribo hoy, para tu bien.

“He aquí, de Jehovah tu Dios son los cielos y los cielos de los cielos, la tierra y todo lo que en ella hay.

Pero Jehovah se agradó sólo de vuestros padres para amarles, y después de ellos eligió a su descendencia de entre todos los pueblos, es decir, a vosotros, como en el día de hoy.

Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón y no endurezcáis más vuestra cerviz.

Porque Jehovah vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores. Es Dios grande, poderoso y temible, que no hace distinción de personas ni acepta soborno.

El hace justicia al huérfano y a la viuda, y también ama al extranjero y le da pan y vestido.

Por tanto, amaréis al extranjero, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.

“A Jehovah tu Dios temerás, y a él servirás. A él serás fiel y por su nombre jurarás.

El es tu alabanza; él es tu Dios que ha hecho por ti estas cosas grandes y temibles que tus ojos han visto.

Con setenta personas descendieron tus padres a Egipto, y ahora Jehovah tu Dios te ha hecho tan numeroso como las estrellas del cielo.

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