Epístolas

Apacentad la grey de Dios

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Primera epístola de San Pedro > Apacentad la grey de Dios (60:5:1 - 60:5:11)

A los ancianos entre vosotros les exhorto, yo anciano también con ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y también participante de la gloria que ha de ser revelada:

Apacentad el rebaño de Dios que está a vuestro cargo, cuidándolo no por la fuerza, sino de buena voluntad según Dios; no por ganancias deshonestas, sino de corazón;

no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cargo, sino como ejemplos para el rebaño.

Y al aparecer el Príncipe de los pastores, recibiréis la inmarchitable corona de gloria.

Asimismo vosotros, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y revestíos todos de humildad unos para con otros, porque: Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes.

Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios para que él os exalte al debido tiempo.

Echad sobre él toda vuestra ansiedad, porque él tiene cuidado de vosotros.

Sed sobrios y velad. Vuestro adversario, el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quién devorar.

Resistid al tal, estando firmes en la fe, sabiendo que los mismos sufrimientos se van cumpliendo entre vuestros hermanos en todo el mundo.

Y cuando hayáis padecido por un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, quien os ha llamado a su eterna gloria en Cristo Jesús, él mismo os restaurará, os afirmará, os fortalecerá y os establecerá.

A él sea el dominio por los siglos. Amén.

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Salutaciones finales

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Primera epístola de San Pedro > Salutaciones finales (60:5:12 - 60:5:14)

Os he escrito brevemente por medio de Silas, a quien considero un hermano fiel, para exhortar y testificar que ésta es la verdadera gracia de Dios. Estad firmes en ella.

Os saluda la iglesia que está en Babilonia, elegida juntamente con vosotros; también Marcos, mi hijo.

Saludaos unos a otros con un beso de amor. La paz sea con todos vosotros que estáis en Cristo.

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Salutación

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Segunda epístola de San Pedro > Salutación (61:1:1 - 61:1:2)

Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo; a los que han alcanzado una fe igualmente preciosa como la nuestra por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo:

Gracia a vosotros y paz os sea multiplicada en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús.

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Partícipes de la naturaleza divina

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Segunda epístola de San Pedro > Partícipes de la naturaleza divina (61:1:3 - 61:1:15)

Su divino poder nos ha concedido todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad por medio del conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y excelencia.

Mediante ellas nos han sido dadas preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas seáis hechos participantes de la naturaleza divina, después de haber huido de la corrupción que hay en el mundo debido a las bajas pasiones.

Y por esto mismo, poniendo todo empeño, añadid a vuestra fe, virtud; a la virtud, conocimiento;

al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, perseverancia; a la perseverancia, devoción;

a la devoción, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.

Porque cuando estas cosas están en vosotros y abundan, no os dejarán estar ociosos ni estériles en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.

Pues el que no tiene estas cosas es ciego y tiene la vista corta, habiendo olvidado la purificación de sus pecados pasados.

Por eso, hermanos, procurad aun con mayor empeño hacer firme vuestro llamamiento y elección, porque haciendo estas cosas no tropezaréis jamás.

Pues de esta manera os será otorgada amplia entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Por eso, siempre habré de traeros estas cosas a la memoria, aunque vosotros las sabéis y estáis afirmados en la verdad que está presente en vosotros.

Pero considero justo estimularos la memoria entre tanto que estoy en esta mi morada temporal.

Pues como sé que dentro de poco tengo que dejar mi frágil morada, como me lo ha declarado nuestro Señor Jesucristo,

también procuraré con empeño que, después de mi partida, vosotros podáis tener memoria de estas cosas en todo momento.

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Testigos presenciales de la gloria de Cristo

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Segunda epístola de San Pedro > Testigos presenciales de la gloria de Cristo (61:1:16 - 61:1:21)

Porque os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo, no siguiendo fábulas artificiosas, sino porque fuimos testigos oculares de su majestad.

Porque al recibir de parte de Dios Padre honra y gloria, desde la grandiosa gloria le fue dirigida una voz: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.”

Y nosotros oímos esta voz dirigida desde el cielo cuando estábamos con él en el monte santo.

También tenemos la palabra profética que es aun más firme. Hacéis bien en estar atentos a ella, como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que aclare el día y el lucero de la mañana se levante en vuestros corazones.

Y hay que tener muy en cuenta, antes que nada, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada;

porque jamás fue traída la profecía por voluntad humana; al contrario, los hombres hablaron de parte de Dios siendo inspirados por el Espíritu Santo.

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