Evangelios

El nuevo mandamiento

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Juan > El nuevo mandamiento (43:13:31 - 43:13:35)

Cuando Judas había salido, dijo Jesús: —Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él.

Si Dios es glorificado en él, también Dios le glorificará en sí mismo. Y pronto le glorificará.

Hijitos, todavía sigo un poco con vosotros. Me buscaréis, pero como dije a los judíos: “A donde yo voy vosotros no podéis ir,” así os digo a vosotros ahora.

Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros. Como os he amado, amaos también vosotros los unos a los otros.

En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros.

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Jesús anuncia la negación de Pedro

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Juan > Jesús anuncia la negación de Pedro (43:13:36 - 43:13:38)

Simón Pedro le dijo: —Señor, ¿a dónde vas? Le respondió Jesús: —A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; pero me seguirás más tarde.

Le dijo Pedro: —Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? ¡Mi vida pondré por ti!

Jesús le respondió: —¿Tu vida pondrás por mí? De cierto, de cierto te digo que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.

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Jesús, el camino al Padre

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Juan > Jesús, el camino al Padre (43:14:1 - 43:14:14)

No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios; creed también en mí.

En la casa de mi Padre muchas moradas hay. De otra manera, os lo hubiera dicho. Voy, pues, a preparar lugar para vosotros.

Y si voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo esté, vosotros también estéis.

Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.

Le dijo Tomás: —Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo podemos saber el camino?

Jesús le dijo: —Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

Si me habéis conocido a mí, también conoceréis a mi Padre; y desde ahora le conocéis y le habéis visto.

Le dijo Felipe: —Señor, muéstranos el Padre, y nos basta.

Jesús le dijo: —Tanto tiempo he estado con vosotros, Felipe, ¿y no me has conocido? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo, pues, dices tú: “Muéstranos el Padre”?

¿No crees que yo soy en el Padre y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo de mí mismo; sino que el Padre que mora en mí hace sus obras.

Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creed por las mismas obras.

De cierto, de cierto os digo que el que cree en mí, él también hará las obras que yo hago. Y mayores que éstas hará, porque yo voy al Padre.

Y todo lo que pidáis en mi nombre, eso haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.

Si me pedís alguna cosa en mi nombre, yo la haré.

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La promesa del Espíritu Santo

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Juan > La promesa del Espíritu Santo (43:14:15 - 43:14:31)

Si me amáis, guardaréis mis mandamientos.

Y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre.

Este es el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Vosotros lo conocéis, porque permanece con vosotros y está en vosotros.

No os dejaré huérfanos; volveré a vosotros.

Todavía un poquito, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis. Porque yo vivo, también vosotros viviréis.

En aquel día vosotros conoceréis que yo soy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.

El que tiene mis mandamientos y los guarda, él es quien me ama. Y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él.

Le dijo Judas, no el Iscariote: —Señor, ¿cómo es que te has de manifestar a nosotros y no al mundo?

Respondió Jesús y le dijo: —Si alguno me ama, mi palabra guardará. Y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos nuestra morada con él.

El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me envió.

Estas cosas os he hablado mientras todavía estoy con vosotros.

Pero el Consolador, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os hará recordar todo lo que yo os he dicho.

La paz os dejo, mi paz os doy. No como el mundo la da, yo os la doy. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.

Oísteis que yo os dije: “Voy y vuelvo a vosotros.” Si me amarais, os gozaríais de que voy al Padre, porque el Padre es mayor que yo.

Ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda, creáis.

Ya no hablaré mucho con vosotros, porque viene el príncipe de este mundo y él no tiene nada en mí.

Pero para que el mundo conozca que yo amo al Padre y como el Padre me mandó, así hago. Levantaos. ¡Vamos de aquí!

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Jesús, la vid verdadera

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Juan > Jesús, la vid verdadera (43:15:1 - 43:15:17)

“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.

Toda rama que en mí no está llevando fruto, la quita; y toda rama que está llevando fruto, la limpia para que lleve más fruto.

Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.

“Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como la rama no puede llevar fruto por sí sola, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.

Yo soy la vid, vosotros las ramas. El que permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto. Pero separados de mí, nada podéis hacer.

Si alguien no permanece en mí, es echado fuera como rama, y se seca. Y las recogen y las echan en el fuego, y son quemadas.

“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis, y os será hecho.

En esto es glorificado mi Padre: en que llevéis mucho fruto y seáis mis discípulos.

Como el Padre me amó, también yo os he amado; permaneced en mi amor.

Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; como yo también he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

“Estas cosas os he hablado para que mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo sea completo.

Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros, como yo os he amado.

Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos.

Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.

Ya no os llamo más siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor. Pero os he llamado amigos, porque os he dado a conocer todas las cosas que oí de mi Padre.

“Vosotros no me elegisteis a mí; más bien, yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y para que vuestro fruto permanezca; a fin de que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre él os lo dé.

Esto os mando: que os améis unos a otros.

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