San Mateo

El tesoro escondido

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Mateo > El tesoro escondido (40:13:44 - 40:13:44)

El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que un hombre descubrió y luego escondió. Y con regocijo va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo.

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La perla de gran precio

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Mateo > La perla de gran precio (40:13:45 - 40:13:46)

Además, el reino de los cielos es semejante a un comerciante que buscaba perlas finas.

Y habiendo encontrado una perla de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.

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La red

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Mateo > La red (40:13:47 - 40:13:50)

Asimismo, el reino de los cielos es semejante a una red que fue echada en el mar y juntó toda clase de peces.

Cuando estuvo llena, la sacaron a la playa. Y sentados recogieron lo bueno en cestas y echaron fuera lo malo.

Así será el fin del mundo: Saldrán los ángeles y apartarán a los malos de entre los justos,

y los echarán en el horno de fuego. Allí habrá llanto y crujir de dientes.

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Tesoros nuevos y viejos

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Mateo > Tesoros nuevos y viejos (40:13:51 - 40:13:52)

¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos le dijeron: —Sí.

El les dijo: —Por eso, todo escriba instruido en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia que saca de su tesoro cosas nuevas y viejas.

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Jesús en Nazaret

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Mateo > Jesús en Nazaret (40:13:53 - 40:13:58)

Aconteció que cuando Jesús terminó estas parábolas, partió de allí.

Vino a su tierra y les enseñaba en su sinagoga, de manera que ellos estaban atónitos y decían: —¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros?

¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Jacobo, José, Simón y Judas?

¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, le vienen a éste todas estas cosas?

Se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo: —No hay profeta sin honra sino en su propia tierra y en su casa.

Y no hizo allí muchos milagros a causa de la incredulidad de ellos.

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