Nuevo Testamento

Salutaciones y bendición final

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a Filemón > Salutaciones y bendición final (57:1:23 - 57:1:25)

Te saludan Epafras, mi compañero de prisiones por Cristo Jesús,

y mis colaboradores Marcos, Aristarco, Demas y Lucas.

La gracia del Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu.

Poner en mi Poner en mi Facebookacebook


Dios ha hablado por su Hijo

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola a los Hebreos > Dios ha hablado por su Hijo (58:1:1 - 58:1:4)

Dios, habiendo hablado en otro tiempo muchas veces y de muchas maneras a los padres por los profetas,

en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por medio de quien, asimismo, hizo el universo.

El es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Y cuando había hecho la purificación de nuestros pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.

Fue hecho tanto superior a los ángeles, así como el nombre que ha heredado es más excelente que el de ellos.

Poner en mi Poner en mi Facebookacebook


El Hijo, superior a los ángeles

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola a los Hebreos > El Hijo, superior a los ángeles (58:1:5 - 58:1:14)

Porque, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy; y otra vez: Yo seré para él, Padre; y él será para mí, Hijo?

Otra vez, al introducir al Primogénito en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios.

Y de los ángeles dice: El hace a sus ángeles vientos, y a sus servidores llama de fuego;

mientras que del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, es por los siglos de los siglos; cetro de rectitud es el cetro de tu reino.

Amaste la justicia y aborreciste la iniquidad; por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, con aceite de alegría, más que a tus compañeros.

Y: Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos.

Ellos perecerán, pero tú permaneces; todos ellos se envejecerán como un vestido.

Como a manto los enrollarás, y serán cambiados como vestido. Pero tú eres el mismo, y tus años no se acabarán.

¿Y a cuál de sus ángeles ha dicho jamás: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?

¿Acaso no son todos espíritus servidores, enviados para ministrar a favor de los que han de heredar la salvación?

Poner en mi Poner en mi Facebookacebook


Una salvación tan grande

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola a los Hebreos > Una salvación tan grande (58:2:1 - 58:2:4)

Por lo tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.

Pues si la palabra dicha por los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución,

¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación, que al principio fue declarada por el Señor, nos fue confirmada por medio de los que oyeron,

dando Dios testimonio juntamente con ellos con señales, maravillas, diversos hechos poderosos y dones repartidos por el Espíritu Santo según su voluntad.

Poner en mi Poner en mi Facebookacebook


El autor de la salvación

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola a los Hebreos > El autor de la salvación (58:2:5 - 58:2:18)

Porque no fue a los ángeles a quienes Dios sometió el mundo venidero del cual hablamos.

Pues alguien dio testimonio en un lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre, para que tengas cuidado de él?

Le has hecho por poco tiempo menor que los ángeles; le coronaste de gloria y de honra;

todas las cosas sometiste debajo de sus pies. Al someter a él todas las cosas, no dejó nada que no esté sometido a él. Pero ahora no vemos todavía todas las cosas sometidas a él.

Sin embargo, vemos a Jesús, quien por poco tiempo fue hecho menor que los ángeles, coronado de gloria y honra por el padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.

Porque le convenía a Dios—por causa de quien y por medio de quien todas las cosas existen— perfeccionar al Autor de la salvación de ellos, por medio de los padecimientos, para conducir a muchos hijos a la gloria.

Pues tanto el que santifica como los que son santificados, todos provienen de uno. Por esta razón, él no se avergüenza de llamarlos hermanos,

diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre; en medio de la congregación te alabaré.

Y otra vez: Yo pondré mi confianza en él. Y otra vez: He aquí, yo y los hijos que Dios me dio.

Por tanto, puesto que los hijos han participado de carne y sangre, de igual manera él participó también de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el dominio sobre la muerte (éste es el diablo),

y para librar a los que por el temor de la muerte estaban toda la vida condenados a esclavitud.

Porque ciertamente él no tomó para sí a los ángeles, sino a la descendencia de Abraham.

Por tanto, era preciso que en todo fuese hecho semejante a sus hermanos, a fin de ser un sumo sacerdote misericordioso y fiel en el servicio delante de Dios, para expiar los pecados del pueblo.

Porque en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.

Poner en mi Poner en mi Facebookacebook