Nuevo Testamento

Maldición de la higuera estéril

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Marcos > Maldición de la higuera estéril (41:11:12 - 41:11:14)

Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre.

Y viendo desde lejos una higuera que tenía hojas, se acercó para ver si hallara en ella algo. Cuando vino a ella, no encontró nada sino hojas, porque no era tiempo de higos.

Entonces Jesús dijo a la higuera: “¡Nunca jamás coma nadie de tu fruto!” Y lo oyeron sus discípulos.

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Purificación del templo

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Marcos > Purificación del templo (41:11:15 - 41:11:19)

Llegaron a Jerusalén, y Jesús entró en el templo. Y comenzó a echar fuera a los que vendían y a los que compraban en el templo. Volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas,

y no consentía que nadie cruzase por el templo llevando utensilio alguno.

Y enseñaba diciendo: “¿No está escrito que mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.”

Lo oyeron los principales sacerdotes y los escribas, y buscaban cómo matarle; porque le tenían miedo, pues todo el pueblo estaba maravillado de su doctrina.

Y al llegar la noche, Jesús y los suyos salieron de la ciudad.

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La higuera maldecida se seca

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Marcos > La higuera maldecida se seca (41:11:20 - 41:11:26)

Por la mañana, pasando por allí vieron que la higuera se había secado desde las raíces.

Entonces Pedro, acordándose, le dijo: —Rabí, he aquí la higuera que maldijiste se ha secado.

Respondiendo Jesús les dijo: —Tened fe en Dios.

De cierto os digo que cualquiera que diga a este monte: “Quítate y arrójate al mar,” y que no dude en su corazón, sino que crea que será hecho lo que dice, le será hecho.

Por esta razón os digo que todo por lo cual oráis y pedís, creed que lo habéis recibido, y os será hecho.

Y cuando os pongáis de pie para orar, si tenéis algo contra alguien, perdonadle, para que vuestro Padre que está en los cielos también os perdone a vosotros vuestras ofensas.

Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.

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La autoridad de Jesús

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Marcos > La autoridad de Jesús (41:11:27 - 41:11:33)

Volvieron a Jerusalén. Luego, mientras él andaba por el templo, vinieron a él los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos,

y le decían: —¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio la autoridad para hacer estas cosas?

Entonces Jesús les dijo: —Yo os haré una pregunta. Respondedme, y yo os diré con qué autoridad hago estas cosas:

El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Respondedme.

Entonces ellos razonaban entre sí diciendo: —Si decimos “del cielo,” dirá: “¿Por qué, pues, no le creísteis?”

Pero si decimos “de los hombres” Temían al pueblo, porque todos consideraban que verdaderamente Juan era profeta.

Entonces respondiendo a Jesús dijeron: —No sabemos. Y Jesús les dijo: —Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.

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Los labradores malvados

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Marcos > Los labradores malvados (41:12:1 - 41:12:12)

Entonces comenzó a hablarles en parábolas: —Un hombre plantó una viña. La rodeó con una cerca, cavó un lagar, edificó una torre, la arrendó a unos labradores y se fue lejos.

A su debido tiempo envió un siervo a los labradores, para recibir de los labradores una parte del fruto de la viña.

Pero ellos lo tomaron, lo hirieron y le enviaron con las manos vacías.

Volvió a enviarles otro siervo, pero a ése le hirieron en la cabeza y le afrentaron.

Y envió otro, y a éste lo mataron. Envió a muchos otros, pero ellos herían a unos y mataban a otros.

Teniendo todavía un hijo suyo amado, por último, también lo envió a ellos diciendo: “Tendrán respeto a mi hijo.”

Pero aquellos labradores dijeron entre sí: “Este es el heredero. Venid, matémosle, y la heredad será nuestra.”

Y le prendieron, lo mataron y le echaron fuera de la viña.

¿Qué, pues, hará el señor de la viña? Vendrá, destruirá a los labradores y dará la viña a otros.

¿No habéis leído esta Escritura: La piedra que desecharon los edificadores, ésta fue hecha cabeza del ángulo;

de parte del Señor sucedió esto, y es maravilloso en nuestros ojos?

Ellos procuraban prenderle, pero temían a la multitud, porque sabían que en aquella parábola se había referido a ellos. Y dejándole, se fueron.

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