El Espíritu de Dios y el espíritu del anticristo

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Primera epístola de San Juan > El Espíritu de Dios y el espíritu del anticristo (62:4:1 - 62:4:6)

Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus, si son de Dios. Porque muchos falsos profetas han salido al mundo.

En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne procede de Dios,

y todo espíritu que no confiesa a Jesús no procede de Dios. Este es el espíritu del anticristo, del cual habéis oído que había de venir y que ahora ya está en el mundo.

Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido, porque el que está en vosotros es mayor que el que está en el mundo.

Ellos son del mundo; por eso, lo que hablan es del mundo, y el mundo los oye.

Nosotros somos de Dios, y el que conoce a Dios nos oye; y el que no es de Dios no nos oye. En esto conocemos el Espíritu de verdad y el espíritu de error.




Dios es amor

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Enviado por YOLIMA

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Primera epístola de San Juan > Dios es amor (62:4:7 - 62:4:21)

Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Y todo aquel que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.

El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.

En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros: en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por él.

En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en expiación por nuestros pecados.

Amados, ya que Dios nos amó así, también nosotros debemos amarnos unos a otros.

Nadie ha visto a Dios jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.

En esto sabemos que permanecemos en él y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu.

Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo como Salvador del mundo.

El que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.

Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor. Y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en él.

En esto se ha perfeccionado el amor entre nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio: en que como él es, así somos nosotros en este mundo.

En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor. Porque el temor conlleva castigo, y el que teme no ha sido perfeccionado en el amor.

Nosotros amamos, porque él nos amó primero.

Si alguien dice: “Yo amo a Dios” y odia a su hermano, es mentiroso. Porque el que no ama a su hermano a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto.

Y tenemos este mandamiento de parte de él: El que ama a Dios ame también a su hermano.




La fe que vence al mundo

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Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Primera epístola de San Juan > La fe que vence al mundo (62:5:1 - 62:5:5)

Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo es nacido de Dios, y todo aquel que ama al que engendró ama también al que es nacido de él.

En esto sabemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios y guardamos sus mandamientos.

Pues éste es el amor de Dios: que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son gravosos.

Porque todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe.

¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?




El testimonio del Espíritu

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Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Primera epístola de San Juan > El testimonio del Espíritu (62:5:6 - 62:5:12)

Este es Jesucristo, el que vino por agua y sangre; no por agua solamente, sino por agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad.

Porque tres son los que dan testimonio:

el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan en uno.

Si recibimos el testimonio de los hombres, el testimonio de Dios es mayor; porque éste es el testimonio de Dios: que él ha dado testimonio acerca de su Hijo.

El que cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.

Y éste es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo.

El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.




El conocimiento de la vida eterna

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Primera epístola de San Juan > El conocimiento de la vida eterna (62:5:13 - 62:5:21)

Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna.

Y ésta es la confianza que tenemos delante de él: que si pedimos algo conforme a su voluntad, él nos oye.

Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.

Si alguno ve que su hermano comete pecado que no es de muerte, pedirá, y se le dará vida; digo, a los que no pecan de muerte. Hay pecado de muerte, acerca del cual no digo que se pida.

Toda maldad es pecado, pero hay pecado que no es de muerte.

Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios no sigue pecando; más bien, Aquel que fue engendrado de Dios le guarda, y el maligno no le toca.

Sabemos que somos de Dios y que el mundo entero está bajo el maligno.

No obstante, sabemos que el Hijo de Dios está presente y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios y la vida eterna.

Hijitos, guardaos de los ídolos.