Los falsos dioses y el Dios verdadero

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Oíd la palabra que ha hablado Jehovah acerca de vosotros, oh casa de Israel.

Así ha dicho Jehovah: “No aprendáis el camino de las naciones, ni tengáis temor de las señales del cielo, aunque las naciones las teman.

Porque las costumbres de los pueblos son vanidad: Cortan un árbol del bosque, y las manos del escultor lo labran con la azuela.

Lo adornan con plata y oro; lo afirman con clavos y martillo para que no se tambalee.

Son como un espantapájaros en un huerto de pepinos. No hablan; son llevados, porque no pueden dar un paso. No tengáis temor de ellos, porque no pueden hacer daño ni tampoco tienen poder para hacer bien.”

¡No hay nadie semejante a ti, oh Jehovah! Tú eres grande; grande es tu nombre en poder.

¡Quién no te temerá, oh Rey de las naciones! Porque a ti se te debe temer. Entre todos los sabios de las naciones y en todos sus reinos, no hay nadie semejante a ti.

Son torpes e insensatos a la vez. El mismo ídolo de madera es una lección de vanidades:

Traen plata laminada de Tarsis y oro de Ufaz, los cuales son trabajados por el platero y por las manos del fundidor. Sus vestiduras son de material azul y de púrpura; todas son obra de expertos.

Pero Jehovah es el verdadero Dios; él es el Dios vivo y el Rey eterno. Ante su enojo tiembla la tierra; las naciones no pueden resistir su furor.

Así les diréis: “Los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra desaparecerán de la tierra y de debajo de estos cielos.

El hizo la tierra con su poder; estableció el mundo con su sabiduría y extendió los cielos con su inteligencia.

Cuando él emite su voz, se produce un tumulto de aguas en los cielos. El hace subir la neblina desde los extremos de la tierra. Hace los relámpagos para la lluvia y saca el viento de sus depósitos.”

Todo hombre se embrutece por falta de conocimiento. Todo platero es avergonzado a causa de su ídolo. Porque sus ídolos de fundición son un engaño, y no hay espíritu en ellos.

Son vanidad, obra ridícula; en el tiempo de su castigo perecerán.

No es como ellos la Porción de Jacob; porque él es el Hacedor de todo, e Israel es la tribu de su heredad. ¡Jehovah de los Ejércitos es su nombre!