Amonestación a Jerusalén

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Amonestación a Jerusalén (23:28:14 - 23:28:29)

Así que, oh escarnecedores que gobernáis este pueblo en Jerusalén, escuchad la palabra de Jehovah.

Porque habéis dicho: “Hemos realizado un pacto con la muerte; con el Seol hemos hecho un convenio. Cuando pase el torrente arrollador, no llegará a nosotros; porque hemos puesto al engaño como nuestro refugio, y en la mentira nos hemos escondido.”

Por tanto, así ha dicho el Señor Jehovah: “He aquí que yo pongo como cimiento en Sion una piedra, una piedra probada. Una preciosa piedra angular es puesta como cimiento. El que crea no se apresure.

Pondré el derecho por cordel y la justicia por nivel. El granizo barrerá el refugio del engaño, y las aguas inundarán su escondrijo.

Entonces vuestro pacto con la muerte será anulado, y vuestro convenio con el Seol no prevalecerá. Cuando pase el torrente arrollador, seréis aplastados por él.

Cada vez que pase, os arrebatará; porque pasará mañana tras mañana, de día y de noche. Entonces entender el mensaje sólo traerá terror.”

La cama es demasiado corta para estirarse sobre ella, y la manta es demasiado estrecha para envolverse en ella.

Porque Jehovah se levantará como en el monte Perazim, y se enardecerá como en el valle de Gabaón, para hacer su obra, su rara obra; para hacer su trabajo, su extraño trabajo.

Ahora pues, no sigáis haciendo escarnio, para que no se aprieten más vuestras ataduras. Porque he oído, de parte del Señor Jehovah de los Ejércitos, que sobre toda la tierra ha sido decretada la destrucción.

Estad atentos y escuchad mi voz; prestad atención y escuchad mi dicho:

¿Acaso para sembrar, el labrador sólo ara, rompe y deshace los terrones de tierra durante todo el día?

Después de haber emparejado la superficie, ¿no esparce el eneldo, arroja el comino y pone el trigo en franjas, la cebada en su lugar y el centeno en el borde?

Su Dios le enseña y le instruye en cuanto a lo que es correcto:

que el eneldo no se trilla con el trillo, ni sobre el comino se hace rodar la rueda de la carreta; sino que el eneldo se golpea con un palo, y el comino con una vara.

Por cierto, no se muele el grano indefinidamente, ni se lo trilla sin fin. Pero haciendo pasar la rueda de la carreta, lo esparce y no lo tritura.

También esto procede de Jehovah de los Ejércitos, maravilloso en designios y grande en logros.

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