Proverbios

Amonestación contra la impureza

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Proverbios > Amonestación contra la impureza (20:5:1 - 20:5:23)

Hijo mío, pon atención a mi sabiduría, y a mi entendimiento inclina tu oído;

para que guardes la sana iniciativa, y tus labios conserven el conocimiento.

Los labios de la mujer extraña gotean miel, y su paladar es más suave que el aceite;

pero su fin es amargo como el ajenjo, agudo como una espada de dos filos.

Sus pies descienden a la muerte; sus pasos se precipitan al Seol.

No considera el camino de la vida; sus sendas son inestables, y ella no se da cuenta.

Ahora pues, hijos, oídme y no os apartéis de los dichos de mi boca.

Aleja de ella tu camino y no te acerques a la puerta de su casa,

no sea que des a otros tu honor y tus años a alguien que es cruel;

no sea que los extraños se sacien con tus fuerzas, y los frutos de tu trabajo vayan a dar a la casa de un desconocido.

Entonces gemirás al final de tu vida, cuando tu cuerpo y tu carne se hayan consumido.

Y dirás: “¡Cómo aborrecí la disciplina, y mi corazón menospreció la reprensión!

No escuché la voz de mis maestros, y a los que me enseñaban no incliné mi oído.

Casi en todo mal he estado, en medio de la sociedad y de la congregación.”

Bebe el agua de tu propia cisterna y de los raudales de tu propio pozo.

¿Se han de derramar afuera tus manantiales, tus corrientes de aguas por las calles?

¡Que sean para ti solo y no para los extraños contigo!

Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud,

como una preciosa cierva o una graciosa gacela. Sus pechos te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre.

¿Por qué, hijo mío, andarás apasionado por una mujer ajena y abrazarás el seno de una extraña?

Los caminos del hombre están ante los ojos de Jehovah, y él considera todas sus sendas.

Sus propias maldades apresarán al impío, y será atrapado en las cuerdas de su propio pecado.

El morirá por falta de disciplina. y a causa de su gran insensatez se echará a perder.

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Amonestación contra la pereza y la falsedad

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Proverbios > Amonestación contra la pereza y la falsedad (20:6:1 - 20:6:35)

Hijo mío, si diste fianza por tu prójimo y estrechaste la mano con un extraño,

te has enredado con tus palabras, y has quedado atrapado con los dichos de tu boca.

Ahora pues, haz esto, hijo mío, para quedar libre, ya que has caído en las manos de tu prójimo: Anda, humíllate, importuna a tu prójimo;

no des sueño a tus ojos ni dejes dormitar tus párpados.

Escapa como el venado de mano del cazador, como ave de mano del que tiende la red.

Vé a la hormiga, oh perezoso; observa sus caminos y sé sabio.

Ella no tiene jefe, ni comisario, ni gobernador;

pero prepara su comida en el verano, y guarda su sustento en el tiempo de la siega.

Perezoso: ¿Hasta cuándo has de estar acostado? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?

Un poco de dormir, un poco de dormitar y un poco de cruzar las manos para reposar.

Así vendrá tu pobreza como un vagabundo, y tu escasez como un hombre armado.

El hombre depravado, el hombre inicuo, anda en la perversidad de boca,

guiña los ojos, hace señas con sus pies e indica con sus dedos.

Perversidades hay en su corazón; en todo tiempo anda pensando el mal, provocando discordia.

Por eso, su calamidad vendrá de repente; súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio.

Seis cosas aborrece Jehovah, y aun siete abomina su alma:

Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos que derraman sangre inocente,

el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies que se apresuran a correr al mal,

el testigo falso que habla mentiras y el que provoca discordia entre los hermanos.

Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no abandones la instrucción de tu madre.

Atalos siempre a tu corazón, y enlázalos en tu cuello.

Te guiarán cuando camines; te guardarán cuando te acuestes, y hablarán contigo cuando te despiertes.

Porque el mandamiento es antorcha, y la instrucción es luz. Y las reprensiones de la disciplina son camino de vida.

Te guardarán de la mala mujer, de la suavidad de lengua de la extraña.

En tu corazón no codicies su hermosura, ni te prenda ella con sus ojos;

porque por una prostituta el hombre es reducido a un bocado de pan, y la mujer ajena caza una vida valiosa.

¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que se quemen sus vestidos?

¿Andará el hombre sobre las brasas sin que se le quemen los pies?

Así sucede con el que se enreda con la mujer de su prójimo; no quedará impune ninguno que la toque.

¿Acaso no desprecian al ladrón, aunque robe para saciar su apetito cuando tiene hambre,

y si es sorprendido, pagará siete veces y entregará todo lo que posee en su casa?

Así también el que comete adulterio con una mujer es falto de entendimiento; el que hace tal cosa se destruye a sí mismo.

Heridas e ignominia encontrará, y su afrenta no será borrada;

porque los celos del hombre son su furor, y él no perdonará en el día de la venganza.

No aceptará ninguna restitución; ni consentirá, aunque sea grande tu soborno.

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Las artimañas de la ramera

Imagen Las artimañas de la ramera 1
Enviado por luis

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Proverbios > Las artimañas de la ramera (20:7:1 - 20:7:27)

Hijo mío, guarda mis palabras y atesora mis mandamientos dentro de ti.

Guarda mis mandamientos y vivirás; guarda mi enseñanza como a la niña de tus ojos.

Atalos a tus dedos; escríbelos en la tabla de tu corazón.

Di a la sabiduría: “Tú eres mi hermana,” y a la inteligencia llama: “Mi pariente.”

Te guardará de la mujer ajena, de la extraña que halaga con sus palabras.

Mirando yo por la ventana de mi casa, por entre mi celosía,

vi entre los ingenuos y observé entre los jóvenes a uno falto de entendimiento.

El pasaba por la plaza, cerca de la esquina, y caminaba en dirección a la casa de ella.

Era al anochecer; ya oscurecía. Sucedió en medio de la noche y en la oscuridad.

Y he aquí que una mujer le salió al encuentro con vestido de prostituta y astuta de corazón.

Ella es alborotadora y obstinada; sus pies no pueden estar en casa.

Unas veces está afuera; otras veces por las plazas, acechando por todas las esquinas.

Se prendió de él, lo besó y descaradamente le dijo:

“Sacrificios de paz había prometido, y hoy he pagado mis votos.

Por eso he salido a tu encuentro, a buscarte, y te he encontrado.

He preparado mi cama con colchas; la he tendido con lino de Egipto.

He perfumado mi cama con mirra, áloe y canela.

Ven, saciémonos de caricias hasta la mañana; deleitémonos en amores.

Porque el marido no está en casa; partió para un largo viaje.

Llevó consigo una bolsa de dinero; el día de la luna llena volverá a su casa.”

Lo rindió con su mucha persuasión; lo sedujo con la suavidad de sus labios.

En seguida se va tras ella, como va el buey al matadero, como un cordero al que lo ata; va como un venado,

hasta que una flecha le atraviesa el hígado; como el ave que se apresura a la red, y no sabe que le costará la vida.

Ahora pues, hijos, oídme; prestad atención a los dichos de mi boca.

No se aparte tu corazón tras sus caminos, ni te descarríes por sus sendas.

Porque a muchos ha hecho caer muertos; los que ella ha matado son innumerables.

Su casa está en los caminos del Seol que descienden a las cámaras de la muerte.

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Excelencia y eternidad de la Sabiduría

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Proverbios > Excelencia y eternidad de la Sabiduría (20:8:1 - 20:8:36)

¿Acaso no llama la sabiduría, y alza su voz el entendimiento?

Sobre los lugares prominentes junto al camino, en las encrucijadas de las rutas se pone de pie.

Junto a las puertas, ante la ciudad, en el acceso a las entradas da voces:

“¡Oh hombres, a vosotros llamo! Mi voz se dirige a los hijos del hombre.

Entended, ingenuos, la sagacidad; y vosotros, necios, disponed el corazón.

Escuchad, porque hablaré cosas excelentes, y abriré mis labios para decir cosas rectas.

Porque mi boca hablará la verdad, y mis labios abominan la impiedad.

Justas son todas las palabras de mi boca; no hay en ellas cosa torcida ni perversa.

Todas ellas son correctas al que entiende, y rectas a los que han hallado el conocimiento.

Recibid mi corrección antes que la plata, y el conocimiento antes que el oro escogido.

Porque la sabiduría es mejor que las perlas; nada de lo que desees podrá compararse con ella.

“Yo, la sabiduría, habito con la sagacidad, y me hallo con el conocimiento de la discreción.

El temor de Jehovah es aborrecer el mal. Aborrezco la soberbia, la arrogancia, el mal camino y la boca perversa.

Míos son el consejo y la eficiente sabiduría; mía es la inteligencia, y mía la valentía.

Por mí reinan los reyes, y los magistrados administran justicia.

Por mí gobiernan los gobernantes, y los nobles juzgan la tierra.

Yo amo a los que me aman, y me hallan los que con diligencia me buscan.

Conmigo están las riquezas y la honra, los bienes duraderos y la justicia.

Mejor es mi fruto que el oro, que el oro fino; mis resultados son mejores que la plata escogida.

Camino por la senda de la justicia, por los senderos del derecho;

para hacer que los que me aman hereden un patrimonio, y para que yo colme sus tesoros.

“Jehovah me creó como su obra maestra, antes que sus hechos más antiguos.

Desde la eternidad tuve el principado, desde el principio, antes que la tierra.

Nací antes que existieran los océanos, antes que existiesen los manantiales cargados de agua.

Nací antes que los montes fuesen asentados, antes que las colinas.

No había hecho aún la tierra ni los campos, ni la totalidad del polvo del mundo.

Cuando formó los cielos, allí estaba yo; cuando trazó el horizonte sobre la faz del océano,

cuando afirmó las nubes arriba, cuando reforzó las fuentes del océano,

cuando dio al mar sus límites y a las aguas ordenó que no traspasasen su mandato. Cuando establecía los cimientos de la tierra,

con él estaba yo, como un artífice maestro. Yo era su delicia todos los días y me regocijaba en su presencia en todo tiempo.

Yo me recreo en su tierra habitada, y tengo mi delicia con los hijos del hombre.

“Ahora pues, hijos, oídme: Bienaventurados los que guardan mis caminos.

Escuchad la corrección y sed sabios; no la menospreciéis.

Bienaventurado el hombre que me escucha velando ante mis entradas cada día, guardando los postes de mis puertas.

Porque el que me halla, halla la vida y obtiene el favor de Jehovah.

Pero el que me pierde se hace daño a sí mismo; todos los que me aborrecen aman la muerte.”

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La Sabiduría y la mujer insensata

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Proverbios > La Sabiduría y la mujer insensata (20:9:1 - 20:9:18)

La sabiduría edifica su casa, labra sus siete columnas,

mata sus animales, mezcla su vino y pone su mesa.

Envía a sus criadas, y llama desde lo más alto de la ciudad:

“¡Si alguno es ingenuo, que venga acá!” Y a los faltos de entendimiento dice:

“Venid, comed mi pan y bebed mi vino que yo he mezclado.

Dejad la ingenuidad y vivid; poned vuestros pies en el camino de la inteligencia.”

El que corrige al burlador se acarrea vergüenza, y el que reprende al impío se acarrea afrenta.

No reprendas al burlador, porque te aborrecerá; corrige al sabio, y te amará.

Da al sabio, y será más sabio; enseña al justo, y aumentará su saber.

El comienzo de la sabiduría es el temor de Jehovah, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.

Porque por mí se aumentarán tus días, y años de vida te serán añadidos.

Si eres sabio, para ti lo serás; pero si eres burlador, sufrirás tú solo.

La mujer necia es alborotadora; es libertina y no conoce la vergüenza.

Ella se sienta en una silla a la puerta de su casa, en lo alto de la ciudad,

para llamar a los que pasan por el camino, a los que van directo por sus sendas:

“¡Si alguno es ingenuo, que venga acá!” Y a los faltos de entendimiento dice:

“Las aguas hurtadas son dulces, y el pan comido en oculto es delicioso.”

No saben ellos que allí están los muertos, que sus invitados están en lo profundo del Seol.

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