Isaías

Sea Jehová vuestro temor

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Sea Jehová vuestro temor (23:8:1 - 23:8:22)

Entonces me dijo Jehovah: “Toma una tabla grande y escribe en ella con punzón de hombre, tocante a Maher-salal-jas-baz.”

Llamé a mi lado, como fieles testigos, al sacerdote Urías y a Zacarías hijo de Jeberequías.

Me llegué a la profetisa, y ella concibió y dio a luz un hijo. Y Jehovah me dijo: “Ponle por nombre Maher-salal-jas-baz,

porque antes que el niño sepa decir mi papá y mi mamá, la riqueza de Damasco y el botín de Samaria serán llevados ante el rey de Asiria.”

Otra vez Jehovah volvió a hablarme diciendo:

“Por cuanto este pueblo desechó las aguas de Siloé, que corren mansamente, y se alegró con Rezín y con el hijo de Remalías,

he aquí que por ello el Señor hace subir sobre ellos las impetuosas y abundantes aguas del Río, es decir, al rey de Asiria con toda su gloria. El se desbordará por todos sus cauces y pasará sobre todas sus riberas.

Pasará por Judá inundando y creciendo; llegará hasta el cuello. Con sus alas extendidas llenará la amplitud de tu tierra. ¡Oh Emanuel!”

Sabedlo, oh pueblos, y llenaos de terror. Prestad atención, todos los confines de la tierra: ¡Ceñíos y llenaos de terror! ¡Ceñíos y llenaos de terror!

Tomad consejo, pero será anulado; proferid palabra, pero no se realizará, porque Dios está con nosotros.

Pues así me ha hablado Jehovah con mano fuerte, y me ha instruido para que no camine por el camino de este pueblo, diciendo:

“No llaméis conspiración a todo lo que este pueblo llama conspiración. No temáis lo que ellos temen, ni os aterroricéis.

¡A Jehovah de los Ejércitos, a él tratad como santo! Y si él es vuestro temor, y si él es vuestro temblor,

entonces él será vuestro santuario; pero será piedra de tropiezo y roca de escándalo para las dos casas de Israel, red y trampa para los habitantes de Jerusalén.

De entre ellos muchos tropezarán y caerán, y serán quebrantados. Quedarán atrapados y apresados.

Ata el testimonio y sella la ley entre mis discípulos.”

Aguardaré, pues, a Jehovah, quien ha escondido su rostro de la casa de Jacob. En él esperaré.

He aquí, yo y los hijos que Jehovah me ha dado somos señales y prodigios en Israel, de parte de Jehovah de los Ejércitos, quien habita en el monte Sion.

Y cuando os dicen: “Consultad a los que evocan a los muertos y a los adivinos que susurran y murmuran al hablar,” responded: “¿Acaso no consultará un pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos a favor de los vivos?

¡A la ley y al testimonio! Si ellos no hablan de acuerdo con esta palabra, es que no les ha amanecido.

Y pasarán por la tierra oprimidos y hambrientos. Y acontecerá que teniendo hambre se indignarán y maldecirán a su rey y a su Dios. Alzarán la vista

y mirarán a la tierra, y he allí tribulación y oscuridad de angustia. Y serán arrojados a las tinieblas.

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Nacimiento y reinado del Mesías

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Nacimiento y reinado del Mesías (23:9:1 - 23:9:7)

Sin embargo, no tendrá oscuridad la que estaba en angustia. En tiempos anteriores él humilló la tierra de Zabulón y la tierra de Neftalí; pero en tiempos posteriores traerá gloria a Galilea de los gentiles, camino del mar y el otro lado del Jordán.

El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz. A los que habitaban en la tierra de sombra de muerte, la luz les resplandeció.

Le aumentaste la gente y acrecentaste la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten el botín.

Porque como en el día de Madián, tú has quebrado el yugo que cargaba, la vara de su hombro y el cetro del que lo oprime.

Todo calzado del que marcha con estruendo y el manto revolcado en sangre serán para quemar, pasto para el fuego.

Porque un niño nos es nacido, un hijo nos es dado, y el dominio estará sobre su hombro. Se llamará su nombre: Admirable Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.

Lo dilatado de su dominio y la paz no tendrán fin sobre el trono de David y sobre su reino, para afirmarlo y fortalecerlo con derecho y con justicia, desde ahora y para siempre. El celo de Jehovah de los Ejércitos hará esto.

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La ira de Jehová contra Israel

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > La ira de Jehová contra Israel (23:9:8 - 23:10:4)

El Señor envió una palabra a Jacob, y ella cayó en Israel.

Todo el pueblo lo supo; Efraín y los habitantes de Samaria que con soberbia y altivez de corazón decían:

“Cayeron los ladrillos, pero edificaremos con bloques de piedra; fueron cortadas las higueras silvestres, pero en su lugar pondremos cedros.”

Jehovah hace surgir contra él a sus adversarios, es decir, a Rezín; e incita a sus enemigos:

los sirios del oriente y los filisteos del occidente, que a boca llena devoran a Israel. A pesar de todo esto, no ha cesado su furor, y su mano todavía está extendida.

Pero el pueblo no se ha vuelto a quien lo golpeó, ni han buscado a Jehovah de los Ejércitos.

Por eso en un mismo día Jehovah cortará de Israel la cabeza y la cola, la palmera y el junco.

El hombre anciano y respetado es la cabeza, y el profeta que enseña mentira es la cola.

Los que guían a este pueblo lo hacen errar, y los que por ellos son guiados están confundidos.

Por tanto, el Señor no se compadecerá de sus jóvenes, ni tendrá misericordia de sus huérfanos ni de sus viudas. Porque cada uno es impío y malhechor, y toda boca habla insensatez. A pesar de todo esto, no ha cesado su furor, y su mano todavía está extendida.

La maldad arde como fuego y devora espinos y cardos. Se enciende en la espesura del bosque y se levanta en remolinos de humo.

A causa de la ira de Jehovah de los Ejércitos, la tierra es quemada, y el pueblo es pasto para el fuego. El hombre no tiene piedad de su hermano.

Cada uno devora a la derecha, pero tiene hambre; y come a la izquierda, pero no se sacia. Cada cual devora la carne de su prójimo.

Manasés devora a Efraín, y Efraín a Manasés; y ambos se levantan contra Judá. A pesar de todo esto, no ha cesado su furor, y su mano todavía está extendida.

¡Ay de los que establecen leyes inicuas y dictan decretos opresivos,

para apartar del juicio a los pobres, para privar de sus derechos a los afligidos de mi pueblo, para hacer de las viudas su botín y para despojar a los huérfanos!

¿Qué haréis en el día del castigo y de la devastación que vendrá de lejos? ¿A quién huiréis a pedir auxilio, y dónde dejaréis vuestra gloria?

No queda más que agacharse entre los prisioneros y caer entre los muertos. A pesar de todo esto, no ha cesado su furor, y su mano todavía está extendida.

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Asiria, instrumento de Dios

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Asiria, instrumento de Dios (23:10:5 - 23:10:34)

“¡Ay de Asiria, la vara de mi ira! Pues en su mano está puesto el garrote de mi furor.

La mandaré contra una nación impía, y la enviaré contra el pueblo que es objeto de mi indignación, a fin de que capture botín y tome despojos, a fin de que lo ponga para ser pisoteado como el lodo de las calles.

“Pero ella no lo imaginará así, ni su corazón lo pensará de esta manera. Más bien, la intención de su corazón será destruir y exterminar no pocas naciones.

Porque él dice: Mis príncipes, ¿no son todos reyes?

¿No es Calne como Carquemis? ¿No es Hamat como Arfad? ¿No es Samaria como Damasco?

Como mi mano alcanzó los reinos de los dioses, a pesar de que sus imágenes talladas eran más que las de Jerusalén y de Samaria;

como hice a Samaria y a sus dioses, ¿no haré así a Jerusalén y a sus ídolos?”

Pero acontecerá que después que el Señor haya acabado toda su obra en el monte Sion y en Jerusalén, castigará también el fruto del corazón soberbio del rey de Asiria y la gloria de sus ojos altivos.

Porque ha dicho: “Con el poder de mi mano y con mi sabiduría lo he hecho, porque soy inteligente. He eliminado las fronteras de los pueblos, he saqueado sus tesoros y he derribado como hombre fuerte a sus habitantes.

Mi mano halló como en un nido las riquezas de los pueblos; y como se juntan los huevos abandonados, así junté yo a toda la tierra. No hubo quien moviese un ala o abriese el pico para chirriar.”

¿Se jactará el hacha contra el que corta con ella? ¿Se ensoberbecerá la sierra contra el que la maneja? ¡Como si el bastón manejase al que lo levanta! ¡Como si la vara levantase al que no es madera!

Por tanto, el Señor Jehovah de los Ejércitos enviará enfermedad a sus robustos, y debajo de su gloria encenderá una hoguera como fuego abrasador.

La Luz de Israel será por fuego; y su Santo por llama que consume y devora en un día sus cardos y sus espinos.

Consumirá desde el alma hasta la carne, la gloria de su bosque y de su campo fértil; y vendrá a ser como cuando desfallece un enfermo.

Los árboles que queden en su bosque serán tan pocos que hasta un niño los podrá contar.

Acontecerá en aquel día que el remanente de Israel y los de la casa de Jacob que hayan escapado nunca más se apoyarán en el que los golpeó, sino que verdaderamente se apoyarán en Jehovah, el Santo de Israel.

¡Un remanente volverá; un remanente de Jacob volverá al Dios fuerte!

Aunque tu pueblo, oh Israel, sea como la arena del mar, sólo un remanente volverá. La destrucción está decidida, desbordando justicia.

Pues el Señor Jehovah de los Ejércitos ejecutará en medio de todo el país el exterminio que está decidido.

Por tanto, así ha dicho el Señor Jehovah de los Ejércitos: “Pueblo mío, habitante de Sion, no temas a Asiria. Con vara te golpeará y contra ti alzará su garrote, como en Egipto.

Porque de aquí a muy poco tiempo se acabará mi ira, y mi furor será para su destrucción.”

Jehovah de los Ejércitos levantará el látigo contra él, como en la matanza de Madián junto a la peña de Oreb. Alzará su vara sobre el mar, como en Egipto.

Sucederá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro y su yugo de tu cuello. El yugo será destruido a causa de tu unción.

Viene contra Ayat, pasa por Migrón, y en Micmas pasa revista a sus armas.

Pasa el vado y se aloja en Geba. Ramá tiembla; Gabaa de Saúl huye.

¡Grita a gran voz, oh hija de Galim! ¡Escucha, oh Lais! ¡Pobrecita Anatot!

Madmena divaga; los habitantes de Gebim buscan refugio.

Ahora mismo se detendrá en Nob y agitará su mano contra el monte de la hija de Sion, la colina de Jerusalén.

Pero he aquí que el Señor Jehovah de los Ejércitos desgajará el ramaje con violencia; los de gran altura serán talados, y los altos serán abatidos.

El cortará con hierro la espesura del bosque, y el Líbano caerá ante el Poderoso.

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Reinado justo del Mesías

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Reinado justo del Mesías (23:11:1 - 23:11:16)

Un retoño brotará del tronco de Isaí, y un vástago de sus raíces dará fruto.

Sobre él reposará el Espíritu de Jehovah: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de conocimiento y de temor de Jehovah.

El se deleitará en el temor de Jehovah. No juzgará por lo que vean sus ojos, ni arbitrará por lo que oigan sus oídos;

sino que juzgará con justicia a los pobres, y con equidad arbitrará a favor de los afligidos de la tierra. Golpeará la tierra con la vara de su boca, y con el aliento de sus labios dará muerte al impío.

La justicia será el cinturón de sus lomos, y la fidelidad lo será de su cintura.

Entonces el lobo habitará con el cordero, y el leopardo se recostará con el cabrito. El ternero y el cachorro del león crecerán juntos, y un niño pequeño los conducirá.

La vaca y la osa pacerán, y sus crías se recostarán juntas. El león comerá paja como el buey.

Un niño de pecho jugará sobre el agujero de la cobra, y el recién destetado extenderá su mano sobre el escondrijo de la víbora.

No harán daño ni destruirán en todo mi santo monte, porque la tierra estará llena del conocimiento de Jehovah, como las aguas cubren el mar.

Acontecerá en aquel día que las naciones buscarán a aquel que es la raíz de Isaí y que estará en pie como una bandera para los pueblos, y su morada será gloriosa.

Asimismo, acontecerá en aquel día que Jehovah volverá a poner su mano para recobrar el remanente que habrá quedado de su pueblo, desde Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar, Hamat y las costas del mar.

El levantará bandera para las naciones, y juntará a los desterrados de Israel. Reunirá a los dispersos de Judá desde los cuatro extremos de la tierra.

Entonces se disiparán los celos de Efraín, y los que hostilizan a Judá serán exterminados. Efraín no tendrá más celos de Judá, ni Judá hostilizará a Efraín.

Volarán sobre los hombros de los filisteos al occidente, y juntos saquearán a los hijos del oriente. Edom y Moab estarán bajo su sujeción, y los hijos de Amón les obedecerán.

Jehovah secará la lengua del mar de Egipto. Con el poder de su Espíritu agitará su mano contra el Río; lo partirá en siete brazos y hará que pasen por él con sandalias.

Entonces habrá un camino para el remanente de su pueblo que quedó en Asiria, como lo hubo para Israel en el día que subió de la tierra de Egipto.

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