Primera epístola de San Pablo a Timoteo

Requisitos de los diáconos

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Primera epístola de San Pablo a Timoteo > Requisitos de los diáconos (54:3:8 - 54:3:13)

Asimismo, los diáconos deben ser dignos de respeto, sin doblez de lengua, no dados a mucho vino ni amantes de ganancias deshonestas;

que mantengan el misterio de la fe con limpia conciencia.

Que éstos sean probados primero y que después sirvan como diáconos, si es que son hallados irreprensibles.

Las mujeres, asimismo, deben ser dignas de respeto, no calumniadoras, sobrias, fieles en todo.

Los diáconos sean maridos de una sola mujer; que gobiernen bien a sus hijos y sus propias casas.

Porque los que sirven bien como diáconos ganan para sí buena reputación y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús.

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El misterio de la piedad

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Primera epístola de San Pablo a Timoteo > El misterio de la piedad (54:3:14 - 54:3:16)

Te escribo esto, esperando ir a verte pronto,

para que si me tardo, sepas cómo te conviene conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios vivo, columna y fundamento de la verdad.

Indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: El fue manifestado en la carne, justificado por el Espíritu, visto por los ángeles, proclamado entre las naciones, creído en el mundo, y recibido arriba en gloria.

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Predicción de la apostasía

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Primera epístola de San Pablo a Timoteo > Predicción de la apostasía (54:4:1 - 54:4:5)

Pero el Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe, prestando atención a espíritus engañosos y a doctrinas de demonios.

Con hipocresía hablarán mentira, teniendo cauterizada la conciencia.

Prohibirán casarse y mandarán abstenerse de los alimentos que Dios creó para que, con acción de gracias, participasen de ellos los que creen y han conocido la verdad.

Porque todo lo que Dios ha creado es bueno, y no hay que rechazar nada cuando es recibido con acción de gracias;

pues es santificado por medio de la palabra de Dios y de la oración.

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Un buen ministro de Jesucristo

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Primera epístola de San Pablo a Timoteo > Un buen ministro de Jesucristo (54:4:6 - 54:4:16)

Si expones estas cosas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido de las palabras de la fe y de la buena doctrina, la cual has seguido de cerca.

Desecha las fábulas profanas y de viejas, y ejercítate para la piedad.

Porque el ejercicio físico para poco aprovecha; pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa para la vida presente y para la venidera.

Fiel es esta palabra y digna de toda aceptación.

Porque para esto mismo trabajamos arduamente y luchamos, pues esperamos en el Dios viviente, quien es el Salvador de todos los hombres, especialmente de los que creen.

Estas cosas manda y enseña.

Nadie tenga en poco tu juventud; pero sé ejemplo para los creyentes en palabra, en conducta, en amor, en fe y en pureza.

Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, en la exhortación y en la enseñanza.

No descuides el don que está en ti, que te ha sido dado por medio de profecía, con la imposición de las manos del concilio de ancianos.

Dedícate a estas cosas; ocúpate en ellas, para que tu progreso sea manifiesto a todos.

Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y a los que te escuchan.

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Deberes hacia los demás

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Primera epístola de San Pablo a Timoteo > Deberes hacia los demás (54:5:1 - 54:6:2)

No reprendas con dureza al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos;

a las ancianas, como a madres; y a las jóvenes, como a hermanas, con toda pureza.

Honra a las viudas que realmente sean viudas.

Pero si alguna viuda tiene hijos o nietos, que aprendan primero a ser piadosos con los de su propia casa y a recompensar a sus padres, porque esto es aceptable delante de Dios.

Ahora bien, la que es realmente viuda, y que ha quedado sola, ha puesto su esperanza en Dios y persevera en súplica y oraciones de noche y de día;

pero la que se entrega a los placeres, viviendo está muerta.

Manda también estas cosas para que sean irreprensibles.

Si alguien no tiene cuidado de los suyos, y especialmente de los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.

La viuda sea incluida en la lista después de haber cumplido por lo menos sesenta años, que haya sido esposa de un solo marido,

que tenga testimonio de buenas obras; si ha criado hijos, si ha practicado la hospitalidad, si ha lavado los pies de los santos, si ha socorrido a los afligidos y si se ha dedicado a toda buena obra.

Pero no admitas a las viudas más jóvenes, porque cuando sus pasiones las apartan de Cristo, quieren casarse,

estando bajo juicio por haber abandonado su primer compromiso.

Y a la vez aprenden a ser ociosas, andando de casa en casa. No sólo aprenden a ser ociosas, sino también chismosas y entremetidas, hablando lo que no conviene.

Por eso quiero que las más jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen su casa y no den al adversario ninguna ocasión de reproche;

porque ya algunas se han extraviado en pos de Satanás.

Si algún creyente o alguna creyente tiene viudas, cuídelas. No sea carga para la iglesia, a fin de que haya lo suficiente para las que realmente son viudas.

Los ancianos que dirigen bien sean tenidos por dignos de doble honor, especialmente los que trabajan arduamente en la palabra y en la enseñanza.

Porque la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla. Además: “El obrero es digno de su salario.”

No admitas acusación contra un anciano a no ser que haya dos o tres testigos.

A los que continúan pecando, repréndelos delante de todos para que los otros tengan temor.

Requiero solemnemente delante de Dios y de Cristo Jesús y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicio, no haciendo nada con parcialidad.

No impongas las manos a ninguno con ligereza, ni participes en pecados ajenos; consérvate puro.

De aquí en adelante no tomes agua; usa, más bien, un poquito de vino a causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades.

Los pecados de algunos hombres se hacen patentes antes de comparecer en juicio, pero a otros les alcanzan después.

De la misma manera, las buenas obras se hacen patentes de antemano; y aunque sean de otra manera, no es posible mantenerlas ocultas.

Todos los que están bajo el yugo de la esclavitud tengan a sus propios amos como dignos de toda honra, para que no sea desacreditado el nombre de Dios, ni la doctrina.

Los que tienen amos creyentes, no los tengan en menos por ser hermanos. Al contrario, sírvanles mejor por cuanto son creyentes y amados los que se benefician de su buen servicio. Esto enseña y exhorta.

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