Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Job > Job desea abogar su causa delante de Dios (18:23:1 - 18:23:17)
Entonces respondió Job y dijo:
—Hoy también es amarga mi queja; su mano se ha hecho pesada sobre mi gemido.
¡Oh, si yo pudiera saber dónde hallar a Dios! Entonces iría hasta su morada.
Expondría delante de él mi causa, y llenaría mi boca de argumentos.
Yo sabría las palabras que él me respondería; y entendería lo que él me dijera.
¿Contendería conmigo con la grandeza de su fuerza? No; más bien, él me prestaría atención.
Allí el justo podría argüir con él, y yo me libraría para siempre de mi Juez.
Si voy al oriente, él no está allí; y si voy al occidente, no lo percibo.
Cuando él actúa en el norte, no lo diviso; se vuelve al sur, pero no lo veo.
Sin embargo, él conoce el camino en que ando; cuando él me haya probado, saldré como oro.
Mis pies han seguido fielmente sus huellas; he guardado su camino y no me he apartado.
No me he apartado del mandamiento de sus labios; en mi seno he guardado los dichos de su boca.
Pero él es Unico; ¿quién le hará desistir? Lo que su alma desea, él lo hace.
Ciertamente él completará lo que ha determinado acerca de mí, y tiene en mente muchas cosas semejantes.
Por lo cual yo me turbo en su presencia; lo considero, y tengo miedo de él.
Pero Dios ha debilitado mi valor; el Todopoderoso me ha aterrado.
Sin embargo, no he sido silenciado por las tinieblas, ni porque me haya cubierto la oscuridad.
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