Pentateuco

Jacob y su familia en Egipto

Imagen Jacob y su familia en Egipto 1

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Génesis > Jacob y su familia en Egipto (1:46:1 - 1:47:31)

Así partió Israel con todo lo que tenía y llegó a Beerseba, donde ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac.

Y Dios habló a Israel en visiones de noche y le dijo: —Jacob, Jacob. Y él respondió: —Heme aquí.

Le dijo: —Yo soy Dios, el Dios de tu padre. No temas descender a Egipto, porque allí yo haré de ti una gran nación.

Yo descenderé contigo a Egipto y ciertamente yo también te haré subir de allí. Y la mano de José cerrará tus ojos.

Partió Jacob de Beerseba, y los hijos de Israel hicieron subir a su padre Jacob, a sus niños y a sus mujeres en las carretas que el faraón había enviado para llevarlo.

Tomaron también sus ganados y sus posesiones que habían adquirido en la tierra de Canaán. Fueron a Egipto Jacob y toda su descendencia con él.

Llevó consigo a Egipto a toda su descendencia: a sus hijos y a los hijos de sus hijos, a sus hijas y a las hijas de sus hijos.

Estos son los nombres de los hijos de Israel que entraron en Egipto: Jacob y sus hijos: Rubén, el primogénito de Jacob;

y los hijos de Rubén: Hanoc, Falú, Hesrón y Carmi.

Los hijos de Simeón: Jemuel, Jamín, Ohad, Jaquín, Zojar y Saúl, hijo de la cananea.

Los hijos de Leví: Gersón, Cohat y Merari.

Los hijos de Judá: Er, Onán, Sela, Fares y Zéraj. (Er y Onán habían muerto en la tierra de Canaán.) Los hijos de Fares fueron Hesrón y Hamul.

Los hijos de Isacar: Tola, Fúa, Jasub y Simrón.

Los hijos de Zabulón: Sered, Elón y Yajleel.

Estos fueron los hijos de Lea, que dio a luz a Jacob en Padan-aram, y su hija Dina. El total de las personas de sus hijos y de sus hijas era treinta y tres.

Los hijos de Gad: Zifión, Hagui, Suni, Ezbón, Eri, Arodi y Areli.

Los hijos de Aser: Imna, Isva, Isvi, Bería y su hermana Sera. Los hijos de Bería fueron Heber y Malquiel.

Estos fueron los hijos de Zilpa, sierva que Labán dio a su hija Lea, y que dio a luz estos hijos a Jacob: dieciséis personas.

Los hijos de Raquel, mujer de Jacob, fueron José y Benjamín.

A José le nacieron, en la tierra de Egipto, Manasés y Efraín, que le dio a luz Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On.

Los hijos de Benjamín fueron: Bela, Bequer, Asbel, Gera, Naamán, Eji, Ros, Mupim, Hupim y Ard.

Estos fueron los hijos de Raquel que le nacieron a Jacob: catorce personas en total.

Los hijos de Dan: Husim.

Los hijos de Neftalí: Yajzeel, Guni, Jezer y Silem.

Estos fueron los hijos de Bilha, la que Labán dio a su hija Raquel, y dio a luz estos hijos a Jacob: siete personas en total.

Todas las personas que fueron con Jacob a Egipto, sus descendientes directos, sin contar las mujeres de los hijos de Jacob, todas las personas fueron sesenta y seis.

Los hijos de José que le nacieron en Egipto, fueron dos; así todos los miembros de la familia de Jacob que entraron en Egipto fueron setenta.

Entonces Jacob envió a Judá delante de él a llamar a José para que viniese a encontrarle en Gosén. Mientras tanto, ellos llegaron a la tierra de Gosén.

José hizo preparar su carro y fue a Gosén para recibir a Israel su padre. El se dio a conocer, y echándose sobre su cuello lloró mucho tiempo sobre su cuello.

Entonces Israel dijo a José: —¡Ahora ya puedo morir, puesto que he visto tu cara, y que vives todavía!

Después José dijo a sus hermanos y a la familia de su padre: —Subiré y lo haré saber al faraón. Le diré: “Mis hermanos y la familia de mi padre que estaban en la tierra de Canaán han venido a mí.

Los hombres son pastores de ovejas, porque poseen ganados. Han traído sus ovejas y sus vacas y todo lo que tienen.”

Cuando el faraón os llame y os diga: “¿Cuál es vuestro oficio?,”

entonces le diréis: “Tus siervos hemos sido hombres de ganadería desde nuestra juventud hasta ahora, lo mismo nosotros que nuestros padres.” Esto diréis para que habitéis en la tierra de Gosén, porque los egipcios abominan a todo pastor de ovejas.

José fue y lo hizo saber al faraón diciendo: —Mi padre y mis hermanos, con sus ovejas y sus vacas y todo lo que tienen, han venido de la tierra de Canaán, y he aquí que están en la tierra de Gosén.

Luego tomó a cinco de entre sus hermanos y los presentó ante el faraón.

Y el faraón preguntó a sus hermanos: —¿Cuál es vuestro oficio? Ellos respondieron al faraón: —Tus siervos somos pastores de ovejas, lo mismo nosotros que nuestros padres.

—Dijeron, además, al faraón—: Hemos venido para residir en esta tierra, porque no hay pasto para las ovejas de tus siervos y el hambre en la tierra de Canaán es grave. Por eso, permite que tus siervos habiten en la tierra de Gosén.

Entonces el faraón habló a José diciendo: —Tu padre y tus hermanos han venido a ti;

la tierra de Egipto está delante de ti. En lo mejor de la tierra haz habitar a tu padre y a tus hermanos; habiten en la tierra de Gosén. Y si juzgas que hay entre ellos hombres aptos, ponlos como mayorales de mi ganado.

Después José trajo a su padre Jacob y se lo presentó al faraón. Jacob bendijo al faraón.

Y el faraón preguntó a Jacob: —¿Cuántos años tienes?

Y Jacob respondió al faraón: —Los años de mi peregrinación son 130 años. Pocos y malos son los años de mi vida, y no alcanzan al número de los años de la vida de mis padres en su peregrinación.

Jacob bendijo al faraón; después salió de su presencia.

Así José hizo habitar a su padre y a sus hermanos, y les dio posesión en la tierra de Egipto, en lo mejor de la tierra, en la tierra de Ramesés, como mandó el faraón.

Y José proveía de alimentos a su padre, a sus hermanos y a toda la casa de su padre, según el número de los niños pequeños.

Ya no había alimentos en toda la tierra; y el hambre se había agravado, por lo que desfallecía de hambre tanto la tierra de Egipto como la tierra de Canaán.

Entonces José recaudó todo el dinero que se hallaba en la tierra de Egipto y en la tierra de Canaán, a cambio de los alimentos que le compraban, y trajo José el dinero al palacio del faraón.

Y cuando se acabó el dinero en la tierra de Egipto y en la tierra de Canaán, todo Egipto vino a José diciendo: —Danos de comer. ¿Por qué hemos de morir en tu presencia por habérsenos terminado el dinero?

José les dijo: —Dad vuestros ganados. Si se os ha terminado el dinero, yo os daré alimentos a cambio de vuestros ganados.

Ellos llevaron sus ganados a José. Y José les dio alimentos a cambio de los caballos, el ganado ovejuno, el ganado vacuno y los asnos. Aquel año les proveyó alimento a cambio de todos sus ganados.

Cuando se acabó aquel año, fueron a él el segundo año y le dijeron: —No necesitamos encubrir a nuestro señor que se ha acabado el dinero y que el ganado ya es de nuestro señor. Nada ha quedado delante de nuestro señor, excepto nuestros cuerpos y nuestras tierras.

¿Por qué hemos de perecer en tu presencia, tanto nosotros como nuestras tierras? Cómpranos a nosotros y nuestras tierras a cambio de alimentos, y nosotros y nuestras tierras seremos siervos del faraón. Sólo danos semillas para que sobrevivamos y no muramos, y que la tierra no quede desolada.

Así compró José toda la tierra de Egipto para el faraón, porque los egipcios vendieron cada uno su tierra, ya que el hambre se había agravado sobre ellos. Así la tierra vino a ser del faraón.

Y él redujo al pueblo a servidumbre, desde un extremo a otro del territorio de Egipto.

Solamente no compró la tierra de los sacerdotes, porque los sacerdotes tenían ración de parte del faraón. Como ellos comían de la ración que les daba el faraón, por eso no tuvieron que vender sus tierras.

Entonces José dijo al pueblo: —He aquí, hoy os he comprado, para el faraón, a vosotros y vuestras tierras. Aquí tenéis semilla; sembrad la tierra.

Y sucederá que de los productos daréis la quinta parte al faraón. Las cuatro partes serán vuestras para sembrar las tierras, para vuestro sustento, para los que están en vuestras casas y para que coman vuestros niños.

Ellos respondieron: —¡Nos has dado la vida! Hallemos gracia ante los ojos de nuestro señor y seremos siervos del faraón.

Entonces José instituyó como ley en la tierra de Egipto, hasta el día de hoy, que la quinta parte pertenece al faraón. Solamente la tierra de los sacerdotes no llegó a ser del faraón.

Habitó, pues, Israel en la tierra de Egipto, en la tierra de Gosén, y se establecieron en ella. Allí fueron fecundos y se multiplicaron mucho.

Jacob vivió en la tierra de Egipto 17 años; y los días de Jacob, los años de su vida, fueron 147 años.

Cuando se acercó el día de la muerte de Israel, éste llamó a su hijo José y le dijo: —Si he hallado gracia ante tus ojos, por favor, pon tu mano debajo de mi muslo y muéstrame misericordia y verdad; te ruego que no me sepultes en Egipto,

sino que cuando repose con mis padres, me llevarás de Egipto y me sepultarás en el sepulcro de ellos. José respondió: —Yo haré como tú dices.

Y él dijo: —¡Júramelo! El se lo juró. Entonces Israel se postró sobre la cabecera de la cama.

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Jacob bendice a Efraín y a Manasés

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Génesis > Jacob bendice a Efraín y a Manasés (1:48:1 - 1:48:22)

Sucedió que después de estas cosas se le informó a José: “He aquí, tu padre está enfermo.” Entonces él tomó consigo a sus dos hijos, Manasés y Efraín.

Y se lo comunicaron a Jacob diciendo: —He aquí que tu hijo José ha venido a ti. Entonces Israel se esforzó y se sentó sobre la cama.

Y Jacob dijo a José: —El Dios Todopoderoso se me apareció en Luz, en la tierra de Canaán y me bendijo

diciéndome: “He aquí, yo te haré fecundo y te multiplicaré, y haré que llegues a ser una multitud de naciones. Yo daré esta tierra como posesión perpetua a tu descendencia después de ti.”

Y ahora, tus dos hijos, Efraín y Manasés, que te nacieron en la tierra de Egipto antes de que yo viniese a ti en la tierra de Egipto, serán míos; como Rubén y Simeón serán míos.

Pero tus descendientes que engendres después de ellos serán tuyos, y en sus heredades serán llamados según el nombre de sus hermanos.

Porque cuando yo venía de Padan-aram, se me murió Raquel en la tierra de Canaán, en el camino, a corta distancia de Efrata; y allí la sepulté en el camino de Efrata, es decir, de Belén.

Entonces Israel vio a los hijos de José y preguntó: —¿Quiénes son éstos?

José respondió a su padre: —Son mis hijos, que Dios me ha dado aquí. Y él dijo: —Por favor, acércamelos para que los bendiga.

Los ojos de Israel estaban tan debilitados por la vejez que no podía ver. Hizo, pues, que ellos se acercaran a él; y él los besó y los abrazó.

Y dijo Israel a José: —Yo no esperaba ver tu cara, ¡y he aquí que Dios me ha hecho ver también a tus hijos!

Entonces José los apartó de entre sus rodillas, y se postró con su rostro a tierra.

Luego tomó José a ambos: a Efraín a su derecha (a la izquierda de Israel), y a Manasés a su izquierda (a la derecha de Israel); y los acercó a él.

Luego Israel extendió su mano derecha y la puso sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su izquierda la puso sobre la cabeza de Manasés, cruzando sus manos a propósito, a pesar de que el primogénito era Manasés.

Y bendijo a José diciendo: —El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me pastorea desde que nací hasta el día de hoy,

el Angel que me redime de todo mal, bendiga a estos jóvenes. Sean ellos llamados por mi nombre y por los nombres de mis padres Abraham e Isaac, y multiplíquense abundantemente en medio de la tierra.

Al ver José que su padre ponía su mano derecha sobre la cabeza de Efraín, le pareció mal, y tomó la mano de su padre para pasarla de la cabeza de Efraín a la cabeza de Manasés.

José dijo a su padre: —Así no, padre mío, porque éste es el primogénito. Pon tu diestra sobre su cabeza.

Pero su padre rehusó y dijo: —Lo sé, hijo mío, lo sé. También él llegará a ser un pueblo y también será engrandecido. Pero su hermano menor será más grande que él, y sus descendientes llegarán a ser una multitud de naciones.

Y los bendijo aquel día diciendo: —Israel bendecirá en vuestro nombre, diciendo: “Dios te haga como a Efraín y como a Manasés.” Así nombró a Efraín antes que a Manasés.

Luego Israel dijo a José: —He aquí yo estoy a punto de morir, pero Dios estará con vosotros y os hará volver a la tierra de vuestros padres.

Yo te doy a ti una parte más que a tus hermanos, la cual yo tomé de mano del amorreo con mi espada y con mi arco.

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Profecía de Jacob acerca de sus hijos

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Génesis > Profecía de Jacob acerca de sus hijos (1:49:1 - 1:49:27)

Entonces Jacob llamó a sus hijos y les dijo: “Reuníos, y os declararé lo que os ha de acontecer en los días postreros.

Reuníos y escuchad, hijos de Jacob; escuchad a vuestro padre Israel:

Rubén, mi primogénito: Tú eres mi fortaleza y el principio de mi vigor; principal en dignidad y principal en poder.

Porque fuiste inestable como el agua, no serás el principal. Porque subiste a la cama de tu padre, y al subir a mi lecho lo profanaste.

Simeón y Leví son hermanos; sus armas son instrumentos de violencia.

No participe mi alma en su consejo, ni mi honor se adhiera a su asamblea. Porque en su furor mataron hombres, y en su desenfreno lisiaron bueyes.

Maldito sea su furor, porque fue fiero, y su ira, porque fue cruel. Yo los dispersaré en Jacob, y los esparciré en Israel.

“Judá, tus hermanos te alabarán. Tu mano estará sobre el cuello de tus enemigos, y los hijos de tu padre se postrarán ante ti.

Eres un cachorro de león, oh Judá; vuelves de cazar, hijo mío. Se agacha y se recuesta cual león; y como leona, ¿quién lo despertará?

El cetro no será quitado de Judá, ni la vara de autoridad de entre sus pies, hasta que venga Siloh; y le obedecerán los pueblos.

Atando a la vid su borriquillo y a la cepa la cría de su asna, lava en vino su vestidura y en sangre de uvas su manto.

Sus ojos están brillantes por el vino, y sus dientes blancos por la leche.

“Zabulón habitará las costas de los mares. Será puerto de navíos, y su extremo llegará hasta Sidón.

Isacar es un asno de fuertes huesos, echado entre dos alforjas.

Vio que el lugar de descanso era bueno y que la tierra era placentera, e inclinó sus hombros para cargar y se sometió al tributo laboral.

“Dan juzgará a su pueblo como una de las tribus de Israel.

Dan será como serpiente junto al camino, como víbora junto al sendero, que muerde los cascos del caballo de modo que su jinete caiga hacia atrás.

“¡Espero tu salvación, oh Jehovah!

Gad: Un batallón lo atacará; pero él les atacará por su espalda.

“Aser: Sus alimentos son suculentos; él producirá manjares dignos de un rey.

“Neftalí es una venada suelta que tendrá hermosos venaditos.

“José es un retoño fructífero, retoño fructífero junto a un manantial; sus ramas trepan sobre el muro.

Los arqueros le causaron amargura; le fueron hostiles los flecheros.

Pero su arco permaneció firme, y sus brazos se hicieron ágiles, por las manos del Fuerte de Jacob; por el nombre del Pastor, la Roca de Israel;

por el Dios de tu padre, el cual te ayudará; y por el Todopoderoso, quien te bendecirá: con bendiciones del cielo arriba, con bendiciones del océano que se extiende abajo; con bendiciones de los senos y de la matriz.

Las bendiciones de tu padre sobrepasan a las de las montañas eternas, y a los deleites de las colinas antiguas. Sean sobre la cabeza de José, sobre la coronilla del príncipe de sus hermanos.

Benjamín es un lobo rapaz: Por la mañana come la presa, y al atardecer reparte el botín.”

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Muerte y sepelio de Jacob

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Génesis > Muerte y sepelio de Jacob (1:49:28 - 1:50:14)

Todos éstos llegaron a ser las doce tribus de Israel, y esto fue lo que su padre les dijo al bendecirlos; a cada uno lo bendijo con su respectiva bendición.

Luego les mandó diciendo: “Yo voy a ser reunido con mi pueblo. Sepultadme con mis padres en la cueva que está en el campo de Efrón el heteo;

en la cueva que está en el campo de Macpela, frente a Mamre, en la tierra de Canaán, la cual compró Abraham a Efrón el heteo, junto con el campo, para posesión de sepultura.

Allí sepultaron a Abraham y a Sara su mujer, allí sepultaron a Isaac y a Rebeca su mujer, y allí sepulté yo a Lea.

El campo y la cueva que está en él fueron adquiridos de los hijos de Het.”

Cuando acabó de dar instrucciones a sus hijos, recogió sus pies en la cama y expiró. Y fue reunido con sus padres.

Entonces José se echó sobre la cara de su padre, lloró sobre él y lo besó.

José mandó a sus servidores, los médicos, que embalsamaran a su padre, y los médicos embalsamaron a Israel.

Cumplieron con él cuarenta días, tiempo que duraba el proceso de embalsamamiento, y los egipcios guardaron luto por él setenta días.

Y pasados los días de su duelo, José habló a los de la casa del faraón diciendo: —Si he hallado gracia ante vuestros ojos, por favor, haced llegar a oídos del faraón lo siguiente:

“Mi padre me hizo jurar diciendo: He aquí, que yo voy a morir; en el sepulcro que cavé para mí en la tierra de Canaán, allí me sepultarás. Permite, pues, que suba yo ahora, sepulte a mi padre y regrese.”

El faraón le respondió: —Sube y sepulta a tu padre, como él te hizo jurar.

Entonces José subió a sepultar a su padre. Y con él subieron todos los servidores del faraón, los dignatarios de su corte y todos los dignatarios de la tierra de Egipto,

toda la familia de José, sus hermanos y la familia de su padre. Solamente dejaron en la tierra de Gosén a sus niños, sus ovejas y sus vacas.

Subieron también con él carros y gente de a caballo, formando un numeroso cortejo.

Llegaron hasta la era de Atad, que estaba al otro lado del Jordán, y allí tuvieron una lamentación grande y muy fuerte. José hizo duelo por su padre durante siete días.

Al ver los habitantes de la tierra, los cananeos, el duelo en la era de Atad, dijeron: “¡Grande es este duelo de los egipcios!” Por eso fue llamado Abel-mizraim el nombre de ese lugar, que está al otro lado del Jordán.

Hicieron, pues, sus hijos con él, según les había mandado Jacob.

Sus hijos lo llevaron a la tierra de Canaán y lo sepultaron en la cueva del campo de Macpela, frente a Mamre, la cual, junto con el campo, Abraham había comprado a Efrón el heteo, como una propiedad para sepultura.

Después que había sepultado a su padre, José volvió a Egipto junto con sus hermanos y todos los que fueron con él para sepultar a su padre.

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Muerte de José

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Génesis > Muerte de José (1:50:15 - 1:50:26)

Y viendo los hermanos de José que su padre había muerto, dijeron: —Quizás José nos tenga rencor y nos devuelva todo el mal que le ocasionamos.

Y enviaron a decir a José: —Tu padre nos mandó antes de su muerte que te dijéramos:

“Así diréis a José: Por favor, perdona la maldad de tus hermanos y su pecado, porque te trataron mal.” Por eso, te rogamos que perdones la maldad de los siervos del Dios de tu padre. José lloró mientras le hablaban.

Entonces lloraron también sus hermanos, y postrándose delante de él le dijeron: —Aquí nos tienes como siervos tuyos.

Pero José les respondió: —No temáis. ¿Estoy yo acaso en el lugar de Dios?

Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo encaminó para bien, para hacer lo que vemos hoy: mantener con vida a un pueblo numeroso.

Ahora pues, no tengáis miedo. Yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así les confortó y les habló al corazón.

José se quedó en Egipto con la familia de su padre. José vivió 110 años,

y vio José a los hijos de Efraín hasta la tercera generación. También cuando nacieron los hijos de Maquir hijo de Manasés fueron puestos sobre las rodillas de José.

Luego José dijo a sus hermanos: —Yo voy a morir, pero Dios ciertamente os visitará con su favor y os hará subir de esta tierra a la tierra que juró dar a Abraham, a Isaac y a Jacob.

Entonces José hizo jurar a los hijos de Israel, diciendo: —Ciertamente Dios vendrá en vuestra ayuda; entonces vosotros haréis llevar de aquí mis restos.

José murió a la edad de 110 años, y lo embalsamaron y lo pusieron en un ataúd en Egipto.

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