San Lucas

La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús (42:8:40 - 42:8:56)

Al regresar Jesús, toda la gente le recibió gozosa, porque todos le esperaban.

Y he aquí vino un hombre llamado Jairo, que era principal de la sinagoga. Se postró a los pies de Jesús y le imploró que fuese a su casa,

porque tenía una hija única, de unos doce años, que se estaba muriendo. Mientras él iba, las multitudes le apretujaban.

Y una mujer, que padecía de hemorragia desde hacía doce años (la cual, aunque había gastado todo su patrimonio en médicos, no pudo ser sanada por nadie),

se le acercó por detrás y tocó el borde del manto de Jesús. De inmediato se detuvo su hemorragia.

Entonces dijo Jesús: —¿Quién es el que me ha tocado? Y como todos negaban, Pedro le dijo: —Maestro, las multitudes te aprietan y presionan.

Jesús dijo: —Alguien me ha tocado, porque yo sé que ha salido poder de mí.

Entonces, cuando la mujer vio que no había pasado inadvertida, fue temblando; y postrándose delante de él, declaró ante todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo había sido sanada al instante.

El le dijo: —Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz.

Mientras él aún hablaba, vino uno de la casa del principal de la sinagoga para decirle: —Tu hija ha muerto. No molestes más al Maestro.

Al oír esto, Jesús le respondió: —No temas; sólo cree, y ella será salva.

Cuando llegó a la casa, no dejó entrar consigo a nadie, sino sólo a Pedro, a Juan, a Jacobo, y al padre y a la madre de la niña.

Todos lloraban y lamentaban por ella. Pero él dijo: —No lloréis. Ella no ha muerto, sino que duerme.

Ellos se burlaban de él, sabiendo que ella había muerto.

Pero él la tomó de la mano, y habló a gran voz diciendo: —Niña, levántate.

Entonces su espíritu volvió a ella, y al instante se levantó. Y él ordenó que le diesen de comer.

Sus padres quedaron atónitos, y él les mandó que a nadie dijesen lo que había sucedido.

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Misión de los doce discípulos

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > Misión de los doce discípulos (42:9:1 - 42:9:6)

Reuniendo a los doce, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios y para sanar enfermedades.

Los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos.

Y les dijo: —No toméis nada para el camino, ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero; ni tengáis dos túnicas.

En cualquier casa en que entréis, permaneced allí, y de allí salid.

Y dondequiera que no os reciban, al salir de aquella ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies como testimonio contra ellos.

Y saliendo, pasaban de aldea en aldea, anunciando el evangelio y sanando por todas partes.

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Muerte de Juan el Bautista

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > Muerte de Juan el Bautista (42:9:7 - 42:9:9)

El tetrarca Herodes oyó de todo lo que estaba pasando; y estaba perplejo, porque algunos decían que Juan había resucitado de los muertos.

Otros decían que Elías había aparecido, y otros que alguno de los antiguos profetas había resucitado.

Pero Herodes dijo: “A Juan yo lo decapité. ¿Quién, pues, es éste de quien escucho tales cosas?” Y procuraba verle.

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Alimentación de los cinco mil

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > Alimentación de los cinco mil (42:9:10 - 42:9:17)

Cuando los apóstoles regresaron, contaron a Jesús todo lo que habían hecho. Y él los tomó consigo y se retiró aparte a la ciudad llamada Betsaida.

Pero al saberlo las multitudes, le siguieron; y él los recibió y les hablaba del reino de Dios y sanaba a los que tenían necesidad de ser sanados.

El día comenzó a declinar, y los doce se acercaron a él y le dijeron: —Despide a la gente para que vayan a las aldeas y a los campos de alrededor, y se alojen y hallen comida, porque aquí estamos en un lugar desierto.

El les dijo: —Dadles vosotros de comer. Pero ellos dijeron: —No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros y compremos comida para todo este pueblo.

Porque eran como cinco mil hombres. Entonces dijo a sus discípulos: —Haced que se sienten en grupos de unos cincuenta cada uno.

Y así lo hicieron, haciendo que todos se sentaran.

Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y alzando los ojos al cielo, los bendijo. Luego los partió e iba dando a sus discípulos para que los pusiesen delante de la gente.

Todos comieron y se saciaron, y de lo que sobró recogieron doce canastas de pedazos.

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La confesión de Pedro

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > La confesión de Pedro (42:9:18 - 42:9:20)

Aconteció que, mientras él estaba orando aparte, sus discípulos estaban con él, y les preguntó diciendo: —¿Quién dice la gente que soy yo?

Respondiendo ellos dijeron: —Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los antiguos profetas ha resucitado.

Y les dijo: —Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Entonces Pedro respondiendo dijo: —El Cristo de Dios.

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