Nuevo Testamento

Pago del impuesto del templo

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Mateo > Pago del impuesto del templo (40:17:24 - 40:17:27)

Cuando ellos llegaron a Capernaúm, fueron a Pedro los que cobraban el impuesto del templo y dijeron: —¿Vuestro maestro no paga el impuesto del templo?

El dijo: —Sí. Al entrar en casa, Jesús le habló primero diciendo: —¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos o de otros?

Pedro le dijo: —De otros. Jesús le dijo: —Luego, los hijos están libres de obligación.

Pero, para que no los ofendamos, vé al mar, echa el anzuelo, y el primer pez que suba, tómalo. Cuando abras su boca, hallarás un estatero. Tómalo y dalo por mí y por ti.

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¿Quién es el mayor?

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Mateo > ¿Quién es el mayor? (40:18:1 - 40:18:5)

En aquel tiempo los discípulos se acercaron a Jesús diciendo: —¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?

Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos

y dijo: —De cierto os digo que si no os volvéis y os hacéis como los niños, jamás entraréis en el reino de los cielos.

Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el más importante en el reino de los cielos.

Y cualquiera que en mi nombre reciba a un niño como éste, a mí me recibe.

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Ocasiones de caer

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Mateo > Ocasiones de caer (40:18:6 - 40:18:9)

Y a cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le atase al cuello una gran piedra de molino y que se le hundiese en lo profundo del mar.

¡Ay del mundo por los tropiezos! Es inevitable que haya tropiezos, pero ¡ay del hombre que los ocasione!

Por tanto, si tu mano o tu pie te hace tropezar, córtalo y échalo de ti. Mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego eterno.

Y si tu ojo te hace tropezar, sácalo y échalo de ti. Mejor te es entrar en la vida con un solo ojo, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego.

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Parábola de la oveja perdida

Imagen Parábola de la oveja perdida 1
Enviado por Flor

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Mateo > Parábola de la oveja perdida (40:18:10 - 40:18:14)

Mirad, no tengáis en poco a ninguno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles en los cielos siempre ven el rostro de mi Padre que está en los cielos.

Porque el Hijo del Hombre ha venido a salvar lo que se había perdido.

¿Qué os parece? Si algún hombre tiene cien ovejas y se extravía una, ¿acaso no dejará las noventa y nueve en las montañas e irá a buscar la descarriada?

Y si sucede que la encuentra, de cierto os digo que se goza más por aquélla que por las noventa y nueve que no se extraviaron.

Así que, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos que se pierda ni uno de estos pequeños.

[Te puede interesar: “La parábola de la oveja perdida” de San Lucas]

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Cómo se debe perdonar al hermano

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Mateo > Cómo se debe perdonar al hermano (40:18:15 - 40:21:46)

Por tanto, si tu hermano peca contra ti, vé, amonéstale a solas entre tú y él. Si él te escucha, has ganado a tu hermano.

Pero si no escucha, toma aún contigo uno o dos, para que todo asunto conste según la boca de dos o tres testigos.

Y si él no les hace caso a ellos, dilo a la iglesia; y si no hace caso a la iglesia, tenlo por gentil y publicano.

De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra habrá sido atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra habrá sido desatado en el cielo.

Otra vez os digo que, si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidan, les será hecha por mi Padre que está en los cielos.

Porque donde dos o tres están congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

Entonces Pedro se acercó y le dijo: —Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí y yo le perdonaré? ¿Hasta siete veces?

Pero buscando cómo echarle mano, temieron al pueblo; porque le tenía por profeta.

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