Nuevo Testamento

El complot para prender a Jesús

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Marcos > El complot para prender a Jesús (41:14:1 - 41:14:2)

Dos días después era la Pascua y la fiesta de los panes sin levadura. Y los principales sacerdotes y los escribas estaban buscando cómo prenderle por engaño y matarle,

pues decían: “No en la fiesta, de modo que no se haga alboroto en el pueblo.”

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Jesús es ungido en Betania

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Marcos > Jesús es ungido en Betania (41:14:3 - 41:14:11)

Estando él en Betania sentado a la mesa en casa de Simón el leproso, vino una mujer que tenía un frasco de alabastro con perfume de nardo puro de gran precio. Y quebrando el frasco de alabastro, lo derramó sobre la cabeza de Jesús.

Pero había allí algunos que se indignaron entre sí y dijeron: —¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume?

pero Jesús dijo: —Dejadla. ¿Por qué la molestáis? Ella ha hecho una buena obra conmigo.

Porque siempre tenéis a los pobres con vosotros, y cuando queréis les podéis hacer bien; pero a mí no siempre me tenéis.

Ella ha hecho lo que podía, porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura.

De cierto os digo que dondequiera que sea predicado este evangelio en todo el mundo, también lo que ésta ha hecho será contado para memoria de ella.

Ellos, al oírlo, se alegraron y prometieron darle dinero. Y él buscaba cómo entregarle en un momento oportuno.

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Institución de la Cena del Señor

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Marcos > Institución de la Cena del Señor (41:14:12 - 41:14:24)

El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban el cordero de la Pascua, sus discípulos le dijeron: —¿Dónde quieres que vayamos y hagamos los preparativos para que comas la Pascua?

El envió a dos de sus discípulos y les dijo: —Id a la ciudad, y os saldrá al encuentro un hombre llevando un cántaro de agua. Seguidle;

y donde entre, decid al dueño de casa: “El Maestro dice: ¿Dónde está mi habitación donde he de comer la Pascua con mis discípulos?”

Salieron sus discípulos, entraron en la ciudad, hallaron como les había dicho y prepararon la Pascua.

Al atardecer fue con los doce;

y cuando estaban sentados a la mesa comiendo, Jesús dijo: —De cierto os digo que uno de vosotros, el que come conmigo, me va a entregar.

Entonces comenzaron a entristecerse y a decirle uno tras otro: —¿Acaso seré yo?

A la verdad, el Hijo del Hombre va, tal como está escrito de él. Pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado el Hijo del Hombre! Bueno le fuera a aquel hombre no haber nacido.

Mientras ellos comían, Jesús tomó pan y lo bendijo; lo partió, les dio y dijo: —Tomad; esto es mi cuerpo.

Tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron todos de ella.

Y él les dijo: —Esto es mi sangre del pacto, la cual es derramada a favor de muchos.

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Jesús anuncia la negación de Pedro

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Marcos > Jesús anuncia la negación de Pedro (41:14:26 - 41:14:31)

Y después de cantar un himno, salieron al monte de los Olivos.

Entonces Jesús les dijo: —Todos os escandalizaréis de mí; porque escrito está: Heriré al pastor, y serán dispersadas las ovejas.

Pero después de haber resucitado, iré delante de vosotros a Galilea.

Entonces Pedro le dijo: —Aunque todos sean escandalizados, yo no.

Pero él decía con mayor insistencia: —Aunque me sea necesario morir contigo, jamás te negaré. También todos decían lo mismo.

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Jesús ora en Getsemaní

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Marcos > Jesús ora en Getsemaní (41:14:32 - 41:14:42)

Llegaron al lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: —Sentaos aquí, mientras yo oro.

Tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse.

Y les dijo: —Mi alma está muy triste, hasta la muerte. Quedaos aquí y velad.

Decía: —¡Abba, Padre, todo es posible para ti! ¡Aparta de mí esta copa! Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.

Volvió y los halló durmiendo, y le dijo a Pedro: —Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una sola hora?

Velad y orad, para que no entréis en tentación. El espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.

De nuevo se apartó y oró diciendo las mismas palabras.

Cuando volvió otra vez, los halló durmiendo, porque sus ojos estaban cargados de sueño. Y no sabían qué responderle.

Volvió por tercera vez y les dijo: —¿Todavía estáis durmiendo y descansando? Basta ya. La hora ha venido. He aquí, el Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores.

¡Levantaos, vamos! He aquí, está cerca el que me entrega.

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