Nuevo Testamento

La fe de la mujer sirofenicia

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Marcos > La fe de la mujer sirofenicia (41:7:24 - 41:7:30)

Y levantándose, partió de allí para los territorios de Tiro y de Sidón. Y entró en una casa y no quería que nadie lo supiese, pero no pudo esconderse.

Más bien, en seguida oyó de él una mujer cuya hija tenía un espíritu inmundo, y vino y cayó a sus pies.

La mujer era griega, de nacionalidad sirofenicia, y le rogaba que echase el demonio fuera de su hija.

Pero Jesús le dijo: —Deja primero que se sacien los hijos, porque no es bueno tomar el pan de los hijos y echarlo a los perritos.

Ella respondió y le dijo: —Sí, Señor; también los perritos debajo de la mesa comen de las migajas de los hijos.

Entonces él le dijo: —Por causa de lo que has dicho, vé; el demonio ha salido de tu hija.

Y cuando ella se fue a su casa, halló a su hija acostada en la cama y que el demonio había salido.

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Jesús sana a un sordomudo

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Marcos > Jesús sana a un sordomudo (41:7:31 - 41:7:37)

Al salir de nuevo de los territorios de Tiro, fue por Sidón al mar de Galilea, atravesando el territorio de Decápolis.

Entonces le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que le pusiera la mano encima.

Y tomándole aparte de la multitud, metió los dedos en sus orejas, escupió y tocó su lengua.

Luego mirando al cielo, suspiró y le dijo: —¡Efata! —que quiere decir: Sé abierto—.

Y de inmediato fueron abiertos sus oídos y desatada la ligadura de su lengua, y hablaba bien.

El les mandó que no lo dijeran a nadie; pero cuanto más les mandaba, tanto más lo proclamaban.

Se maravillaban sin medida, diciendo: —¡Todo lo ha hecho bien! Aun a los sordos hace oír, y a los mudos hablar.

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Alimentación de los cuatro mil

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Marcos > Alimentación de los cuatro mil (41:8:1 - 41:8:10)

En aquellos días, ya que otra vez había una gran multitud y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:

—Tengo compasión de la multitud, porque ya hace tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer.

Si les despido a sus casas en ayunas, se desmayarán en el camino; y algunos de ellos han venido de lejos.

Sus discípulos le respondieron: —¿De dónde podrá alguien saciar a éstos de pan, aquí en el desierto?

Y les preguntó: —¿Cuántos panes tenéis? Ellos dijeron: —Siete.

Entonces él mandó a la multitud recostarse en tierra. Tomó los siete panes, y habiendo dado gracias, los partió y daba a sus discípulos para que ellos los sirviesen. Y ellos los sirvieron a la multitud.

También tenían unos pocos pescaditos. Y después de bendecirlos, él mandó que también los sirviesen.

Comieron y se saciaron, y recogieron siete cestas de los pedazos que habían sobrado.

Y eran como cuatro mil. El los despidió;

y luego, entrando en la barca con sus discípulos, se fue a la región de Dalmanuta.

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La demanda de una señal

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Marcos > La demanda de una señal (41:8:11 - 41:8:13)

Salieron los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole una señal del cielo, para probarle.

El suspiró profundamente en su espíritu y dijo: “¿Por qué pide esta generación una señal? De cierto os digo que a esta generación no se le dará ninguna señal.”

Y dejándolos, volvió a entrar en la barca y cruzó a la otra orilla.

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La levadura de los fariseos

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Marcos > La levadura de los fariseos (41:8:14 - 41:8:21)

Se habían olvidado de llevar pan, y no tenían consigo en la barca sino un solo pan.

Y él les mandó, diciendo: —Mirad; guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes.

Ellos discutían los unos con los otros, porque no tenían pan.

Como Jesús lo entendió, les dijo: —¿Por qué discutís? ¿Porque no tenéis pan? ¿Todavía no entendéis ni comprendéis? ¿Tenéis endurecido vuestro corazón?

Teniendo ojos, ¿no veis? Teniendo oídos, ¿no oís? ¿No os acordáis?

Cuando partí los cinco panes entre cinco mil, ¿cuántas canastas llenas de pedazos recogisteis? Ellos dijeron: —Doce.

—Y cuando repartí los siete panes entre los cuatro mil, ¿cuántas cestas llenas de pedazos recogisteis? Ellos dijeron: —Siete.

El les preguntó: —¿Todavía no comprendéis?

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