Biblia cristiana > Nuevo Testamento > EpÃstolas > EpÃstola de San Pablo a los Romanos > Saludos personales (45:16:1 - 45:16:24)
Os recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa de la iglesia que está en Cencrea,
para que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa que sea necesaria; porque ella ha ayudado a muchos, incluso a mà mismo.
Saludad a Priscila y a Aquilas, mis colaboradores en Cristo Jesús,
que expusieron sus cuellos por mi vida, y a quienes estoy agradecido, no sólo yo, sino también todas las iglesias de los gentiles.
Saludad también a la iglesia de su casa. Saludad a Epeneto, amado mÃo, que es uno de los primeros frutos de Acaya en Cristo.
Saludad a MarÃa, quien ha trabajado arduamente entre vosotros.
Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y compañeros de prisiones, quienes son muy estimados por los apóstoles y también fueron antes de mà en Cristo.
Saludad a Amplias, amado mÃo en el Señor.
Saludad a Urbano, nuestro colaborador en Cristo y a Estaquis, amado mÃo.
Saludad a Apeles, aprobado en Cristo. Saludad a los de la casa de Aristóbulo.
Saludad a Herodión, mi pariente. Saludad a los de la casa de Narciso, los cuales están en el Señor.
Saludad a Trifena y a Trifosa, las cuales han trabajado arduamente en el Señor. Saludad a la amada Pérsida, quien ha trabajado mucho en el Señor.
Saludad a Rufo, el escogido en el Señor; y a su madre, que también es mÃa.
Saludad a AsÃncrito, a Flegonte, a Hermas, a Patrobas, a Hermes y a los hermanos que están con ellos.
Saludad a Filólogo y a Julia, a Nereo y a la hermana de él, a Olimpas y a todos los santos que están con ellos.
Saludaos unos a otros con un beso santo. Os saludan todas las iglesias de Cristo.
Pero os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que habéis aprendido, y que os apartéis de ellos.
Porque tales personas no sirven a Cristo nuestro Señor, sino a sus propios estómagos, y con suaves palabras y lisonjas engañan a los corazones de los ingenuos.
Porque vuestra obediencia ha llegado a ser conocida de todos, de modo que me gozo a causa de vosotros; pero quiero que seáis sabios para el bien e inocentes para el mal.
Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás debajo de vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesús sea con vosotros.
Os saludan Timoteo mi colaborador, y Lucio, Jasón y SosÃpater, mis parientes.
Yo Tercio, que he escrito la epÃstola, os saludo en el Señor.
Os saluda Gayo, hospedador mÃo y de toda la iglesia. Os saludan Erasto, tesorero de la ciudad, y el hermano Cuarto.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.
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