Libros Históricos

Astucia de los gabaonitas

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Josué > Astucia de los gabaonitas (6:9:1 - 6:9:27)

Aconteció que cuando oyeron estas cosas todos los reyes que estaban a este lado del Jordán, tanto en la región montañosa como en la Sefela y en toda la costa del mar Grande hasta el Líbano (heteos, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos),

se agruparon para combatir de común acuerdo contra Josué e Israel.

Pero cuando los habitantes de Gabaón oyeron lo que Josué había hecho a Jericó y a Hai,

usaron de astucia. Fueron y se proveyeron tomando sobre sus asnos costales viejos, odres de vino viejos, rotos y remendados,

sandalias viejas y remendadas en sus pies, y ropa vieja sobre sí. Y todo el pan de que se habían provisto para el camino estaba seco y mohoso.

Así fueron a Josué, al campamento en Gilgal, y le dijeron a él y a los hombres de Israel: —Nosotros venimos de una tierra lejana. Haced, pues, alianza con nosotros.

Los hombres de Israel respondieron a los heveos: —Quizás vosotros habitáis en medio de nosotros. ¿Cómo, pues, podremos hacer alianza con vosotros?

Ellos respondieron a Josué: —Nosotros somos tus siervos. Y Josué les preguntó: —¿Quiénes sois vosotros y de dónde venís?

Ellos le respondieron: —Tus siervos hemos venido de tierras muy lejanas, a causa del renombre de Jehovah tu Dios. Porque hemos oído de su fama y de todas las cosas que hizo en Egipto,

y de todo lo que hizo a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán: a Sejón rey de Hesbón, y a Og rey de Basán, que estaba en Astarot.

Por eso nuestros ancianos y todos los habitantes de nuestra tierra nos hablaron diciendo: “Tomad en vuestras manos provisión para el camino, id al encuentro de ellos y decidles: Nosotros somos vuestros siervos; por tanto, haced alianza con nosotros.

Este pan nuestro estaba caliente cuando tomamos provisiones de nuestras casas para el camino, el día que salimos para venir a vosotros. He aquí que ahora ya está seco y mohoso.

También estos odres estaban nuevos cuando los llenamos. He aquí que ahora ya están rotos. Y esta ropa nuestra y nuestras sandalias están ya viejas a causa del camino tan largo.

Los hombres de Israel tomaron de sus provisiones, pero no consultaron a Jehovah.

Entonces Josué hizo paz con ellos, e hizo una alianza con ellos de conservarles la vida. Los jefes de la congregación también se lo juraron.

Y sucedió que tres días después de haber hecho alianza con ellos, se enteraron de que eran sus vecinos y que habitaban en medio de ellos.

Entonces los hijos de Israel partieron, y al tercer día llegaron a las ciudades de ellos. Sus ciudades eran Gabaón, Cafira, Beerot y Quiriat-jearim.

Pero los hijos de Israel no los mataron, porque los jefes de la congregación les habían jurado por Jehovah Dios de Israel. Por eso toda la congregación murmuraba contra los jefes.

Y todos los jefes respondieron a toda la congregación: —Nosotros les hemos jurado por Jehovah Dios de Israel. Por eso ahora no les podemos tocar.

Esto es lo que haremos con ellos: Los dejaremos que vivan, para que no venga sobre nosotros la ira a causa del juramento que les hemos hecho.

—Además, los jefes les dijeron—: Dejadlos vivir. Así llegaron a ser cortadores de leña y portadores de agua para toda la congregación, como les habían dicho los jefes.

Entonces, llamándolos Josué, les habló diciendo: —¿Por qué nos habéis engañado diciendo: “Habitamos muy lejos de vosotros,” siendo así que habitáis en medio de nosotros?

Ahora pues, vosotros sois malditos, y no faltarán de entre vosotros siervos, ni cortadores de leña, ni portadores de agua para la casa de mi Dios.

Ellos respondieron a Josué y dijeron: —Porque tus siervos fueron bien informados de que Jehovah tu Dios había mandado a Moisés su siervo que os había de dar toda la tierra, y que habíais de destruir delante de vosotros a todos los habitantes del país. Por eso temimos mucho por nuestras vidas a causa de vosotros, e hicimos esto.

Ahora pues, he aquí estamos en tu mano. Haz con nosotros lo que te parezca bueno y recto.

Así hizo con ellos Josué: Los libró de la mano de los hijos de Israel, y no los mataron.

Pero aquel día los destinó para ser cortadores de leña y portadores de agua para la congregación y para el altar de Jehovah, en el lugar que Jehovah eligiera, como lo son hasta el día de hoy.

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Derrota de los amorreos

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Josué > Derrota de los amorreos (6:10:1 - 6:10:13)

Sucedió que cuando Adonisedec, rey de Jerusalén, oyó que Josué había tomado Hai y la había destruido, haciendo con Hai y su rey lo que había hecho con Jericó y su rey, y que los habitantes de Gabaón habían hecho la paz con los israelitas y estaban entre ellos,

tuvo gran temor; porque Gabaón era una ciudad grande, como una de las ciudades reales, mayor que Hai, y porque todos sus hombres eran valientes.

Entonces Adonisedec rey de Jerusalén mandó a decir a Hojam rey de Hebrón, a Piream rey de Jarmut, a Jafía rey de Laquis y a Debir rey de Eglón:

“Subid y ayudadme a combatir a Gabaón, porque ha hecho la paz con Josué y con los hijos de Israel.”

Entonces los cinco reyes de los amorreos (el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Jarmut, el rey de Laquis y el rey de Eglón) se reunieron y subieron con todos sus ejércitos. Acamparon frente a Gabaón y combatieron contra ella.

Entonces los habitantes de Gabaón mandaron a decir a Josué, al campamento en Gilgal: “No abandones a tus siervos. Sube rápidamente a nosotros para protegernos y ayudarnos, porque todos los reyes de los amorreos que habitan en la región montañosa se han agrupado contra nosotros.”

Josué subió de Gilgal con toda la gente de guerra y todos los hombres valientes,

y Jehovah dijo a Josué: —No tengas temor de ellos, porque yo los he entregado en tu mano. Ninguno de ellos podrá resistir delante de ti.

Después de subir toda la noche desde Gilgal, Josué cayó sobre ellos de repente.

Jehovah los turbó delante de Israel y los hirió con gran mortandad en Gabaón. Los persiguió por el camino que sube a Bet-jorón y los hirió hasta Azeca y Maqueda.

Y sucedió que cuando iban huyendo de los israelitas por la bajada de Bet-jorón, Jehovah arrojó desde el cielo grandes piedras sobre ellos, hasta Azeca; y murieron. Fueron muchos más los que murieron a causa de las piedras del granizo, que aquellos a quienes los hijos de Israel mataron a espada.

Entonces Josué habló a Jehovah el día en que Jehovah entregó a los amorreos ante los hijos de Israel, y dijo en presencia de los israelitas: “¡Sol, detente sobre Gabaón; y tú, luna, sobre el valle de Ajalón!”

Y el sol se detuvo y la luna se paró, hasta que el pueblo se hubo vengado de sus enemigos. ¿No está escrito esto en el libro de Jaser? El sol se detuvo en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero.

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Hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos.

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Josué > Hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos. (6:10:14 - 6:10:43)

Nunca hubo un día semejante, ni antes ni después de aquel día, cuando Jehovah escuchó la voz de un hombre; porque Jehovah combatía por Israel.

Luego Josué, y todo Israel con él, volvió al campamento en Gilgal.

Los cinco reyes huyeron y se escondieron en la cueva de Maqueda.

Y le fue dicho a Josué que los cinco reyes habían sido hallados escondidos en la cueva de Maqueda.

Entonces Josué dijo: —Haced rodar grandes piedras a la entrada de la cueva y poned hombres junto a ella, para que los guarden.

Pero vosotros, no os detengáis, sino perseguid a vuestros enemigos y heridles la retaguardia. No les dejéis entrar en sus ciudades, porque Jehovah vuestro Dios los ha entregado en vuestra mano.

Aconteció que cuando Josué y los hijos de Israel habían acabado de herirlos con gran mortandad hasta destruirlos, los que quedaron de ellos entraron en las ciudades fortificadas.

Después, todo el pueblo regresó ileso al campamento de Josué en Maqueda. No hubo quien dijera algo en contra de los hijos de Israel.

Entonces dijo Josué: —Abrid la entrada de la cueva y sacadme de ella a esos cinco reyes.

Así lo hicieron y sacaron de la cueva a estos cinco reyes: el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Jarmut, el rey de Laquis y el rey de Eglón.

Y sucedió que cuando sacaron a estos reyes ante Josué, éste llamó a todos los hombres de Israel y dijo a los jefes de los hombres de guerra que habían ido con él: —Acercaos y poned vuestros pies sobre los cuellos de estos reyes. Ellos se acercaron y pusieron sus pies sobre los cuellos de ellos.

Y Josué les dijo: —No temáis ni os atemoricéis; esforzaos y sed valientes, porque así hará Jehovah a todos vuestros enemigos contra los cuales combatís.

Después de esto, Josué los hirió, los mató y los hizo colgar de cinco árboles; y estuvieron colgados de los árboles hasta el atardecer.

Y sucedió que cuando el sol se ponía, Josué mandó que los quitasen de los árboles y los echasen en la cueva donde se habían escondido. Después pusieron grandes piedras a la entrada de la cueva, las cuales están hasta este mismo día.

En aquel día Josué tomó Maqueda y la hirió a filo de espada, juntamente con su rey. La destruyó por completo con todo lo que en ella tenía vida, sin dejar sobrevivientes. E hizo con el rey de Maqueda como había hecho con el rey de Jericó.

Josué, y todo Israel con él, pasó de Maqueda a Libna y combatió contra Libna.

Jehovah también entregó la ciudad y a su rey en mano de Israel, e hirieron a filo de espada a todo lo que en ella tenía vida, sin dejar sobrevivientes en ella. E hizo a su rey como había hecho con el rey de Jericó.

Josué, y todo Israel con él, pasó de Libna a Laquis. Acamparon contra ella y la combatieron.

Jehovah también entregó Laquis en mano de Israel, y la tomó al segundo día. Mató a espada todo lo que en ella tenía vida, como había hecho con Libna.

Entonces Horam, rey de Gezer, fue en ayuda de Laquis, pero Josué mató a él y a su gente, hasta no dejarle ningún sobreviviente.

Josué, y todo Israel con él, pasó de Laquis a Eglón. Acamparon contra ella y la combatieron.

El mismo día la tomaron y la hirieron a filo de espada. Aquel día él destruyó a todo lo que en ella tenía vida, como había hecho con Laquis.

Luego Josué, y todo Israel con él, subió de Eglón a Hebrón, y la combatieron.

La tomó y mató a espada a su rey y a la gente de todas sus aldeas con todo lo que en ellas tenía vida, sin dejar sobrevivientes. Como había hecho con Eglón, así la destruyó con todo lo que en ella tenía vida.

Después Josué, y todo Israel con él, se volvió contra Debir y la combatió.

La tomó, y mataron a espada a su rey y a la gente de todas sus aldeas. Destruyeron todo lo que allí tenía vida, sin dejar sobrevivientes. Como había hecho con Hebrón y con Libna y con su rey, así hizo con Debir y con su rey.

Conquistó, pues, Josué toda la tierra: la región montañosa, el Néguev, la Sefela y las laderas, y a todos sus reyes, sin dejar sobrevivientes. Mató todo lo que tenía vida, como Jehovah Dios de Israel había mandado.

Josué los derrotó desde Cades-barnea hasta Gaza, y toda la tierra de Gosén hasta Gabaón.

Josué tomó a todos estos reyes y sus tierras, de una vez, porque Jehovah Dios de Israel combatía por Israel.

Después Josué, y todo Israel con él, volvió al campamento de Gilgal.

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Derrota de la alianza de Jabín

Imagen Derrota de la alianza de Jabín 1
Enviado por Carlos Javier

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Josué > Derrota de la alianza de Jabín (6:11:1 - 6:11:15)

Sucedió que cuando Jabín rey de Hazor oyó esto, envió un mensaje a Jobab rey de Madón, al rey de Simrón, al rey de Acsaf,

a los reyes que habitaban en la región montañosa del norte, en la llanura del sur del mar Quinéret, en la Sefela y en Nafot-dor al occidente,

a los cananeos que habitaban al oriente y al occidente, a los amorreos, a los heteos, a los ferezeos, a los jebuseos de la región montañosa y a los heveos de las faldas del Hermón, en la tierra de Mizpa.

Entonces ellos, y todos sus ejércitos con ellos, un pueblo tan numeroso como la arena que está a la orilla del mar, salieron con gran cantidad de caballos y carros.

Todos estos reyes se reunieron, y fueron y acamparon juntos al lado de las aguas de Merom, para combatir contra Israel.

Pero Jehovah dijo a Josué: —No tengas temor de ellos, porque mañana a esta hora yo entregaré muertos a todos ellos, delante de Israel. Desjarretarás sus caballos y quemarás sus carros.

Entonces Josué y toda la gente de guerra con él fueron y cayeron de repente sobre ellos al lado de las aguas de Merom.

Jehovah los entregó en mano de los israelitas, quienes los derrotaron y los persiguieron hasta la gran

Imagen Derrota de la alianza de Jabín 2
Enviado por Carlos Javier
Sidón, hasta Misrefot-maim y hasta el valle de Mizpa al oriente. Y los mató, hasta no dejarles sobrevivientes.

Josué hizo con ellos como Jehovah le había mandado: Desjarretó sus caballos y quemó sus carros.

En aquel tiempo Josué volvió y tomó Hazor, y mató a espada a su rey. Hazor había sido antes la capital de todos estos reinos.

Mataron a espada a todo cuanto tenía vida en ella, destruyendo y no dejando nada vivo. E incendió a Hazor.

Asimismo, Josué tomó todas las ciudades de estos reyes, y a todos sus reyes. Los mató a espada y los destruyó, como lo había mandado Moisés, siervo de Jehovah.

Pero Israel no incendió ninguna de las ciudades que estaban sobre sus montículos de ruinas, excepto Hazor, la cual Josué sí incendió.

Los hijos de Israel tomaron para sí todo el botín de estas ciudades junto con el ganado, pero mataron a espada a todos los hombres hasta destruirlos, sin dejar uno solo vivo.

De la manera que Jehovah había mandado a su siervo Moisés, así mandó Moisés a Josué, y así lo hizo Josué, sin omitir nada de todo lo que Jehovah había mandado a Moisés.

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Josué se apodera de toda la tierra

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Josué > Josué se apodera de toda la tierra (6:11:16 - 6:11:23)

Así tomó Josué toda esta tierra: la región montañosa, todo el Néguev, toda la tierra de Gosén, la Sefela, el Arabá, la región montañosa de Israel y sus laderas,

desde el monte Halac que sube hasta Seír, hasta Baal-gad, en el valle del Líbano, a las faldas del monte Hermón. Capturó a todos sus reyes, los hirió y los mató.

Por mucho tiempo Josué tuvo guerra con todos estos reyes.

No hubo ciudad que hiciese la paz con los hijos de Israel, excepto los heveos que moraban en Gabaón. Todo el resto lo tomaron en batalla.

Esto provenía de Jehovah, quien endurecía el corazón de ellos, para que resistiesen con la guerra a Israel, a fin de que fueran destruidos sin que se les tuviese misericordia; para que fuesen desarraigados, como Jehovah había mandado a Moisés.

Por aquel tiempo Josué fue y destruyó a los anaquitas de la región montañosa de Hebrón, de Debir y de Anab, y de toda la región montañosa de Judá y de toda la de Israel. Josué los destruyó a ellos con sus ciudades.

Ninguno de los anaquitas quedó en la tierra de los hijos de Israel. Sólo quedaron algunos en Gaza, en Gat y en Asdod.

Así tomó Josué toda la tierra, conforme a todo lo que Jehovah había dicho a Moisés. Josué la entregó como heredad a Israel, conforme a la distribución de sus tribus. Y la tierra reposó de la guerra.

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