Libros Históricos

Territorios de las demás tribus

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Josué > Territorios de las demás tribus (6:18:1 - 6:19:51)

Toda la congregación de los hijos de Israel se reunió en Silo, e instalaron allí el tabernáculo de reunión. La tierra les estaba sometida,

pero habían quedado siete tribus de los hijos de Israel, a las cuales todavía no se les había repartido heredad.

Entonces Josué dijo a los hijos de Israel: —¿Hasta cuándo seréis negligentes para ir a poseer la tierra que os ha dado Jehovah, Dios de vuestros padres?

Elegid a tres hombres de cada tribu para que yo los envíe, y ellos vayan, recorran la tierra, hagan una descripción de ella con miras a sus heredades, y después vuelvan a mí.

Ellos la dividirán en siete partes. Judá permanecerá en su territorio en el sur, y los de la casa de José en su territorio en el norte.

Vosotros, pues, me haréis la descripción de la tierra, dividiéndola en siete partes; y me la traeréis aquí. Y os haré el sorteo aquí, delante de Jehovah nuestro Dios.

Pero los levitas no tendrán ninguna parte entre vosotros, porque el sacerdocio de Jehovah es su heredad. Gad, Rubén y la media tribu de Manasés ya han recibido su heredad en el lado oriental del Jordán, la cual les dio Moisés, siervo de Jehovah.

Los hombres se levantaron y fueron. Josué mandó a los que iban para hacer la descripción de la tierra, diciéndoles: —Id, recorred la tierra y haced una descripción de ella. Luego volved a mí para que yo os haga el sorteo delante de Jehovah, aquí en Silo.

Entonces los hombres fueron y recorrieron la tierra, e hicieron en un pergamino una descripción de ella, dividida en siete partes, según sus ciudades. Después volvieron a Josué, al campamento en Silo.

Entonces Josué hizo el sorteo delante de Jehovah, en Silo. Allí repartió Josué la tierra a los hijos de Israel, según sus particiones.

La parte que tocó en el sorteo a la tribu de los hijos de Benjamín, según sus clanes: El territorio que les tocó en el sorteo estaba entre el de los hijos de Judá y el de los hijos de José.

Por el lado norte su frontera partía del Jordán; luego la frontera subía por el lado norte de Jericó. Entonces subía por la región montañosa hacia el oeste, y llegaba al desierto de Bet-avén.

De allí la frontera pasaba hacia Luz, al lado sur de Luz (que es Betel). Luego la frontera descendía a Atarot-adar, sobre el monte que está al sur de Bet-jorón Baja.

Luego la frontera doblaba hacia el oeste por el lado sur del monte que está enfrente de Bet-jorón, y terminaba en Quiriat-baal (que es Quiriat-jearim), ciudad de los hijos de Judá. Este era el lado occidental.

Por el lado sur, la frontera partía desde el extremo de Quiriat-jearim, seguía hacia el oeste y continuaba hacia el manantial Aguas de Neftóaj.

Luego la frontera descendía hasta el extremo del monte que está frente al valle de Ben-hinom, que está al norte del valle de Refaím. Luego descendía al valle de Hinom, hasta la ladera sur de los jebuseos, y seguía descendiendo hasta En-rogel.

Luego doblaba al norte, seguía hasta En-semes, continuaba hasta Gilgal, que está frente a la cuesta de Adumim, y descendía a la piedra de Bohan hijo de Rubén.

Luego la frontera pasaba por el declive norte de Bet-haarabá y descendía hacia el Arabá.

La frontera pasaba por el lado norte de Bet-jogla para terminar en la bahía norte del mar Salado, en la desembocadura del Jordán en el sur. Esta era la frontera sur.

El Jordán era la frontera por el lado oriental. Esta era la heredad de los hijos de Benjamín, según sus clanes, con las fronteras que la rodeaban.

Las ciudades de la tribu de los hijos de Benjamín, según sus clanes, fueron: Jericó, Bet-jogla, Emec-casis,

Bet-haarabá, Zemaraim, Betel,

Avim, Pará, Ofra,

Quefar-haamoní, Ofni y Geba; doce ciudades con sus aldeas.

También Gabaón, Ramá, Beerot,

Mizpa, Cafira, Mozah,

Requem, Irpeel, Tarala,

Zela, Elef, Jebús (que es Jerusalén), Gabaa y Quiriat; catorce ciudades con sus aldeas. Esta era la heredad de los hijos de Benjamín, según sus clanes.

La segunda suerte tocó a Simeón, a la tribu de los hijos de Simeón, según sus clanes. Y su heredad estaba dentro del territorio de los hijos de Judá.

Y les tocó como heredad: Beerseba, Seba, Molada,

Hazar-sual, Bala, Ezem,

Eltolad, Betul, Horma,

Siclag, Bet-hamarcabot, Hazar-susa,

Bet-lebaot y Sarujen; trece ciudades con sus aldeas.

También Ayin, Rimón, Eter y Asán; cuatro ciudades con sus aldeas.

También todas las aldeas que estaban alrededor de estas ciudades hasta Baalat-beer, que es Ramat-néguev. Esta era la heredad de la tribu de los hijos de Simeón, según sus clanes.

La heredad de los hijos de Simeón fue tomada de la parte de los hijos de Judá, porque la parte de los hijos de Judá era excesiva para ellos. Así, los hijos de Simeón tuvieron su heredad dentro del territorio de aquéllos.

La tercera suerte tocó a los hijos de Zabulón, según sus clanes. La frontera de su heredad llegaba hasta Sarid.

Y por el oeste su frontera subía hacia Marala, y limitaba con Dabeset y con el río que está frente a Jocneam.

De Sarid doblaba hacia el este, donde nace el sol, hasta el territorio de Quislot-tabor; luego seguía hacia Daberat y subía a Jafía.

De allí seguía hacia el este, a Gat-jefer e Ita-cazín, continuaba hacia Rimón y rodeaba Nea.

Después la frontera torcía por el norte hacia Hanatón y terminaba en el valle de Jefteel.

Y también Catat, Nahalal, Simrón, Idala y Belén; doce ciudades con sus aldeas.

Estas ciudades con sus aldeas eran la heredad de los hijos de Zabulón, según sus clanes.

La cuarta suerte tocó a Isacar, a los hijos de Isacar, según sus clanes.

Su territorio abarcaba: Jezreel, Quesulot, Sunem,

Hafaraim, Sihón, Anajarat,

Rabit, Quisión, Abez,

Remet, En-ganim, En-jada y Bet-pases.

La frontera llegaba hasta Tabor, Sajazaim y Bet-semes, y terminaba la frontera en el Jordán; dieciséis ciudades con sus aldeas.

Estas ciudades con sus aldeas eran la heredad de la tribu de los hijos de Isacar, según sus clanes.

La quinta suerte tocó a la tribu de los hijos de Aser, según sus clanes.

Su territorio abarcaba: Helcat, Halí, Betén, Acsaf,

Alamelec, Amad y Miseal; y por el lado occidental llegaba hasta el Carmelo y Sijor-libnat.

Volvía después hacia donde nace el sol, a Bet-dagón y limitaba con Zabulón y con el valle de Jefteel, al norte; seguía a Bet-haémec y a Neiel; luego continuaba al norte hasta Cabul,

Abdón, Rejob, Hamón, Caná, hasta la gran Sidón.

De allí la frontera volvía hacia Ramá y seguía hasta la ciudad fortificada de Tiro. Después torcía hacia Hosa y terminaba en el mar. También Majaleb, Aczib,

Aco, Afec y Rejob; veintidós ciudades con sus aldeas.

Estas ciudades con sus aldeas eran la heredad de la tribu de los hijos de Aser, según sus clanes.

La sexta suerte tocó a los hijos de Neftalí; a los hijos de Neftalí, según sus clanes.

Su frontera partía desde Helef y desde la encina de Zaananim, y desde Adami-nequeb y Jabneel hasta Lacum, y terminaba en el Jordán.

Luego la frontera volvía al oeste hasta Aznot-tabor. De allí pasaba a Hucoc, y limitaba con Zabulón por el sur, con Aser por el oeste, y con el Jordán, por donde nace el sol.

Y las ciudades fortificadas eran: Sidim, Zer, Hamat, Racat, Quinéret,

Adama, Ramá, Hazor,

Quedes, Edrei, En-hazor,

Irón, Migdalel, Horem, Bet-anat y Bet-semes; diecinueve ciudades con sus aldeas.

Estas ciudades con sus aldeas eran la heredad de la tribu de los hijos de Neftalí, según sus clanes.

La séptima suerte tocó a la tribu de los hijos de Dan, según sus clanes.

El territorio de su heredad abarcaba Zora, Estaol, Ir-semes,

Saalbín, Ajalón, Jetla,

Elón, Timnat, Ecrón,

Elteque, Gibetón, Baalat,

Jehud, Benei-berac, Gat-rimón.

Mei-hayarcón y Racón, con la región que está enfrente de Jope.

Pero faltó territorio a los hijos de Dan. Por eso, los hijos de Dan subieron y combatieron contra Lesem. Ellos la ocuparon e hirieron a filo de espada; tomaron posesión de ella y habitaron allí. Y a Lesem la llamaron Dan, según el nombre de su padre Dan.

Estas ciudades con sus aldeas eran la heredad de la tribu de los hijos de Dan, según sus clanes.

Después que acabaron de distribuir los territorios de la tierra como heredad, los hijos de Israel dieron una heredad, en medio de ellos, a Josué hijo de Nun.

Según el mandato de Jehovah, le dieron la ciudad que pidió, Timnat-séraj, en la región montañosa de Efraín. Y él reedificó la ciudad y habitó en ella.

Estas son las heredades que el sacerdote Eleazar, Josué hijo de Nun y los jefes de las casas paternas de las tribus de los hijos de Israel distribuyeron por sorteo en Silo, delante de Jehovah, a la entrada del tabernáculo de reunión. Y así acabaron de distribuir la tierra.

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Josué señala ciudades de refugio

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Josué > Josué señala ciudades de refugio (6:20:1 - 6:20:9)

Jehovah habló a Josué diciendo:

“Habla a los hijos de Israel y diles: Designad las ciudades de refugio de las que yo os hablé por medio de Moisés;

para que pueda huir allí el homicida que mate a una persona accidentalmente, sin premeditación, a fin de que sirvan de refugio ante el vengador de la sangre.

El que se refugie en alguna de aquellas ciudades se presentará a la puerta de la ciudad y expondrá su caso a oídos de los ancianos de la ciudad. Ellos le recibirán consigo dentro de la ciudad y le darán un lugar para que habite con ellos.

Si el vengador de la sangre lo persigue, no entregarán en su mano al homicida, porque mató a su prójimo sin premeditación, sin haberle tenido odio previamente.

Quedará en aquella ciudad hasta que comparezca en juicio delante de la asamblea, y hasta la muerte del sumo sacerdote que haya en aquellos días. Entonces el homicida podrá volver y venir a su ciudad y a su casa, a la ciudad de donde huyó.”

Entonces designaron a Quedes, en Galilea, en la región montañosa de Neftalí; a Siquem, en la región montañosa de Efraín; y a Quiriat-arba (que es Hebrón), en la región montañosa de Judá.

Y al otro lado del Jordán, al este de Jericó, designaron a Beser, en el desierto, en la meseta, de la tribu de Rubén; a Ramot, en Galaad, de la tribu de Gad; y a Golán, en Basán, de la tribu de Manasés.

Estas fueron las ciudades designadas para todos los hijos de Israel y para el extranjero que habitase entre ellos, para que pueda huir a ellas cualquiera que mate a una persona accidentalmente, y no muera por mano del vengador de la sangre, antes de comparecer delante de la asamblea.

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Ciudades de los levitas

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Josué > Ciudades de los levitas (6:21:1 - 6:21:42)

Los jefes de las casas paternas de los levitas se acercaron al sacerdote Eleazar, a Josué hijo de Nun y a los jefes de las casas paternas de las tribus de los hijos de Israel.

Y les hablaron en Silo, en la tierra de Canaán, diciendo: “Jehovah mandó por medio de Moisés que nos dieran ciudades en que habitásemos, con sus campos de alrededor para nuestros ganados.”

Entonces, conforme a la palabra de Jehovah, los hijos de Israel dieron a los levitas, de sus propias heredades, estas ciudades con sus campos de alrededor:

La suerte tocó a las familias de los cohatitas. A los hijos del sacerdote Aarón, que eran de los levitas, les dieron por sorteo trece ciudades de la tribu de Judá, de la tribu de Simeón y de la tribu de Benjamín.

A los hijos de Cohat que quedaban les dieron por sorteo diez ciudades de los clanes de la tribu de Efraín, de la tribu de Dan y de la media tribu de Manasés.

A los hijos de Gersón les dieron por sorteo trece ciudades de los clanes de la tribu de Isacar, de la tribu de Aser, de la tribu de Neftalí y de la media tribu de Manasés en Basán.

A los hijos de Merari, según sus clanes, les dieron doce ciudades de la tribu de Rubén, de la tribu de Gad y de la tribu de Zabulón.

Así los hijos de Israel dieron por sorteo a los levitas estas ciudades con sus campos de alrededor, como Jehovah había mandado por medio de Moisés.

Les dieron estas ciudades de la tribu de los hijos de Judá y de la tribu de los hijos de Simeón (a las cuales llamaron por nombre),

a los hijos de Aarón, de los clanes de Cohat, de los hijos de Leví; porque les tocó la primera suerte.

Les dieron en la región montañosa de Judá, Quiriat-arba, que es Hebrón, con sus campos de alrededor. (Arba fue el padre de Anac.)

Pero dieron la campiña de la ciudad con sus aldeas a Caleb hijo de Jefone, como su posesión.

A los hijos del sacerdote Aarón les dieron Hebrón, con sus campos de alrededor, ciudad de refugio para los homicidas. También Libna con sus campos de alrededor,

Jatir con sus campos de alrededor, Estemoa con sus campos de alrededor,

Holón con sus campos de alrededor, Debir con sus campos de alrededor,

Ayin con sus campos de alrededor, Juta con sus campos de alrededor y Bet-semes con sus campos de alrededor; nueve ciudades de estas dos tribus.

De la tribu de Benjamín les dieron Gabaón con sus campos de alrededor, Geba con sus campos de alrededor,

Anatot con sus campos de alrededor y Almón con sus campos de alrededor; cuatro ciudades.

El total de las ciudades de los sacerdotes hijos de Aarón fue de trece, con sus campos de alrededor.

A los clanes de los hijos de Cohat, a los levitas que quedaban de los hijos de Cohat, les tocaron estas ciudades en el sorteo: De la tribu de Efraín

les dieron: Siquem con sus campos de alrededor, ciudad de refugio para los homicidas, en la región montañosa de Efraín; Gezer con sus campos de alrededor,

Quibsaim con sus campos de alrededor y Bet-jorón con sus campos de alrededor; cuatro ciudades.

De la tribu de Dan: Elteque con sus campos de alrededor, Gibetón con sus campos de alrededor,

Ajalón con sus campos de alrededor y Gat-rimón con sus campos de alrededor; cuatro ciudades.

Y de la media tribu de Manasés les dieron Taanac con sus campos de alrededor y Gat-rimón con sus campos de alrededor; dos ciudades.

El total de las ciudades para los clanes de los hijos de Cohat que habían quedado fue de diez, con sus campos de alrededor.

A los hijos de Gersón, uno de los clanes de los levitas, les dieron: De la media tribu de Manasés: Golán en Basán con sus campos de alrededor, ciudad de refugio para los homicidas y Beestera con sus campos de alrededor; dos ciudades.

De la tribu de Isacar: Quisión con sus campos de alrededor, Daberat con sus campos de alrededor,

Jarmut con sus campos de alrededor y En-ganim con sus campos de alrededor; cuatro ciudades.

De la tribu de Aser: Miseal con sus campos de alrededor, Abdón con sus campos de alrededor,

Helcat con sus campos de alrededor y Rejob con sus campos de alrededor; cuatro ciudades.

De la tribu de Neftalí: Quedes en Galilea con sus campos de alrededor, ciudad de refugio para los homicidas; Hamot-dor con sus campos de alrededor y Cartán con sus campos de alrededor; tres ciudades.

El total de las ciudades de los gersonitas, según sus clanes, fue de trece con sus campos de alrededor.

A las familias de los hijos de Merari, los levitas que habían quedado, les dieron: De la tribu de Zabulón: Jocneam con sus campos de alrededor, Carta con sus campos de alrededor,

Dimna con sus campos de alrededor y Nahalal con sus campos de alrededor; cuatro ciudades.

De la tribu de Rubén: Beser con sus campos de alrededor, Jahaz con sus campos de alrededor,

Quedemot con sus campos de alrededor y Mefaat con sus campos de alrededor; cuatro ciudades.

De la tribu de Gad: Ramot en Galaad con sus campos de alrededor, ciudad de refugio para los homicidas; Majanaim con sus campos de alrededor,

Hesbón con sus campos de alrededor y Jazer con sus campos de alrededor; cuatro ciudades.

El total de las ciudades repartidas por sorteo a los hijos de Merari, según sus clanes, es decir, a los clanes de los levitas que habían quedado, fue de doce ciudades.

El total de las ciudades de los levitas en medio de la posesión de los hijos de Israel fue de cuarenta y ocho, con sus campos de alrededor.

Estas ciudades tenían cada una sus campos de alrededor; era así con todas estas ciudades.

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Israel ocupa la tierra

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Josué > Israel ocupa la tierra (6:21:43 - 6:21:45)

Así dio Jehovah a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus padres. Ellos tomaron posesión de ella y habitaron en ella.

Y Jehovah les dio reposo alrededor, conforme a todo lo que había jurado a sus padres. Ninguno de sus enemigos pudo resistirles, porque Jehovah entregó en su mano a todos sus enemigos.

No falló ninguna palabra de todas las buenas promesas que Jehovah había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió.

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El altar junto al Jordán

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Josué > El altar junto al Jordán (6:22:1 - 6:22:34)

Entonces Josué convocó a los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de Manasés,

y les dijo: —Vosotros habéis guardado todo lo que Moisés siervo de Jehovah os mandó, y habéis obedecido mi voz en todo lo que yo os he mandado.

No habéis abandonado a vuestros hermanos en este largo tiempo, hasta el día de hoy; sino que habéis guardado los mandamientos que Jehovah vuestro Dios os ha encomendado.

Ahora que Jehovah vuestro Dios ha dado reposo a vuestros hermanos, como les había prometido, volved y regresad a vuestras moradas, a la tierra de vuestra posesión que Moisés siervo de Jehovah os ha dado al otro lado del Jordán.

Solamente tened mucho cuidado de poner por obra el mandamiento y la ley que Moisés siervo de Jehovah os mandó: que améis a Jehovah vuestro Dios, que andéis en todos sus caminos, que guardéis sus mandamientos, que le seáis fieles y que le sirváis con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma.

Luego Josué los bendijo y los despidió, y ellos se volvieron a sus moradas.

Moisés había dado heredad en Basán a la media tribu de Manasés. Y a la otra media tribu Josué le dio heredad entre sus hermanos en el lado occidental del Jordán. Cuando Josué los envió a sus moradas, los bendijo,

y les habló diciendo: —Volved a vuestras moradas con grandes riquezas, con mucho ganado, con plata, con oro, con bronce y con muchos vestidos. Compartid con vuestros hermanos el botín de vuestros enemigos.

Entonces los hijos de Rubén, los hijos de Gad y la media tribu de Manasés regresaron y se apartaron de los hijos de Israel en Silo, que está en la tierra de Canaán, para ir a la tierra de Galaad, a la tierra de sus heredades, donde se habían establecido, según el mandato de Jehovah por medio de Moisés.

Cuando llegaron a la región del Jordán, en la tierra de Canaán, los hijos de Rubén, los hijos de Gad y la media tribu de Manasés edificaron allí un altar junto al Jordán, un altar de aspecto imponente.

Entonces los hijos de Israel oyeron decir: “He aquí que los hijos de Rubén, los hijos de Gad y la media tribu de Manasés han edificado un altar frente a la tierra de Canaán, en la región del Jordán, en el lado de los hijos de Israel.”

Cuando los hijos de Israel oyeron esto, se reunió toda la congregación de los hijos de Israel en Silo, para subir a combatir contra ellos.

Fineas, hijo del sacerdote Eleazar, fue enviado por los hijos de Israel a los hijos de Rubén, a los hijos de Gad y a la media tribu de Manasés, en la tierra de Galaad.

También fueron con él diez jefes, un jefe por cada casa paterna de cada una de las tribus de Israel, cada uno de los cuales era jefe de su casa paterna entre los millares de Israel.

Estos fueron a los hijos de Rubén, a los hijos de Gad y a la media tribu de Manasés, en la tierra de Galaad, y les hablaron diciendo:

—Toda la congregación de Jehovah dice así: “¿Qué infidelidad es ésta que habéis cometido contra el Dios de Israel, apartándoos hoy de seguir a Jehovah al edificaros un altar y rebelaros hoy contra Jehovah?

¿Nos ha sido poca la maldad de Peor, de la cual aún no estamos purificados hasta el día de hoy, y por la cual vino una plaga a la congregación de Jehovah?

Vosotros os apartáis hoy de seguir a Jehovah; y sucederá que hoy vosotros os rebeláis contra Jehovah, y mañana él se airará contra toda la congregación de Israel.

Si os parece que la tierra que poseéis es inmunda, pasaos a la tierra de la posesión de Jehovah, en la cual está el tabernáculo de Jehovah, y estableceos entre nosotros. Pero no os rebeléis contra Jehovah, ni os rebeléis contra nosotros, edificándoos un altar aparte del altar de Jehovah nuestro Dios.

Cuando Acán hijo de Zéraj cometió transgresión con respecto al anatema, ¿no cayó la ira sobre toda la congregación de Israel? ¡Aquel hombre no pereció solo en su iniquidad!

Entonces los hijos de Rubén, los hijos de Gad y la media tribu de Manasés respondieron y dijeron a los jefes de los millares de Israel:

—El Dios de dioses, Jehovah, el Dios de dioses, Jehovah, él lo sabe. Y que lo sepa Israel. Si ha sido por rebelión o por infidelidad contra Jehovah, que no nos libre en este día.

Si nos hemos edificado un altar para apartarnos de en pos de Jehovah o para ofrecer sobre él holocausto u ofrenda vegetal, o para ofrecer sobre él sacrificios de paz, que Jehovah mismo nos lo demande.

Pero en realidad lo hicimos así por temor de que en el futuro vuestros hijos digan a nuestros hijos: “¿Qué tenéis que ver vosotros con Jehovah Dios de Israel?

Oh hijos de Rubén e hijos de Gad, ya que entre nosotros y vosotros Jehovah ha puesto por límite el Jordán, vosotros no tenéis parte con Jehovah.” Así vuestros hijos harían que nuestros hijos dejaran de temer a Jehovah.

Por eso dijimos: “Preparémonos y edifiquémonos un altar, no para holocausto ni para sacrificio,

sino para que sirva de testimonio entre nosotros y vosotros, y entre las generaciones que nos sucederán, de que nosotros servimos a Jehovah, en su presencia, con nuestros holocaustos, con nuestras ofrendas y con nuestros sacrificios de paz.” Entonces vuestros hijos no podrán decir a nuestros hijos en el futuro: “Vosotros no tenéis parte con Jehovah.”

Nosotros, pues, dijimos: “Si sucede que en el futuro ellos nos dicen esto a nosotros o a nuestros descendientes, responderemos: Mirad la réplica del altar de Jehovah, la cual edificaron nuestros padres, no para holocaustos ni para sacrificios, sino para que fuese testimonio entre nosotros y vosotros.

Lejos esté de nosotros el rebelarnos contra Jehovah, o el apartarnos hoy de seguir a Jehovah, edificando un altar para holocaustos, para ofrendas vegetales o para sacrificios, aparte del altar de Jehovah nuestro Dios que está delante de su tabernáculo.”

Cuando el sacerdote Fineas, los jefes de la congregación y los jefes de los millares de Israel que estaban con él oyeron las palabras que hablaron los hijos de Rubén, los hijos de Gad y los hijos de Manasés, les pareció bien.

Entonces Fineas, hijo del sacerdote Eleazar, dijo a los hijos de Rubén, a los hijos de Gad y a los hijos de Manasés: —Hoy reconocemos que Jehovah está entre nosotros, pues no habéis cometido esta infidelidad contra Jehovah. Ahora habéis librado a los hijos de Israel de la mano de Jehovah.

Fineas, hijo del sacerdote Eleazar, y los jefes se apartaron de los hijos de Rubén y de los hijos de Gad; se volvieron de la tierra de Galaad a la tierra de Canaán, a los hijos de Israel, y les informaron.

El informe agradó a los hijos de Israel, y los hijos de Israel bendijeron a Dios. No hablaron más de ir contra ellos en plan de guerra para destruir la tierra en que habitaban los hijos de Rubén y los hijos de Gad.

Los hijos de Rubén y los hijos de Gad llamaron al altar Ed, diciendo: “Porque es un testimonio entre nosotros de que Jehovah es Dios.”

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