Hechos

Conversión de Saulo

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Hechos > Conversión de Saulo (44:9:1 - 44:9:19)

Entonces Saulo, respirando aún amenazas y homicidio contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote

y le pidió cartas para las sinagogas en Damasco, con el fin de llevar preso a Jerusalén a cualquiera que hallase del Camino, fuera hombre o mujer.

Mientras iba de viaje, llegando cerca de Damasco, aconteció de repente que le rodeó un resplandor de luz desde el cielo.

El cayó en tierra y oyó una voz que le decía: —Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

Y él dijo: —¿Quién eres, Señor? Y él respondió: —Yo soy Jesús, a quien tú persigues.

Pero levántate, entra en la ciudad, y se te dirá lo que te es preciso hacer.

Los hombres que iban con Saulo habían quedado de pie, enmudecidos. A la verdad, oían la voz, pero no veían a nadie.

Entonces Saulo fue levantado del suelo, y aun con los ojos abiertos no veía nada. Así que, guiándole de la mano, le condujeron a Damasco.

Por tres días estuvo sin ver, y no comió ni bebió.

Había cierto discípulo en Damasco llamado Ananías, y el Señor le dijo en visión: —Ananías. El respondió: —Heme aquí, Señor.

El Señor le dijo: —Levántate, vé a la calle que se llama La Derecha y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo de Tarso; porque he aquí él está orando,

y en una visión ha visto a un hombre llamado Ananías que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista.

Entonces Ananías respondió: —Señor, he oído a muchos hablar acerca de este hombre, y de cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén.

Aun aquí tiene autoridad de parte de los principales sacerdotes para tomar presos a todos los que invocan tu nombre.

Y le dijo el Señor: —Vé, porque este hombre me es un instrumento escogido para llevar mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de Israel.

Porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.

Entonces Ananías fue y entró en la casa; le puso las manos encima y dijo: —Saulo, hermano, el Señor Jesús, que te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recuperes la vista y seas lleno del Espíritu Santo.

De inmediato le cayó de los ojos algo como escamas, y volvió a ver. Se levantó y fue bautizado;

y habiendo comido, recuperó las fuerzas. Saulo estuvo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco.

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Saulo predica en Damasco

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Hechos > Saulo predica en Damasco (44:9:20 - 44:9:22)

Y en seguida predicaba a Jesús en las sinagogas, diciendo: —Este es el Hijo de Dios.

Todos los que le oían estaban atónitos y decían: —¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre? ¿Y no ha venido acá para eso mismo, para llevarles presos ante los principales sacerdotes?

Pero Saulo se fortalecía aun más y confundía a los judíos que habitaban en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo.

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Saulo escapa de los judíos

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Hechos > Saulo escapa de los judíos (44:9:23 - 44:9:25)

Pasados muchos días, los judíos consultaron entre sí para matarle;

pero sus asechanzas fueron conocidas por Saulo. Y guardaban aun las puertas de la ciudad de día y de noche para matarle.

Entonces sus discípulos tomaron a Saulo de noche y le bajaron por el muro en una canasta.

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Saulo en Jerusalén

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Hechos > Saulo en Jerusalén (44:9:26 - 44:9:31)

Cuando fue a Jerusalén, intentaba juntarse con los discípulos; y todos le tenían miedo, porque no creían que fuera discípulo.

Pero Bernabé le recibió y le llevó a los apóstoles. Les contó cómo había visto al Señor en el camino, y que había hablado con él, y cómo en Damasco había predicado con valentía en el nombre de Jesús.

Así entraba y salía con ellos en Jerusalén,

predicando con valentía en el nombre del Señor. Hablaba y discutía con los helenistas, pero ellos procuraban matarle.

Luego, cuando los hermanos lo supieron, le acompañaron hasta Cesarea y le enviaron a Tarso.

Entonces por toda Judea, Galilea y Samaria la iglesia tenía paz. Iba edificándose y vivía en el temor del Señor, y con el consuelo del Espíritu Santo se multiplicaba.

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Curación de Eneas

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Hechos > Curación de Eneas (44:9:32 - 44:9:35)

Aconteció que mientras Pedro recorría por todas partes, fue también a visitar a los santos que habitaban en Lida.

Allí encontró a cierto hombre llamado Eneas, que estaba postrado en cama desde hacía ocho años, pues era paralítico.

Pedro le dijo: “Eneas, ¡Jesucristo te sana! Levántate y arregla tu cama.” De inmediato se levantó,

y le vieron todos los que habitaban en Lida y en Sarón, los cuales se convirtieron al Señor.

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