Jeremías

Queja de Jeremías y respuesta de Dios

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jeremías > Queja de Jeremías y respuesta de Dios (24:12:1 - 24:12:17)

—Justo eres tú, oh Jehovah, para que yo contienda contigo. Sin embargo, hablaré contigo sobre cuestiones de derecho. ¿Por qué prospera el camino de los impíos? ¿Por qué tienen tranquilidad todos los que hacen traición?

Tú los has plantado, y han echado raíces; crecen y dan fruto. Cercano estás tú de sus bocas, pero lejos de sus conciencias.

Sin embargo, oh Jehovah, tú me conoces. Tú me has visto y has probado cómo es mi corazón para contigo. Sepáralos, como a ovejas destinadas para el matadero; apártalos para el día de la matanza.

¿Hasta cuándo ha de estar de duelo la tierra, y se secará la hierba de todo campo? Por la maldad de los que habitan en ella han perecido los animales y las aves; porque dijeron: “El no verá nuestro final.”

—Si corriste con los de a pie y te cansaron, ¿cómo competirás con los caballos? Y si en tierra de paz te caes al suelo, ¿qué harás en la espesura del Jordán?

Porque aun tus hermanos y la casa de tu padre te han traicionado; aun ellos gritan detrás de ti con fuerte voz. No les creas, aunque te hablen de bondades.

He abandonado mi casa, he desamparado mi heredad, he entregado lo que amaba mi alma en mano de sus enemigos.

Mi heredad llegó a ser para mí como el león en el bosque. Contra mí levantó su voz; por tanto, la aborrecí.

¿Es para mí mi heredad como una ave de rapiña pintada, contra la cual están alrededor otras aves de rapiña? Id, reunid a todos los animales del campo; sean traídos para que la devoren.

Muchos pastores han arruinado mi viña y han pisoteado mi heredad. Han convertido mi preciosa heredad en un desierto desolado.

La han convertido en una desolación. Por mí está de duelo, desolada; toda la tierra ha sido desolada, porque nadie lo toma a pecho.

Sobre todos los cerros del desierto han venido los destructores, porque la espada de Jehovah devora desde un extremo de la tierra hasta el otro. No hay paz para ningún mortal.

Sembraron trigo y segaron espinas. Están exhaustos, pero de nada les aprovecha. Se avergonzarán de sus cosechas, a causa del ardor de la ira de Jehovah.

Así ha dicho Jehovah: —Con respecto a todos mis malos vecinos que atacan la heredad que hice poseer a mi pueblo Israel, he aquí que yo los arrancaré de su tierra. También arrancaré de en medio de ellos a la casa de Judá.

Pero sucederá que después que los haya arrancado, volveré a tener misericordia de ellos y los haré volver cada uno a su heredad, y cada cual a su tierra.

Y sucederá que si con diligencia aprenden los caminos de mi pueblo para jurar en mi nombre, diciendo: “¡Vive Jehovah!” (tal como enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal), entonces ellos serán edificados en medio de mi pueblo.

Pero si no escuchan, yo arrancaré a tal nación. La arrancaré y la destruiré, dice Jehovah.

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La señal del cinto podrido

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jeremías > La señal del cinto podrido (24:13:1 - 24:13:11)

Así me ha dicho Jehovah: “Vé, compra un cinto de lino, cíñete con él y no lo metas en agua.”

Entonces compré el cinto, conforme a la palabra de Jehovah, y me ceñí con él.

Luego vino a mí la palabra de Jehovah por segunda vez, diciendo:

“Toma el cinto que has comprado y que tienes ceñido. Levántate y vé al Eufrates; escóndelo allí, en la hendidura de una peña.”

Fui, pues, y lo escondí junto al Eufrates, como me había mandado Jehovah.

Y sucedió que después de muchos días Jehovah me dijo: “Levántate, vé al Eufrates y toma de allí el cinto que te mandé que escondieses allá.”

Entonces fui al Eufrates y cavé. Tomé el cinto del lugar donde lo había escondido, y he aquí que el cinto se había podrido, y no servía para nada.

Entonces vino a mí la palabra de Jehovah, diciendo:

“Así ha dicho Jehovah: Así haré que se pudra la soberbia de Judá y la mucha soberbia de Jerusalén.

Este pueblo malo, que rehúsa escuchar mis palabras, que anda en la porfía de su corazón y va tras otros dioses para rendirles culto y para postrarse ante ellos, vendrá a ser como este cinto que no sirve para nada.

Porque como el cinto se adhiere a los lomos del hombre, dice Jehovah, así hice que se adhirieran a mí toda la casa de Israel y toda la casa de Judá, para que me fuesen pueblo y para renombre, alabanza y honra. Pero no escucharon.

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La señal de las tinajas llenas

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jeremías > La señal de las tinajas llenas (24:13:12 - 24:13:14)

“Entonces les dirás esta palabra que ha dicho Jehovah Dios de Israel: Toda tinaja ha de ser llenada con vino. Ellos te responderán: ¿Acaso no sabemos que toda tinaja ha de ser llenada con vino?

Entonces les dirás que así ha dicho Jehovah: He aquí que yo lleno de embriaguez a todos los habitantes de esta tierra; a los reyes que se sientan en el trono de David, a los sacerdotes, a los profetas y a todos los habitantes de Jerusalén.

Yo los destrozaré, unos contra otros, a los padres y a los hijos a la vez, dice Jehovah. No tendré compasión, no tendré lástima ni tendré misericordia como para no destruirlos.”

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Judá será llevada en cautiverio

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jeremías > Judá será llevada en cautiverio (24:13:15 - 24:13:27)

Oíd y prestad atención; no seáis altivos, pues Jehovah ha hablado.

Dad gloria a Jehovah vuestro Dios, antes que él haga que se oscurezca; antes que vuestros pies tropiecen contra montañas tenebrosas y la luz que esperáis él os la vuelva densa oscuridad y la convierta en tinieblas.

Pero si no escucháis esto, mi alma llorará en secreto a causa de vuestra soberbia. Mis ojos llorarán amargamente y derramarán lágrimas, porque el rebaño de Jehovah es tomado cautivo.

Di al rey y a la reina madre: “Humillaos, sentaos en tierra, porque la corona de vuestra gloria caerá de vuestras cabezas.

Las ciudades del Néguev han sido cerradas, y no hay quien las abra. Todo Judá es llevado cautivo, llevado cautivo del todo.

“Alza tus ojos y observa a los que vienen del norte. ¿Dónde está el rebaño que te fue dado, la grey de tu gloria?

¿Qué dirás cuando Dios designe como jefes sobre ti a tus amigos, a quienes tú misma enseñaste? ¿No te sobrevendrán dolores como de mujer que da a luz?

Cuando digas en tu corazón: ¿Por qué me ha sobrevenido esto?, sabe que por tu mucha maldad fueron levantadas tus faldas y fueron desnudados tus talones.

¿Podrá el negro cambiar de piel y el leopardo sus manchas? Así tampoco vosotros podréis hacer el bien, estando habituados a hacer el mal.

“Por tanto, os esparciré al viento del desierto como al tamo que pasa.

Esta es tu suerte, la porción que recibes de mi parte por tu autosuficiencia, dice Jehovah; porque te olvidaste de mí y confiaste en la mentira.

También yo levantaré tus faldas sobre tu cara, y será vista tu vergüenza:

tus adulterios, tus relinchos, la infamia de tu prostitución. Sobre las colinas en el campo he visto tus abominaciones. ¡Ay de ti, oh Jerusalén! ¿Hasta cuándo no te purificarás en pos de mí?”

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Mensaje con motivo de la sequía

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jeremías > Mensaje con motivo de la sequía (24:14:1 - 24:14:22)

La palabra de Jehovah que vino a Jeremías con motivo de la sequía:

—Se ha enlutado Judá, y las puertas de sus ciudades están por caer. El pueblo está abrumado en el suelo, y se levanta el clamor de Jerusalén.

Sus nobles envían a sus sirvientes por agua; van a las cisternas y no hallan agua. Regresan con los cántaros vacíos. Son avergonzados y afrentados, y cubren sus cabezas.

Por cuanto el suelo está ardiente, pues no ha habido lluvia en la tierra, los labradores están avergonzados; cubren sus cabezas.

Hasta la gacela en el campo, al parir, abandona su cría, porque no hay hierba.

Los asnos monteses se ponen sobre los cerros y aspiran el viento como los chacales. Sus ojos se debilitan, porque no hay hierba.

—Aun cuando nuestras iniquidades testifican contra nosotros, oh Jehovah, actúa por amor de tu nombre. Ciertamente nuestras rebeliones se han multiplicado, y contra ti hemos pecado.

Oh Esperanza de Israel, su Salvador en el tiempo de aflicción, ¿por qué has de ser como forastero en la tierra, y como caminante que levanta su tienda sólo para pasar la noche?

¿Por qué has de ser como un hombre atónito o como un valiente que no puede librar? Sin embargo, tú estás entre nosotros, oh Jehovah, y nosotros somos llamados por tu nombre. ¡No nos desampares!

Así ha dicho Jehovah a este pueblo: —¡De veras que les gusta vagar, y no detienen sus pies! Por tanto, Jehovah no los acepta. Ahora se acordará de su iniquidad y los castigará por sus pecados.

—Además me dijo Jehovah—: No ores por el bien de este pueblo.

Aunque ayunen, yo no escucharé su clamor; y aunque ofrezcan holocaustos y ofrendas, no los aceptaré. Más bien, los consumiré con espada, con hambre y con peste.

Y yo dije: —¡Oh, Señor Jehovah! He aquí que los profetas les dicen: “No veréis espada, ni os sobrevendrá el hambre; sino que en este lugar os daré verdadera paz.”

Entonces Jehovah me dijo: —Mentira profetizan los profetas en mi nombre. Yo no los he enviado, ni les he mandado ni les he hablado. Os profetizan visión mentirosa, adivinación vana y el engaño de sus propios corazones.

Por tanto, así ha dicho Jehovah acerca de los profetas que profetizan en mi nombre (a los cuales yo no envié, y quienes dicen: “Ni espada, ni hambre habrá en esta tierra”): Por la espada y por el hambre perecerán tales profetas.

Y el pueblo al cual ellos profetizan será echado en las calles de Jerusalén, a causa del hambre y de la espada. No habrá quien los sepulte, ni a sus mujeres, ni a sus hijos, ni a sus hijas. Así derramaré sobre ellos su propia maldad.

Tú, pues, les dirás esta palabra: “Derramen lágrimas mis ojos noche y día, y no cesen, porque con gran quebrantamiento, con un golpe muy grave, ha sido quebrantada la virgen hija de mi pueblo.”

—Si salgo al campo, he allí muertos a espada. Si entro en la ciudad, he aquí enfermedades causadas por el hambre. Porque tanto el profeta como el sacerdote han sido arrastrados a una tierra que no conocían.

¿Has desechado del todo a Judá? ¿Acaso tu alma abomina a Sion? ¿Por qué nos has herido sin que haya para nosotros sanidad? Esperamos paz, y no hay tal bien; tiempo de sanidad, y he aquí, terror.

Reconocemos, oh Jehovah, nuestra impiedad y la iniquidad de nuestros padres; porque contra ti hemos pecado.

Por amor de tu nombre, no nos deseches ni desdeñes el trono de tu gloria. Acuérdate y no invalides tu pacto con nosotros.

¿Hay entre las vanidades de las naciones quienes hagan llover? ¿Acaso los cielos dan lluvia por sí solos? ¿No eres tú, oh Jehovah, nuestro Dios? En ti, pues, pondremos nuestra esperanza, porque tú has hecho todas estas cosas.

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