Libros Poéticos y Sapienciales

El destino de los malos. Salmo de Asaf.

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Salmos > El destino de los malos. Salmo de Asaf. (19:73:1 - 19:73:28)

(Salmo de Asaf) ¡Ciertamente bueno es Dios para con Israel, para con los limpios de corazón!

En cuanto a mí, por poco se deslizaron mis pies; casi resbalaron mis pasos,

porque tuve envidia de los arrogantes, al ver la prosperidad de los impíos.

Pues no hay para ellos dolores de muerte; más bien, es robusto su cuerpo.

No sufren las congojas humanas, ni son afligidos como otros hombres.

Por eso la soberbia los ciñe cual collar, y los cubre un vestido de violencia.

Sus ojos se les salen de gordura; logran con creces los antojos de su corazón.

Se mofan y hablan con maldad; desde lo alto planean la opresión.

Dirigen contra el cielo su boca, y sus lenguas recorren la tierra.

Por eso mi pueblo va hacia ellos, y beben de lleno sus palabras.

Ellos dicen: “¿Cómo sabrá Dios?” o “¿Habrá conocimiento en el Altísimo?”

He aquí, estos impíos siempre están tranquilos, y aumentan sus riquezas.

¡Ciertamente en vano he mantenido puro mi corazón y he lavado mis manos en inocencia!

Pues he sido azotado todo el día, empezando mi castigo por las mañanas.

Si yo dijera: “Hablaré como ellos,” he aquí que traicionaría a la generación de tus hijos.

Pensé para entender esto; ha sido duro trabajo ante mis ojos,

hasta que, venido al santuario de Dios, comprendí el destino final de ellos:

Ciertamente los has puesto en deslizaderos, y los harás caer en la decepción.

¡Cómo han sido desolados de repente! Se acabaron; fueron consumidos por el terror.

Como al despertar del sueño, así, Señor, al levantarte, despreciarás sus apariencias.

De veras se amargaba mi corazón, y en mi interior sentía punzadas.

Pues yo era ignorante y no entendía; yo era como un animal delante de ti.

Con todo, yo siempre estuve contigo. Me tomaste de la mano derecha.

Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria.

¿A quién tengo yo en los cielos? Aparte de ti nada deseo en la tierra.

Mi cuerpo y mi corazón desfallecen; pero la roca de mi corazón y mi porción es Dios, para siempre.

Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán; pues tú destruirás a todo aquel que se prostituye apartándose de ti.

En cuanto a mí, la cercanía de Dios constituye el bien. En el Señor Jehovah he puesto mi refugio para contar todas tus obras.

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Apelación a Dios en contra del enemigo. Masquil de Asaf.

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Salmos > Apelación a Dios en contra del enemigo. Masquil de Asaf. (19:74:1 - 19:74:23)

(Masquil de Asaf) ¿Por qué, oh Dios, nos has desechado para siempre? ¿Por qué humea tu furor contra las ovejas de tu prado?

Acuérdate de tu congregación que adquiriste en tiempos antiguos, y redimiste para que sea la tribu de tu heredad: este monte Sion en el cual has habitado.

Dirige tus pasos hacia las ruinas perpetuas; todo lo ha destruido el enemigo en el santuario.

Tus adversarios han rugido en medio de tu santuario, y han puesto sus estandartes por señal.

Fueron semejantes a los que levantan el hacha contra el tupido bosque.

Ahora, con hachas y barras han destruido todas tus entalladuras.

Han prendido fuego a tu santuario; han profanado el tabernáculo de tu nombre, echándolo a tierra.

Dijeron en su corazón: “¡Destruyámoslos de una vez!” Han quemado todos los lugares de culto a Dios en el país.

Ya no distinguimos nuestras señales; ya no hay profeta, ni con nosotros hay quien sepa hasta cuándo

¿Hasta cuándo, oh Dios, nos ha de afrentar el adversario? ¿Ha de ultrajar el enemigo tu nombre perpetuamente?

¿Por qué retraes tu mano, y retienes tu diestra en tu seno?

Sin embargo, Dios es mi Rey desde los tiempos antiguos. El es quien obra salvación en medio de la tierra.

Tú con tu poder dividiste el mar; rompiste sobre las aguas las cabezas de los monstruos acuáticos.

Tú machacaste las cabezas del Leviatán, y lo diste por comida a los moradores del desierto.

Tú abriste el manantial y el arroyo; tú secaste los ríos inagotables.

Tuyo es el día, tuya es también la noche; tú estableciste la luna y el sol.

Tú fijaste todas las fronteras de la tierra. El verano y el invierno, tú los formaste.

Acuérdate de que el enemigo ha injuriado a Jehovah; un pueblo vil ha blasfemado tu nombre.

No entregues a las fieras la vida de tu tórtola; no olvides para siempre la congregación de tus pobres.

Mira el pacto; porque los tenebrosos lugares de la tierra están llenos de moradas de violencia.

No vuelva avergonzado el oprimido; alaben tu nombre el pobre y el necesitado.

Levántate, oh Dios; defiende tu causa. Acuérdate de cómo te injuria el vil todo el día.

No olvides el vocerío de tus enemigos; constantemente sube el tumulto de los que se levantan contra ti.

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Dios abate al malo y exalta al justo. Al músico principal; sobre No destruyas. Salmo de Asaf. Cántico.

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Salmos > Dios abate al malo y exalta al justo. Al músico principal; sobre No destruyas. Salmo de Asaf. Cántico. (19:75:1 - 19:75:10)

(Al músico principal. Sobre “No destruyas”. Salmo de Asaf. Cántico) ¡Gracias te damos, oh Dios; damos gracias! Porque cercano está tu nombre; se cuenta de tus maravillas.

“Cuando yo establezca el tiempo, juzgaré con rectitud.

Cuando se derrita la tierra con todos sus habitantes, yo mismo sostendré sus columnas. (Selah)

Dije a los jactanciosos: No os jactéis. Y a los impíos: No os enorgullezcáis.

No levantéis en alto vuestra frente, ni habléis con el cuello erguido.”

Porque ni del oriente, ni del occidente, ni del desierto viene el enaltecimiento.

Pues Dios es el Juez: A éste abate y a aquél exalta.

Ciertamente la copa está en la mano de Jehovah, con vino espumante mezclado con especias. Cuando él la vacíe, todos los impíos de la tierra beberán de ella hasta la última gota.

Pero yo siempre anunciaré y cantaré salmos al Dios de Jacob.

El quebrantará todo el poderío de los impíos; pero el poderío del justo será exaltado.

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El Dios de la victoria y del juicio. Al músico principal; sobre Neginot. Salmo de Asaf. Cántico.

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Salmos > El Dios de la victoria y del juicio. Al músico principal; sobre Neginot. Salmo de Asaf. Cántico. (19:76:1 - 19:76:12)

(Al músico principal. Con Neguinot. Salmo de Asaf. Cántico) Dios es conocido en Judá; grande es su nombre en Israel.

En Salem está su enramada, y en Sion su habitación.

Allí quebró las ráfagas del arco, el escudo, la espada y el arma de guerra. (Selah)

¡Esplendoroso eres tú, majestuoso más que las montañas eternas!

Los hombres de gran valentía fueron despojados y duermen su sueño; ninguno de los hombres de guerra pudo usar sus manos.

A tu reprensión, oh Dios de Jacob, fueron paralizados el carro y el caballo.

Temible eres tú; ¿quién podrá permanecer en tu presencia cuando se desate tu ira?

Desde los cielos hiciste oír el juicio. La tierra tuvo temor y calló

cuando te levantaste, oh Dios, para juzgar, cuando te levantaste para librar a todos los mansos de la tierra. (Selah)

Ciertamente la ira del hombre te traerá reconocimiento, y te ceñirás con los sobrevivientes de las iras.

Haced votos y pagadlos a Jehovah, vuestro Dios; todos los que están alrededor traerán obsequios al Temible.

El humillará el espíritu de los príncipes; ¡temible es a los reyes de la tierra!

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Meditación sobre los hechos poderosos de Dios. Al músico principal; para Jedutún. Salmo de Asaf.

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Poéticos y Sapienciales > Salmos > Meditación sobre los hechos poderosos de Dios. Al músico principal; para Jedutún. Salmo de Asaf. (19:77:1 - 19:77:20)

(Al músico principal. Para Jedutún. Salmo de Asaf) Mi voz elevo a Dios y clamo; mi voz elevo a Dios, y él me escucha.

A Dios busco en el día de mi angustia. Sin cesar extiendo a él mis manos en la noche; mi alma rehúsa el consuelo.

Me acuerdo de Dios y gimo; medito, y mi espíritu desfallece. (Selah)

Tú retienes los párpados de mis ojos; estoy turbado y no puedo hablar.

Considero los días de antaño, los años antiguos.

Recuerdo mi canto en la noche. Medito en mi corazón, y mi espíritu investiga.

¿Acaso nos desechará el Señor para siempre? ¿Ya no volverá a ser propicio?

¿Se ha agotado para siempre su misericordia? ¿Se han acabado sus promesas por generación y generación?

¿Se ha olvidado de ser clemente? ¿En su ira ha cerrado su compasión? (Selah)

Y pienso: Mi tristeza es que haya cambio en la diestra del Altísimo.

Me acuerdo de las obras de Jehovah; sí, me acuerdo de tus maravillas del pasado.

Medito en todos tus hechos, y reflexiono en tus actos.

Oh Dios, santo es tu camino. ¿Qué Dios es grande como nuestro Dios?

Tú eres un Dios que hace maravillas; has hecho conocer tu poder entre los pueblos.

Con tu brazo has redimido a tu pueblo, a los hijos de Jacob y de José. (Selah)

Las aguas te vieron, oh Dios; las aguas te vieron y temblaron. Se estremecieron los abismos.

Los nubarrones vertieron sus aguas; tronaron las nubes; también se desplazaron tus rayos.

El tronar de tu voz estaba en el torbellino; los relámpagos alumbraron al mundo; la tierra se estremeció y tembló.

Tu camino estaba en el mar, y tu sendero en las caudalosas aguas. Pero tus huellas nadie las pudo conocer.

Como a un rebaño has conducido a tu pueblo por medio de Moisés y de Aarón.

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