Antiguo Testamento

La humillación de Edom

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Abdías > La humillación de Edom (31:1:1 - 31:1:14)

La visión de Abdías: Así ha dicho el Señor Jehovah acerca de Edom (hemos escuchado de parte de Jehovah la noticia de que ha sido enviado un mensajero a las naciones, diciendo: “¡Levantaos! ¡Levantémonos contra él en batalla!”):

“He aquí, te empequeñeceré entre las naciones; serás muy menospreciado.

La soberbia de tu corazón te ha engañado a ti que habitas en las hendiduras de la peña, en tu morada elevada; a ti que decías en tu corazón: ¿Quién me hará caer a tierra?

Aunque remontes vuelo como águila y entre las estrellas pongas tu nido, de allí te haré descender, dice Jehovah.

Si hubieran venido a ti ladrones o asaltantes de noche, ¿no te habrían robado lo que les bastase? Si hubiesen venido a ti vendimiadores, ¿no habrían dejado siquiera rebuscos? Pero, ¡cómo has sido arrasado!

¡Cómo fue saqueado Esaú; sus tesoros escondidos fueron saqueados!

Hasta la frontera te arrojaron tus propios aliados. Te defraudaron y pudieron más que tus confidentes. Los que comían de tu pan te han puesto trampa. ¡No hay en él discernimiento!

“¿No haré que perezcan en aquel día los sabios de Edom y el discernimiento de la región montañosa de Esaú?, dice Jehovah.

Tus valientes, oh Temán, serán destrozados, para que todo hombre sea destruido por la masacre en los montes de Esaú.

“Por la violencia hecha a tu hermano Jacob, te cubrirá la vergüenza, y serás destruido para siempre.

En el día cuando te pusiste firme del lado contrario, en el día cuando su poderío fue llevado cautivo por los extraños, y los extranjeros llegaron hasta sus puertas y echaron suertes por Jerusalén, tú también te comportaste como uno de ellos.

No debiste haberte quedado mirando a tu hermano en su día trágico, en el día de su desgracia. No debiste alegrarte de los hijos de Judá en el día de su ruina. No debiste extralimitarte con tu boca en el día de la angustia.

No debiste entrar por la puerta de mi pueblo en el día de su ruina. Tampoco debiste mirar su miseria en el día de su ruina. No debiste echar mano de sus bienes en el día de su ruina.

Tampoco debiste ponerte en las encrucijadas de los caminos para aniquilar a sus fugitivos. No debiste haber entregado a sus sobrevivientes en el día de la desgracia.

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La exaltación de Israel

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Abdías > La exaltación de Israel (31:1:15 - 31:1:21)

“Cercano está el día de Jehovah sobre todas las naciones. Como tú hiciste, se hará contigo; tu retribución volverá sobre tu cabeza.

Porque como bebisteis en mi santo monte, beberán todas las naciones de alrededor. Beberán ruidosamente, y quedarán como si nunca hubiesen existido.

“Pero en el monte Sion estarán los libertados, y será santo. La casa de Jacob poseerá las posesiones de ellos.

La casa de Jacob será fuego, y la casa de José será llama. La casa de Edom será estopa, y ellos los quemarán y los consumirán. Ni un solo sobreviviente quedará de la casa de Esaú,” porque Jehovah lo ha dicho.

Los del Néguev poseerán la región montañosa de Esaú; y los de la Sefela, la tierra de los filisteos. También poseerán los campos de Efraín y de Samaria, y los de Benjamín poseerán Galaad.

Esta tropa de cautivos de los hijos de Israel poseerá lo que fuera de los cananeos hasta Sarepta, y los de Jerusalén que están cautivos en Sefarad poseerán las ciudades del Néguev.

Subirán victoriosos desde el monte Sion para juzgar la región montañosa de Esaú. ¡Y el reino será de Jehovah!

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Jonás huye de Jehová

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jonás > Jonás huye de Jehová (32:1:1 - 32:1:17)

La palabra de Jehovah vino a Jonás hijo de Amitai, diciendo:

“Levántate y vé a Nínive, la gran ciudad, y predica contra ella; porque su maldad ha subido a mi presencia.”

Entonces Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehovah a Tarsis. Descendió a Jope y halló un barco que iba a Tarsis; y pagando su pasaje, entró en él para irse con ellos a Tarsis, huyendo de la presencia de Jehovah.

Pero Jehovah lanzó un gran viento sobre el mar, y se produjo una enorme tempestad, de manera que el barco estaba a punto de romperse.

Los marineros tuvieron miedo, y cada uno invocaba a su dios. Y echaron al mar el cargamento que había en el barco, para aligerarlo. Pero Jonás había bajado al fondo del barco, se había acostado y se había quedado profundamente dormido.

El capitán del barco se acercó a Jonás y le dijo: —¿Qué te pasa, dormilón? ¡Levántate e invoca a tu dios! Quizás él se fije en nosotros, y no perezcamos.

Entonces se dijeron unos a otros: —¡Venid y echemos suertes para saber por culpa de quién nos ha sobrevenido este mal! Echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás.

Entonces le dijeron: —Decláranos por qué nos ha sobrevenido este mal. ¿Qué oficio tienes y de dónde vienes? ¿Cuál es tu país, y de qué pueblo eres?

El respondió: —Soy hebreo y temo a Jehovah, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra.

Aquellos hombres temieron muchísimo y le preguntaron: —¿Por qué has hecho esto? Pues entendieron que huía de la presencia de Jehovah, ya que él se lo había declarado.

Y le preguntaron: —¿Qué haremos contigo para que el mar se nos calme? Porque el mar se embravecía más y más.

Y él respondió: —Levantadme y echadme al mar, y se os calmará; pues yo sé que por mi causa os ha sobrevenido esta gran tempestad.

Aquellos hombres remaban para hacer volver el barco a tierra, pero no pudieron, porque el mar se embravecía cada vez más.

Entonces clamaron a Jehovah diciendo: —¡Oh Jehovah, por favor, no perezcamos nosotros por la vida de este hombre! No nos hagas responsables de sangre inocente, porque tú, oh Jehovah, has hecho como has querido.

Entonces levantaron a Jonás y lo echaron al mar, y el mar cesó de su furia.

Y aquellos hombres temieron grandemente a Jehovah; le ofrecieron un sacrificio e hicieron votos.

Pero Jehovah dispuso un gran pez que se tragase a Jonás. Y éste estuvo en el vientre del pez tres días y tres noches.

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Oración de Jonás

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jonás > Oración de Jonás (32:2:1 - 32:2:3)

Y desde el vientre del pez oró Jonás a Jehovah su Dios.

Y dijo: “Desde mi angustia invoqué a Jehovah, y él me respondió. Clamé desde el vientre del Seol, y tú escuchaste mi voz.

Me arrojaste a lo profundo, en el corazón de los mares, y me rodeó la corriente: Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.

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Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí.

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jonás > Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí. (32:2:4 - 32:2:4)

Yo dije: Expulsado soy de delante de tus ojos; pero aún he de ver tu santo templo.

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