Deberes hacia los demás

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Primera epístola de San Pablo a Timoteo > Deberes hacia los demás (54:5:1 - 54:6:2)

No reprendas con dureza al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos;

a las ancianas, como a madres; y a las jóvenes, como a hermanas, con toda pureza.

Honra a las viudas que realmente sean viudas.

Pero si alguna viuda tiene hijos o nietos, que aprendan primero a ser piadosos con los de su propia casa y a recompensar a sus padres, porque esto es aceptable delante de Dios.

Ahora bien, la que es realmente viuda, y que ha quedado sola, ha puesto su esperanza en Dios y persevera en súplica y oraciones de noche y de día;

pero la que se entrega a los placeres, viviendo está muerta.

Manda también estas cosas para que sean irreprensibles.

Si alguien no tiene cuidado de los suyos, y especialmente de los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.

La viuda sea incluida en la lista después de haber cumplido por lo menos sesenta años, que haya sido esposa de un solo marido,

que tenga testimonio de buenas obras; si ha criado hijos, si ha practicado la hospitalidad, si ha lavado los pies de los santos, si ha socorrido a los afligidos y si se ha dedicado a toda buena obra.

Pero no admitas a las viudas más jóvenes, porque cuando sus pasiones las apartan de Cristo, quieren casarse,

estando bajo juicio por haber abandonado su primer compromiso.

Y a la vez aprenden a ser ociosas, andando de casa en casa. No sólo aprenden a ser ociosas, sino también chismosas y entremetidas, hablando lo que no conviene.

Por eso quiero que las más jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen su casa y no den al adversario ninguna ocasión de reproche;

porque ya algunas se han extraviado en pos de Satanás.

Si algún creyente o alguna creyente tiene viudas, cuídelas. No sea carga para la iglesia, a fin de que haya lo suficiente para las que realmente son viudas.

Los ancianos que dirigen bien sean tenidos por dignos de doble honor, especialmente los que trabajan arduamente en la palabra y en la enseñanza.

Porque la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla. Además: “El obrero es digno de su salario.”

No admitas acusación contra un anciano a no ser que haya dos o tres testigos.

A los que continúan pecando, repréndelos delante de todos para que los otros tengan temor.

Requiero solemnemente delante de Dios y de Cristo Jesús y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicio, no haciendo nada con parcialidad.

No impongas las manos a ninguno con ligereza, ni participes en pecados ajenos; consérvate puro.

De aquí en adelante no tomes agua; usa, más bien, un poquito de vino a causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades.

Los pecados de algunos hombres se hacen patentes antes de comparecer en juicio, pero a otros les alcanzan después.

De la misma manera, las buenas obras se hacen patentes de antemano; y aunque sean de otra manera, no es posible mantenerlas ocultas.

Todos los que están bajo el yugo de la esclavitud tengan a sus propios amos como dignos de toda honra, para que no sea desacreditado el nombre de Dios, ni la doctrina.

Los que tienen amos creyentes, no los tengan en menos por ser hermanos. Al contrario, sírvanles mejor por cuanto son creyentes y amados los que se benefician de su buen servicio. Esto enseña y exhorta.




Piedad y contentamiento

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Primera epístola de San Pablo a Timoteo > Piedad y contentamiento (54:6:3 - 54:6:10)

Si alguien enseña algo diferente y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que es conforme a la piedad,

se ha llenado de orgullo y no sabe nada. Más bien, delira acerca de controversias y contiendas de palabras, de las cuales vienen envidia, discordia, calumnias, sospechas perversas,

y necias rencillas entre hombres de mente corrompida y privados de la verdad, que tienen la piedad como fuente de ganancia.

Sin embargo, grande ganancia es la piedad con contentamiento.

Porque nada trajimos a este mundo, y es evidente que nada podremos sacar.

Así que, teniendo el sustento y con qué cubrirnos, estaremos contentos con esto.

Porque los que desean enriquecerse caen en tentación y trampa, y en muchas pasiones insensatas y dañinas que hunden a los hombres en ruina y perdición.

Porque el amor al dinero es raíz de todos los males; el cual codiciando algunos, fueron descarriados de la fe y se traspasaron a sí mismos con muchos dolores.




La buena batalla de la fe

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Primera epístola de San Pablo a Timoteo > La buena batalla de la fe (54:6:11 - 54:6:19)

Pero tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la perseverancia, la mansedumbre.

Pelea la buena batalla de la fe; echa mano de la vida eterna, a la cual fuiste llamado y confesaste la buena confesión delante de muchos testigos.

Te mando delante de Dios, quien da vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, quien dio testimonio de la buena confesión delante de Poncio Pilato,

que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo.

A su debido tiempo la mostrará el Bienaventurado y solo Poderoso, el Rey de reyes y Señor de señores;

el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible, a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver. A él sea la honra y el dominio eterno. Amén.

A los ricos de la edad presente manda que no sean altivos, ni pongan su esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en Dios quien nos provee todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.

Que hagan el bien, que sean ricos en buenas obras, que sean generosos y dispuestos a compartir,

atesorando para sí buen fundamento para el porvenir, para que echen mano de la vida verdadera.




Encargo final de Pablo a Timoteo

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Primera epístola de San Pablo a Timoteo > Encargo final de Pablo a Timoteo (54:6:20 - 54:6:21)

Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas y vanas palabrerías y los argumentos de la falsamente llamada ciencia;

la cual profesando algunos se descarriaron en cuanto a la fe. La gracia sea con vosotros.




Salutación

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Segunda epístola de San Pablo a Timoteo > Salutación (55:1:1 - 55:1:2)

Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, según la promesa de la vida que es en Cristo Jesús;

a Timoteo, amado hijo: Gracia, misericordia y paz, de parte de Dios el Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor.