Instrucciones personales

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Segunda epístola de San Pablo a Timoteo > Instrucciones personales (55:4:9 - 55:4:18)

Procura venir pronto a verme,

porque Demas me ha desamparado, habiendo amado el mundo presente, y se fue a Tesalónica. Crescente fue a Galacia, y Tito a Dalmacia.

Sólo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio.

A Tíquico envié a Efeso.

Trae, cuando vengas, el manto que dejé en Troas en casa de Carpo, y los rollos, especialmente los pergaminos.

Alejandro el herrero me ha causado muchos males. El Señor le pagará conforme a sus hechos.

Guárdate tú también de él, porque en gran manera ha resistido a nuestras palabras.

En mi primera defensa nadie estuvo de mi parte. Más bien, todos me desampararon. No se les tome en cuenta.

Pero el Señor sí estuvo conmigo y me dio fuerzas para que por medio de mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles escucharan. Y fui librado de la boca del león.

El Señor me librará de toda obra mala y me preservará para su reino celestial. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.




Saludos y bendición final

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Segunda epístola de San Pablo a Timoteo > Saludos y bendición final (55:4:19 - 55:4:22)

Saluda a Priscila y a Aquilas, y a la casa de Onesíforo.

Erasto se quedó en Corinto, y a Trófimo lo dejé enfermo en Mileto.

Procura venir antes del invierno. Te saludan Eubulo, Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos.

El Señor Jesucristo sea con tu espíritu. La gracia sea con vosotros.




Salutación

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a Tito > Salutación (56:1:1 - 56:1:4)

Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo según la fe de los elegidos de Dios y el pleno conocimiento de la verdad—la cual es según la piedad

basada en la esperanza de la vida eterna, que el Dios que no miente prometió desde antes del comienzo del tiempo,

y a su debido tiempo manifestó su palabra en la predicación que se me ha confiado por mandato de Dios nuestro Salvador—;

a Tito, verdadero hijo según la fe que nos es común: Gracia y paz, de Dios Padre y de Cristo Jesús nuestro Salvador.




Requisitos de ancianos y obispos

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a Tito > Requisitos de ancianos y obispos (56:1:5 - 56:1:16)

Por esta causa te dejé en Creta: para que pusieras en orden lo que faltase y establecieras ancianos en cada ciudad, como te mandé.

Sea el anciano irreprensible, marido de una sola mujer, que tenga hijos creyentes que no sean acusados como libertinos o rebeldes.

Porque es necesario que el obispo sea irreprensible como mayordomo de Dios; que no sea arrogante, ni de mal genio, ni dado al vino, ni pendenciero, ni ávido de ganancias deshonestas.

Antes bien, debe ser hospitalario, amante de lo bueno, prudente, justo, santo y dueño de sí mismo;

que sepa retener la palabra fiel conforme a la doctrina, para que pueda exhortar con sana enseñanza y también refutar a los que se oponen.

Porque hay aún muchos rebeldes, habladores de vanidades y engañadores, especialmente de los de la circuncisión.

A ellos es preciso tapar la boca, pues por ganancias deshonestas trastornan casas enteras, enseñando lo que no es debido.

Uno de ellos, su propio profeta, ha dicho: “Los cretenses son siempre mentirosos, malas bestias, glotones perezosos.”

Este testimonio es cierto. Por tanto, repréndeles severamente para que sean sanos en la fe,

no atendiendo a fábulas judaicas ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad.

Para los que son puros, todas las cosas son puras; pero para los impuros e incrédulos nada es puro, pues hasta sus mentes y sus conciencias están corrompidas.

Profesan conocer a Dios, pero con sus hechos lo niegan; son abominables, desobedientes y reprobados para toda buena obra.




Enseñanza de la sana doctrina

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a Tito > Enseñanza de la sana doctrina (56:2:1 - 56:2:15)

Pero habla tú lo que está de acuerdo con la sana doctrina;

que los hombres mayores sean sobrios, serios y prudentes, sanos en la fe, en el amor y en la perseverancia.

Asimismo, que las mujeres mayores sean reverentes en conducta, no calumniadoras ni esclavas del mucho vino, maestras de lo bueno,

de manera que encaminen en la prudencia a las mujeres jóvenes: a que amen a sus maridos y a sus hijos,

a que sean prudentes y castas, a que sean buenas amas de casa, a que estén sujetas a sus propios maridos, para que la palabra de Dios no sea desacreditada.

Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes,

mostrándote en todo como ejemplo de buenas obras. Demuestra en tu enseñanza integridad, seriedad

y palabra sana e irreprensible, para que el que se nos oponga se avergüence, no teniendo nada malo que decir de ninguno de nosotros.

Exhorta a los siervos a que estén sujetos a sus propios amos en todo: que sean complacientes y no respondones;

que no defrauden, sino que demuestren toda buena fe para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador.

Porque la gracia salvadora de Dios se ha manifestado a todos los hombres,

enseñándonos a vivir de manera prudente, justa y piadosa en la edad presente, renunciando a la impiedad y a las pasiones mundanas,

aguardando la esperanza bienaventurada, la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo,

quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí mismo un pueblo propio, celoso de buenas obras.

Estas cosas habla, exhorta y reprende con toda autoridad. ¡Que nadie te menosprecie!