Segundo Libro de Crónicas

Reinado de Uzías

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Crónicas > Reinado de Uzías (14:26:1 - 14:26:23)

Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Uzías, que tenía 16 años de edad, y lo proclamaron rey en lugar de su padre Amasías.

El reedificó Eilat y la restituyó a Judá, después que el rey reposó con sus padres.

Uzías tenía 16 años cuando comenzó a reinar, y reinó 52 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jecolía, de Jerusalén.

El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, conforme a todas las cosas que había hecho su padre Amasías.

Se propuso buscar a Dios en los días de Zacarías, entendido en las visiones de Dios; y en el tiempo en que buscó a Jehovah, Dios le prosperó.

Salió y combatió contra los filisteos, y abrió brecha en el muro de Gat, en el muro de Yabne y en el muro de Asdod. Edificó ciudades en la zona de Asdod y entre los filisteos.

Dios le ayudó contra los filisteos, contra los árabes que habitaban en Gur-baal y contra los meunitas.

Los amonitas dieron tributo a Uzías, y su nombre se difundió hasta la entrada de Egipto, porque se había hecho poderoso en extremo.

Uzías también edificó torres en Jerusalén, junto a la puerta de la Esquina, junto a la puerta del Valle y junto al ángulo, y las fortificó.

También edificó torres en el desierto y cavó muchos pozos, porque tenía mucho ganado, tanto en la Sefela como en la costa. Tuvo también agricultores y viñadores en la región montañosa y en los campos fértiles, porque era amante de la agricultura.

Uzías mantuvo un ejército entrenado para la batalla, que salía a la campaña por divisiones, conforme al número de su lista hecha por el escriba Jeiel y por el oficial Maasías, bajo la dirección de Ananías, uno de los funcionarios del rey.

El número total de los jefes de las casas paternas al frente de los guerreros valientes era de 2.600.

Bajo su mando estaba un ejército de 307.500 guerreros, una fuerza poderosa para ayudar al rey contra los enemigos.

Uzías preparó para todo el ejército escudos, lanzas, cascos, cotas de malla, arcos y piedras para las hondas.

En Jerusalén hizo máquinas, ingeniosamente diseñadas por técnicos, para que estuviesen en las torres y en las esquinas, a fin de lanzar dardos y grandes piedras. Su fama se difundió muy lejos, porque halló ayuda de manera sorprendente, hasta que se hizo fuerte.

Cuando Uzías se hizo fuerte, su corazón se enalteció hasta corromperse. El actuó con infidelidad contra Jehovah su Dios y entró en la casa de Jehovah para quemar incienso en el altar del incienso.

El sacerdote Azarías entró tras él, y ochenta sacerdotes de Jehovah con él, hombres valientes.

Estos se pusieron contra el rey Uzías y le dijeron: —¡No te corresponde a ti, oh Uzías, quemar incienso a Jehovah, sino a los sacerdotes hijos de Aarón, que han sido consagrados para ello! ¡Sal del santuario, porque has actuado mal! ¡Esto no te servirá de gloria delante de Jehovah Dios!

Pero Uzías, quien tenía en su mano un incensario para quemar incienso, se llenó de ira. Y al airarse contra los sacerdotes, brotó lepra en su frente, en presencia de los sacerdotes, en la casa de Jehovah, junto al altar del incienso.

El sumo sacerdote Azarías y todos los sacerdotes lo vieron, y he aquí que él tenía leprosa la frente. Entonces le hicieron salir aprisa de allí. El mismo se apresuró a salir, porque Jehovah lo había herido.

El rey Uzías quedó leproso hasta el día de su muerte. Siendo leproso habitó aislado en una casa, porque había sido excluido de la casa de Jehovah. Su hijo Jotam tenía a su cargo la casa del rey y gobernaba al pueblo de la tierra.

Los demás hechos de Uzías, los primeros y los últimos, los ha escrito el profeta Isaías hijo de Amoz.

Uzías reposó con sus padres, y lo sepultaron con sus padres en el campo de sepultura de los reyes, aunque dijeron: “El es leproso.” Y su hijo Jotam reinó en su lugar.

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Reinado de Jotam

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Crónicas > Reinado de Jotam (14:27:1 - 14:27:9)

Jotam tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 16 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jerusa hija de Sadoc.

El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, conforme a todas las cosas que había hecho su padre Uzías, salvo que no entró en el templo de Jehovah. Sin embargo, el pueblo continuaba corrompiéndose.

Jotam edificó la puerta superior de la casa de Jehovah e hizo muchas edificaciones en la muralla del Ofel.

Edificó ciudades en la región montañosa de Judá, y fortalezas y torres en los bosques.

También hizo guerra contra el rey de los hijos de Amón, a los cuales venció. Aquel año los hijos de Amón le dieron 100 talentos de plata, 10.000 coros de trigo y 10.000 coros de cebada. Esto mismo le dieron los hijos de Amón el segundo y el tercer año.

Jotam se hizo fuerte, porque dispuso sus caminos delante de Jehovah su Dios.

Los demás hechos de Jotam, todas sus guerras y sus actividades, he aquí que están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá.

Tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 16 años en Jerusalén.

Jotam reposó con sus padres, y lo sepultaron en la Ciudad de David. Y su hijo Acaz reinó en su lugar.

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Reinado de Acaz

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Crónicas > Reinado de Acaz (14:28:1 - 14:28:27)

Acaz tenía 20 años cuando comenzó a reinar, y reinó 16 años en Jerusalén. El no hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, en contraste con su padre David.

Anduvo en los caminos de los reyes de Israel, y aun hizo de metal fundido imágenes de los Baales.

Quemó incienso en el valle de Ben-hinom e hizo pasar por fuego a sus hijos, conforme a las prácticas abominables de las naciones que Jehovah había echado de delante de los hijos de Israel.

Asimismo, ofreció sacrificios y quemó incienso en los lugares altos, sobre las colinas y debajo de todo árbol frondoso.

Entonces Jehovah su Dios lo entregó en mano del rey de Siria; ellos lo derrotaron y le tomaron muchos cautivos, a los cuales llevaron a Damasco. También fue entregado en mano del rey de Israel, el cual le ocasionó una gran derrota.

Pécaj hijo de Remalías mató en Judá a 120.000 en un solo día, todos hombres valientes, porque habían abandonado a Jehovah, Dios de sus padres.

También Zicri, un hombre poderoso de Efraín, mató a Maasías, hijo del rey, a Azricam, encargado del palacio, y a Elcana que era segundo después del rey.

Los hijos de Israel también tomaron cautivos a 200.000 de sus hermanos: mujeres, hijos e hijas. Además, tomaron de ellos un gran botín y se lo llevaron a Samaria.

Había allí un profeta de Jehovah que se llamaba Oded, el cual salió al encuentro del ejército, cuando llegaba a Samaria, y les dijo: —He aquí, fue debido a que Jehovah, Dios de vuestros padres, estaba airado contra Judá, que la entregó en vuestra mano. Pero vosotros los habéis matado con tal saña que ha llegado hasta el cielo.

Y ahora habéis determinado someter a los hijos de Judá y de Jerusalén como vuestros siervos y siervas. ¿No sois vosotros los verdaderos culpables ante Jehovah vuestro Dios?

Ahora pues, escuchadme y haced volver a los cautivos que habéis tomado de vuestros hermanos, porque el furor de la ira de Jehovah está sobre vosotros.

Entonces se levantaron contra los que venían de la guerra algunos hombres de los jefes de los hijos de Efraín (Azarías hijo de Johanán, Berequías hijo de Mesilemot, Ezequías hijo de Salum y Amasa hijo de Hadlai),

y les dijeron: —No traigáis acá a los cautivos, porque esto nos hará culpables delante de Jehovah. Vosotros tratáis de añadir sobre nuestros pecados y sobre nuestra culpa, a pesar de que ya es grande nuestra culpa y de que el furor de su ira está sobre Israel.

Entonces el ejército abandonó a los cautivos y el botín delante de los jefes y de toda la congregación.

Unos hombres que fueron designados por nombre se levantaron, tomaron a los cautivos y vistieron del botín a todos los que entre ellos estaban desnudos. Los vistieron, los calzaron y les dieron de comer y de beber. Los ungieron, condujeron en asnos a todos los débiles, y los llevaron hasta Jericó, la ciudad de las palmeras, junto a sus hermanos. Después regresaron a Samaria.

En aquel tiempo el rey Acaz envió a pedir ayuda al rey de Asiria,

porque otra vez habían venido los edomitas y habían atacado a los de Judá, llevándose cautivos.

Asimismo, los filisteos habían hecho una incursión en las ciudades de la Sefela y del Néguev de Judá, y habían tomado Bet-semes, Ajalón, Gederot, Soco con sus aldeas, Timna con sus aldeas y Gimzo con sus aldeas; y habitaron en ellas.

Ciertamente Jehovah humilló a Judá por causa de Acaz, rey de Judá, porque él había permitido la corrupción en Judá y había actuado gravemente contra Jehovah.

Tiglat-pileser, rey de Asiria, vino a él, pero lo redujo a estrechez en lugar de fortalecerlo.

A pesar de que Acaz había despojado la casa de Jehovah, la casa del rey y las casas de los gobernadores, para darlo al rey de Asiria, éste no le prestó ayuda.

En el tiempo de su aflicción el rey Acaz persistió en su infidelidad a Jehovah,

porque ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que le habían derrotado. Y dijo: “Puesto que los dioses de los reyes de Siria les ayudan, yo también les ofreceré sacrificios, para que me ayuden a mí.” Pero ellos fueron los que lo hicieron fracasar a él y a todo Israel.

Además de esto, Acaz recogió los utensilios de la casa de Dios. Destrozó los utensilios de la casa de Dios, y cerró las puertas de la casa de Jehovah. Se hizo altares en todos los rincones de Jerusalén.

E hizo lugares altos en todas las ciudades de Judá, para quemar incienso a otros dioses, provocando a ira a Jehovah, Dios de sus padres.

Los demás hechos de Acaz, todos su caminos, los primeros y los últimos, he aquí que están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel.

Acaz reposó con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de Jerusalén, pero no lo pusieron en los sepulcros de los reyes de Israel. Y su hijo Ezequías reinó en su lugar.

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Reinado de Ezequías

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Crónicas > Reinado de Ezequías (14:29:1 - 14:29:2)

Ezequías comenzó a reinar cuando tenía 25 años, y reinó 29 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Abía hija de Zacarías.

El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, conforme a todas las cosas que había hecho su padre David.

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Ezequías restablece el culto del templo

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Crónicas > Ezequías restablece el culto del templo (14:29:3 - 14:29:36)

En el mes primero del primer año de su reinado, abrió las puertas de la casa de Jehovah y las reparó.

Hizo venir a los sacerdotes y a los levitas, los reunió en la plaza oriental

y les dijo: —Oídme, oh levitas: Purificaos ahora, y purificad luego la casa de Jehovah, Dios de vuestros padres, sacando del santuario la inmundicia.

Porque nuestros padres han sido infieles y han hecho lo malo ante los ojos de Jehovah, nuestro Dios. Ellos le han abandonado, han apartado sus rostros del tabernáculo de Jehovah, y le han vuelto las espaldas.

Incluso han cerrado las puertas del pórtico y han apagado las lámparas. No han quemado incienso ni han ofrecido holocaustos en el santuario al Dios de Israel.

Por eso la ira de Jehovah ha venido sobre Judá y Jerusalén, y los ha entregado a turbación, horror y escarnio, como lo veis con vuestros propios ojos.

He aquí que por esto nuestros padres han caído a espada, y nuestros hijos, nuestras hijas y nuestras mujeres están cautivos.

Ahora pues, yo he decidido hacer un pacto con Jehovah Dios de Israel, para que aparte de nosotros el furor de su ira.

Ahora pues, hijos míos, no seáis negligentes, porque Jehovah os ha escogido a fin de que estéis delante de él y le sirváis, para que seáis sus servidores y le queméis incienso.”

Entonces se levantaron los levitas Majat hijo de Amasai y Joel hijo de Azarías, de los hijos de Cohat; Quis hijo de Abdi y Azarías hijo de Jehalelel, de los hijos de Merari; Jóaj hijo de Zima y Edén hijo de Jóaj, de los hijos de Gersón;

Simri y Jeiel, de los hijos de Elizafán; Zacarías y Matanías, de los hijos de Asaf;

Yejiel y Simi, de los hijos de Hemán: Semaías y Uziel, de los hijos de Jedutún.

Estos reunieron a sus hermanos, se purificaron y entraron para limpiar la casa de Jehovah, conforme al mandato del rey, basado en la palabra de Jehovah.

Los sacerdotes entraron en la parte interior de la casa de Jehovah para limpiarla. Sacaron al atrio de la casa de Jehovah toda la inmundicia que hallaron en el templo de Jehovah, y los levitas la tomaron para sacarla fuera, al arroyo de Quedrón.

Comenzaron a purificarlo el primero del mes primero. El octavo día del mismo mes entraron en el pórtico de Jehovah y purificaron la casa de Jehovah en ocho días. Y acabaron el día 16 del mes primero.

Luego pasaron adentro, ante el rey Ezequías, y le dijeron: —Ya hemos limpiado toda la casa de Jehovah, el altar del holocausto y todos sus utensilios; igualmente, la mesa de la presentación y todos sus utensilios.

Asimismo, hemos preparado y consagrado todos los utensilios que en su infidelidad había puesto de lado el rey Acaz mientras reinaba. He aquí, ellos están delante del altar de Jehovah.

El rey Ezequías se levantó muy de mañana, reunió a los dirigentes de la ciudad y subió a la casa de Jehovah.

Llevaron siete toros, siete carneros, siete corderos y siete machos cabríos para hacer un sacrificio por el pecado a favor del reino, del santuario y de Judá. Y mandó a los sacerdotes hijos de Aarón que los ofreciesen como holocausto sobre el altar de Jehovah.

Entonces mataron los toros, y los sacerdotes tomaron la sangre y la esparcieron sobre el altar. Mataron luego los carneros y esparcieron la sangre sobre el altar. Asimismo, mataron los corderos y esparcieron la sangre sobre el altar.

Después hicieron acercar ante el rey y la multitud los machos cabríos de la ofrenda por el pecado, y pusieron sus manos sobre ellos.

Entonces los sacerdotes los degollaron y con su sangre hicieron un sacrificio por el pecado en el altar, para hacer expiación por todo Israel. Porque el rey había ordenado el holocausto y el sacrificio por el pecado, por todo Israel.

También puso a los levitas en la casa de Jehovah, con címbalos, liras y arpas, conforme al mandato de David, de Gad, vidente del rey, y del profeta Natán; porque éste fue el mandamiento de Jehovah por medio de sus profetas.

Así que los levitas estuvieron de pie con los instrumentos de David, y los sacerdotes con las trompetas.

Entonces Ezequías mandó que se ofreciera el holocausto sobre el altar. Y cuando el holocausto empezó a ser ofrecido, comenzó el canto a Jehovah con las trompetas y los instrumentos de David, rey de Israel.

Toda la congregación adoraba mientras resonaba el canto y sonaban las trompetas, todo hasta acabarse el holocausto.

Cuando acabaron de ofrecer el holocausto, el rey y todos los que estaban con él se arrodillaron y adoraron.

Entonces el rey Ezequías y los dirigentes mandaron a los levitas que alabasen a Jehovah con las palabras de David y del vidente Asaf. Y ellos alabaron con grande gozo, y se inclinaron y adoraron.

Luego Ezequías tomó la palabra y dijo: —Ahora vosotros os habéis consagrado a Jehovah. Acercaos y presentad sacrificios y ofrendas de acción de gracias en la casa de Jehovah. Entonces la multitud presentó sacrificios y ofrendas de acción de gracias, y todos los de corazón generoso ofrecieron holocaustos.

El número de los holocaustos que trajo la asamblea fue de 70 toros, 100 carneros y 200 corderos; todos éstos fueron para el holocausto a Jehovah.

Las ofrendas consagradas fueron de 600 toros y 3.000 ovejas.

Sin embargo, los sacerdotes eran pocos y no bastaban para desollar todos los holocaustos, de modo que sus hermanos los levitas les ayudaron, hasta que acabaron la obra y hasta que los sacerdotes se purificaron. Porque los levitas habían sido más concienzudos que los sacerdotes en purificarse.

Así, pues, hubo una gran cantidad de holocaustos, con los sebos de los sacrificios de paz y con las libaciones de cada holocausto. Así quedó restablecido el servicio de la casa de Jehovah.

Ezequías y todo el pueblo se alegraron por lo que Dios había realizado a favor del pueblo, porque la cosa se había hecho con rapidez.

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