Epístolas

Atavío de las mujeres

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Primera epístola de San Pablo a los Corintios > Atavío de las mujeres (46:11:2 - 46:11:16)

Os alabo porque en todo os acordáis de mí y retenéis las enseñanzas transmitidas tal como yo os las entregué.

Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo hombre, y el hombre es la cabeza de la mujer, y Dios es la cabeza de Cristo.

Todo hombre que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza.

Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza no cubierta, afrenta su cabeza, porque da lo mismo que si se hubiese rapado.

Porque si la mujer no se cubre, que se corte todo el cabello; y si le es vergonzoso cortarse el cabello o raparse, que se cubra.

El hombre no ha de cubrir su cabeza, porque él es la imagen y la gloria de Dios; pero la mujer es la gloria del hombre.

Porque el hombre no procede de la mujer, sino la mujer del hombre.

Además, el hombre no fue creado a causa de la mujer, sino la mujer a causa del hombre.

Por lo cual, la mujer debe tener una señal de autoridad sobre su cabeza por causa de los ángeles.

No obstante, en el Señor ni el hombre existe aparte de la mujer, ni la mujer existe aparte del hombre.

Porque así como la mujer proviene del hombre, así también el hombre nace de la mujer; pero todo proviene de Dios.

Juzgad por vosotros mismos: ¿Es apropiado que la mujer ore a Dios con la cabeza no cubierta?

¿Acaso no os enseña la naturaleza misma que le es deshonroso al hombre dejarse crecer el cabello,

mientras que a la mujer le es honroso dejarse crecer el cabello? Porque le ha sido dado el cabello en lugar de velo.

Con todo, si alguien quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni tampoco las iglesias de Dios.

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Abusos en la Cena del Señor

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Primera epístola de San Pablo a los Corintios > Abusos en la Cena del Señor (46:11:17 - 46:11:22)

Pero al encargaros lo siguiente no os alabo; pues no os reunís para lo mejor, sino para lo peor.

Primeramente, porque cuando os reunís como iglesia, oigo que hay entre vosotros disensiones, y en parte lo creo;

porque es preciso que haya entre vosotros hasta partidismos, para que se manifiesten entre vosotros los que son aprobados.

Porque cuando os reunís en uno, eso no es para comer la cena del Señor,

pues cada cual se adelanta a comer su propia cena; y mientras uno tiene hambre, otro se halla embriagado.

¿Acaso no tenéis casas en donde comer y beber? ¿O menospreciáis la iglesia de Dios y avergonzáis a los que no tienen? ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? ¡En esto no os alabo!

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Institución de la Cena del Señor

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Primera epístola de San Pablo a los Corintios > Institución de la Cena del Señor (46:11:23 - 46:11:26)

Porque yo recibí del Señor la enseñanza que también os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan;

y habiendo dado gracias, lo partió y dijo: “Tomad, comed. Esto es mi cuerpo que por vosotros es partido. Haced esto en memoria de mí.”

Asimismo, tomó también la copa después de haber cenado, y dijo: “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre. Haced esto todas las veces que la bebáis en memoria de mí.”

Todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que él venga.

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Tomando la Cena indignamente

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Primera epístola de San Pablo a los Corintios > Tomando la Cena indignamente (46:11:27 - 46:11:34)

De modo que cualquiera que coma este pan y beba esta copa del Señor de manera indigna, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor.

Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y coma así del pan y beba de la copa.

Porque el que come y bebe, no discerniendo el cuerpo, juicio come y bebe para sí.

Por eso hay entre vosotros muchos enfermos y debilitados, y muchos duermen.

Pero si nos examináramos bien a nosotros mismos, no se nos juzgaría.

Pero siendo juzgados, somos disciplinados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.

Así que, hermanos míos, cuando os reunáis para comer, esperaos unos a otros.

Si alguien tiene hambre, coma en su casa, para que no os reunáis para juicio. Las demás cosas las pondré en orden cuando llegue.

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Dones espirituales

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Primera epístola de San Pablo a los Corintios > Dones espirituales (46:12:1 - 46:12:31)

Pero no quiero que ignoréis, hermanos, acerca de los dones espirituales.

Sabéis que cuando erais gentiles, ibais como erais arrastrados, tras los ídolos mudos.

Por eso os hago saber que nadie, hablando por el Espíritu de Dios, dice: “Anatema sea Jesús.” Tampoco nadie puede decir: “Jesús es el Señor,” sino por el Espíritu Santo.

Ahora bien, hay diversidad de dones; pero el Espíritu es el mismo.

Hay también diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.

También hay diversidad de actividades, pero el mismo Dios es el que realiza todas las cosas en todos.

Pero a cada cual le es dada la manifestación del Espíritu para provecho mutuo.

Porque a uno se le da palabra de sabiduría por medio del Espíritu; pero a otro, palabra de conocimiento según el mismo Espíritu;

a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por un solo Espíritu;

a otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.

Pero todas estas cosas las realiza el único y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él designa.

Porque de la manera que el cuerpo es uno solo y tiene muchos miembros, y que todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, son un solo cuerpo, así también es Cristo.

Porque por un solo Espíritu fuimos bautizados todos en un solo cuerpo, tanto judíos como griegos, tanto esclavos como libres; y a todos se nos dio a beber de un solo Espíritu.

Pues el cuerpo no consiste de un solo miembro, sino de muchos.

Si el pie dijera: “Porque no soy mano, no soy parte del cuerpo,” ¿por eso no sería parte del cuerpo?

Y si la oreja dijera: “Porque no soy ojo, no soy parte del cuerpo,” ¿por eso no sería parte del cuerpo?

Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oreja, ¿dónde estaría el olfato?

Pero ahora Dios ha colocado a los miembros en el cuerpo, a cada uno de ellos, como él quiso.

Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?

Pero ahora son muchos los miembros y a la vez un solo cuerpo.

El ojo no puede decir a la mano: “No tengo necesidad de ti”; ni tampoco la cabeza a los pies: “No tengo necesidad de vosotros.”

Muy al contrario, los miembros del cuerpo que parecen ser los más débiles son indispensables.

Además, a los miembros del cuerpo que estimamos ser de menos honor, a éstos los vestimos aun con más honor; y nuestros miembros menos decorosos son tratados con aun más decoro.

Porque nuestros miembros más honrosos no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba;

para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que todos los miembros se preocupen los unos por los otros.

De manera que si un miembro padece, todos los miembros se conduelen con él; y si un miembro recibe honra, todos los miembros se gozan con él.

Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y miembros suyos individualmente.

A unos puso Dios en la iglesia, primero apóstoles, en segundo lugar profetas, en tercer lugar maestros; después los que hacen milagros, después los dones de sanidades, los que ayudan, los que administran, los que tienen diversidad de lenguas.

¿Acaso son todos apóstoles? ¿todos profetas? ¿todos maestros? ¿Acaso hacen todos milagros?

¿Acaso tienen todos dones de sanidades? ¿Acaso hablan todos en lenguas? ¿Acaso interpretan todos?

Con todo, anhelad los mejores dones. Y ahora os mostraré un camino todavía más excelente:

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