Epístolas

Bendición y salutaciones finales

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola a los Hebreos > Bendición y salutaciones finales (58:13:20 - 58:10:35)

Y el Dios de paz, que por la sangre del pacto eterno levantó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas,

os haga aptos en todo lo bueno para hacer su voluntad, haciendo él en nosotros lo que es agradable delante de él por medio de Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Os ruego, hermanos, que recibáis bien esta palabra de exhortación; porque os he escrito brevemente.

Sabed que nuestro hermano Timoteo ha sido puesto en libertad. Si él viene pronto, yo iré a veros con él.

Saludad a todos vuestros dirigentes y a todos los santos. Os saludan los de Italia.

La gracia sea con todos vosotros.

Por lo tanto, entrando en el mundo, él dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste, pero me preparaste un cuerpo.

Es en esa voluntad que somos santificados, mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.

También el Espíritu Santo nos da testimonio, porque después de haber dicho:

por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo (es decir, su cuerpo),

No dejemos de congregarnos, como algunos tienen por costumbre; más bien, exhortémonos, y con mayor razón cuando veis que el día se acerca.

Porque conocemos al que ha dicho: “Mía es la venganza; yo daré la retribución.” Y otra vez: “El Señor juzgará a su pueblo.”

No desechéis, pues, vuestra confianza, la cual tiene una gran recompensa.

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Salutación

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de Santiago > Salutación (59:1:1 - 59:1:1)

Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus de la dispersión: Saludos.

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La sabiduría que viene de Dios

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de Santiago > La sabiduría que viene de Dios (59:1:2 - 59:1:11)

Hermanos míos, tenedlo por sumo gozo cuando os encontréis en diversas pruebas,

sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.

Pero que la paciencia tenga su obra completa para que seáis completos y cabales, no quedando atrás en nada.

Y si a alguno de vosotros le falta sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos con liberalidad y sin reprochar; y le será dada.

Pero pida con fe, no dudando nada. Porque el que duda es semejante a una ola del mar movida por el viento y echada de un lado a otro.

No piense tal hombre que recibirá cosa alguna del Señor.

El hombre de doble ánimo es inestable en todos sus caminos.

El hermano de humilde condición, gloríese en su exaltación;

pero el rico, en su humillación, porque él pasará como la flor de la hierba.

Pues se levanta el sol con su calor y seca la hierba, cuya flor se cae, y su bella apariencia se desvanece. De igual manera también se marchitará el rico en todos sus negocios.

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Soportando las pruebas

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de Santiago > Soportando las pruebas (59:1:12 - 59:1:18)

Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba; porque, cuando haya sido probado, recibirá la corona de vida que Dios ha prometido a los que le aman.

Nadie diga cuando sea tentado: “Soy tentado por Dios”; porque Dios no es tentado por el mal, y él no tienta a nadie.

Pero cada uno es tentado cuando es arrastrado y seducido por su propia pasión.

Luego la baja pasión, después de haber concebido, da a luz el pecado; y el pecado, una vez llevado a cabo, engendra la muerte.

Mis amados hermanos, no os engañéis:

Toda buena dádiva y todo don perfecto proviene de lo alto y desciende del Padre de las luces, en quien no hay cambio ni sombra de variación.

Por su propia voluntad, él nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que fuéramos como primicias de sus criaturas.

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Hacedores de la palabra

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de Santiago > Hacedores de la palabra (59:1:19 - 59:1:27)

Sabed, mis amados hermanos: Todo hombre sea pronto para oír, lento para hablar y lento para la ira;

porque la ira del hombre no lleva a cabo la justicia de Dios.

Por lo tanto, desechando toda suciedad y la maldad que sobreabunda, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.

Pero sed hacedores de la palabra, y no solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

Porque cuando alguno es oidor de la palabra y no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que mira su cara natural en un espejo.

Se mira a sí mismo y se marcha, y en seguida olvida cómo era.

Pero el que presta atención a la perfecta ley de la libertad y que persevera en ella, sin ser oidor olvidadizo sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.

Si alguien parece ser religioso y no refrena su lengua, sino que engaña a su corazón, la religión del tal es vana.

La religión pura e incontaminada delante de Dios y Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su aflicción, y guardarse sin mancha del mundo.

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