Libros Históricos

Los bienes de la sunamita devueltos

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Reyes > Los bienes de la sunamita devueltos (12:8:1 - 12:8:6)

Eliseo habló a aquella mujer a cuyo hijo había hecho revivir, diciendo: —Levántate tú con toda tu familia y vé a residir donde puedas, pues Jehovah ha llamado al hambre, y vendrá sobre la tierra durante siete años.

Entonces la mujer se levantó e hizo como le dijo el hombre de Dios. Ella con su familia partió y se fue a residir en la tierra de los filisteos durante siete años.

Y sucedió que cuando pasaron los siete años, la mujer volvió de la tierra de los filisteos y fue a clamar al rey por su casa y por su campo.

El rey estaba hablando con Guejazi, el criado del hombre de Dios, y le decía: —Cuéntame, por favor, todas las grandes cosas que ha hecho Eliseo.

Y sucedió que mientras él contaba al rey cómo había hecho revivir a un muerto, he aquí la mujer, a cuyo hijo había hecho revivir, vino para clamar al rey por su casa y por su campo. Entonces Guejazi dijo: —¡Oh mi señor el rey! ¡Esta es la mujer, y éste es su hijo a quien Eliseo hizo revivir!

El rey preguntó a la mujer, y ella se lo contó. Entonces el rey le asignó un funcionario, diciendo: —Haz que le sean devueltas todas las cosas que eran suyas, y todos los productos del campo, desde el día que dejó el país, hasta ahora.

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Hazael reina en Siria

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Reyes > Hazael reina en Siria (12:8:7 - 12:8:15)

Después Eliseo fue a Damasco, y como Ben-hadad, rey de Siria, estaba enfermo, le informaron diciendo: —El hombre de Dios ha venido aquí.

Entonces el rey dijo a Hazael: —Toma contigo un presente y vé al encuentro del hombre de Dios; consulta a Jehovah por medio de él y pregunta: “¿Sanaré de esta enfermedad?”

Hazael tomó consigo un presente de todo lo mejor de Damasco, cuarenta camellos cargados, y fue a su encuentro. Cuando llegó, se detuvo delante de él y dijo: —Ben-hadad, tu hijo, rey de Siria, me ha enviado para preguntarte: “¿Sanaré de esta enfermedad?”

Eliseo le respondió: —Vé y dile: “¡Ciertamente sanarás!” Pero Jehovah me ha mostrado que de cierto morirá.

Entonces el hombre de Dios se puso de pie y miró fijamente a Hazael, hasta avergonzarlo. Y el hombre de Dios lloró.

Hazael le preguntó: —¿Por qué llora mi señor? El respondió: —Porque sé el mal que harás a los hijos de Israel. Prenderás fuego a sus fortificaciones, matarás a espada a sus jóvenes, estrellarás a sus niños y abrirás el vientre a sus mujeres encintas.

Hazael dijo: —¿Qué es tu siervo sino un perro, para que haga semejante cosa? Entonces Eliseo respondió: —Jehovah me ha mostrado que tú serás rey de Siria.

Hazael se alejó de Eliseo y regresó a su señor, quien le preguntó: —¿Qué te ha dicho Eliseo? El respondió: —Me dijo que ciertamente sanarás.

Pero al día siguiente tomó un paño, lo empapó en agua y lo extendió sobre la cara de Ben-hadad; y éste murió. Y Hazael reinó en su lugar.

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Reinado de Joram de Judá

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Reyes > Reinado de Joram de Judá (12:8:16 - 12:8:24)

En el quinto año de Joram hijo de Acab, rey de Israel, y siendo Josafat rey de Judá, comenzó a reinar Joram hijo de Josafat, rey de Judá.

Tenía 32 años cuando comenzó a reinar, y reinó 8 años en Jerusalén.

El anduvo en el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa de Acab, porque tenía por mujer a una hija de Acab. E hizo lo malo ante los ojos de Jehovah.

Sin embargo, Jehovah no quiso destruir a Judá, por amor a su siervo David. Porque había prometido darle una lámpara a él, y a sus hijos, continuamente.

En sus días Edom se rebeló contra el dominio de Judá, y constituyeron un rey sobre ellos.

Entonces Joram fue a Zaír con todos sus carros. Y sucedió que, levantándose de noche, atacó a los edomitas que les habían cercado a él y a los jefes de los carros; pero el pueblo huyó a sus moradas.

Así se rebeló Edom contra el dominio de Judá, hasta el día de hoy. Por aquel tiempo, también Libna se rebeló contra su dominio.

Los demás hechos de Joram y todas las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?

Joram reposó con sus padres y fue sepultado con ellos en la ciudad de David. Y su hijo Ocozías reinó en su lugar.

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Reinado de Ocozías de Judá

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Reyes > Reinado de Ocozías de Judá (12:8:25 - 12:8:29)

En el año 12 de Joram hijo de Acab, rey de Israel, comenzó a reinar Ocozías hijo de Joram, rey de Judá.

Ocozías tenía 22 años cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. El nombre de su madre era Atalía hija de Omri, rey de Israel.

El anduvo en el camino de la casa de Acab. E hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, como la casa de Acab, porque había emparentado con la casa de Acab.

Ocozías, con Joram hijo de Acab, fue a la guerra contra Hazael, rey de Siria, en Ramot de Galaad. Los sirios hirieron a Joram,

y el rey Joram volvió a Jezreel para curarse de las heridas que le habían ocasionado los sirios en Ramot, cuando combatía contra Hazael, rey de Siria. Entonces Ocozías hijo de Joram, rey de Judá, descendió a Jezreel para ver a Joram hijo de Acab, porque éste estaba enfermo.

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Jehú es ungido rey de Israel

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Reyes > Jehú es ungido rey de Israel (12:9:1 - 12:9:13)

Entonces el profeta Eliseo llamó a uno de los hijos de los profetas y le dijo: —Cíñete los lomos, toma este frasco de aceite en tu mano, y vé a Ramot de Galaad.

Cuando llegues allá, verás allí a Jehú hijo de Josafat, hijo de Nimsi. Entra, haz que se levante de entre sus compañeros y llévalo a una habitación interior.

Luego toma el frasco de aceite y derrámalo sobre su cabeza diciendo: “Así ha dicho Jehovah: Yo te he ungido rey de Israel.” Luego abre la puerta y escápate. ¡No esperes!

Aquel joven, el criado del profeta, fue a Ramot de Galaad.

Entonces entró, y he aquí que los jefes del ejército estaban sentados. Y dijo: —Jefe, tengo un mensaje para ti. Jehú preguntó: —¿Para cuál de todos nosotros? Y él respondió: —Para ti, jefe.

Jehú se levantó y entró en la casa, y el joven derramó el aceite sobre su cabeza y le dijo: —Así ha dicho Jehovah Dios de Israel: “Yo te he ungido rey del pueblo de Jehovah, de Israel.

Tú herirás a los de la casa de Acab, tu señor, para que yo vengue la sangre de mis siervos los profetas y la sangre de todos los siervos de Jehovah derramada por mano de Jezabel.

Toda la casa de Acab perecerá; exterminaré a todo varón de Acab en Israel, tanto a los esclavos como a los libres.

Yo haré a su casa como a la casa de Jeroboam hijo de Nabat y a la casa de Baasa hijo de Ajías.

Y a Jezabel la comerán los perros en la parcela de Jezreel. No habrá quien le dé sepultura.” En seguida abrió la puerta y huyó.

Después Jehú salió a donde estaban los servidores de su señor, y le preguntaron: —¿Todo va bien? ¿Para qué vino a ti ese loco? Y él les dijo: —Vosotros conocéis a ese hombre y sus palabras.

Ellos dijeron: —¡Mentira! ¡Decláranoslo, por favor! Y él dijo: —Así y así me habló diciendo: “Así ha dicho Jehovah: Yo te he ungido rey de Israel.”

Entonces tomaron rápidamente cada uno su manto y lo tendieron debajo de Jehú sobre las gradas desnudas. Luego tocaron la corneta y proclamaron: —¡Jehú reina!

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