Libros Históricos

Reinado de Amasías

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Crónicas > Reinado de Amasías (14:25:1 - 14:25:28)

Amasías tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 29 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Joadán, de Jerusalén.

El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, aunque no con un corazón íntegro.

Sucedió que cuando el reino se consolidó con él, mató a sus servidores que habían herido de muerte al rey, su padre.

Pero no dio muerte a los hijos de ellos, conforme a lo que está escrito en la Ley, en el libro de Moisés, donde Jehovah mandó diciendo: Los padres no morirán por culpa de los hijos, ni los hijos morirán por culpa de los padres; sino que cada cual morirá por su propio pecado.

Después Amasías reunió a los de Judá y los organizó por todo Judá y Benjamín, de acuerdo con sus casas paternas, bajo jefes de millares y de centenas. Luego contó a los de 20 años para arriba y halló que eran 300.000 escogidos para ir a la guerra, los cuales portaban lanza y escudo.

Además, tomó a sueldo a 100.000 hombres valientes de Israel, por 100 talentos de plata.

Entonces un hombre de Dios fue a él y dijo: —Oh rey, que no vaya contigo el ejército de Israel; porque Jehovah no está con Israel ni con ninguno de los hijos de Efraín.

Aunque tú fueras y te esforzaras en la batalla, Dios te haría fracasar delante del enemigo. Porque en Dios hay poder para ayudar o para hacer fracasar.

Amasías preguntó al hombre de Dios: —¿Qué será, pues, de los 100 talentos de plata que he dado al ejército de Israel? El hombre de Dios respondió: —Jehovah puede darte mucho más que eso.

Entonces Amasías apartó las tropas que habían venido a él de Efraín, para que se fuesen a sus casas. Ellos se enojaron muchísimo contra Judá y se volvieron a sus casas enfurecidos.

Pero Amasías se esforzó y guió a su pueblo; fue al valle de la Sal y mató a 10.000 de los hijos de Seír.

Los hijos de Judá tomaron vivos a otros 10.000, que llevaron a la cumbre de un peñasco y de allí los despeñaron, y todos se hicieron pedazos.

Pero las tropas que Amasías había despedido para que no fuesen con él a la batalla, saquearon las ciudades de Judá desde Samaria hasta Bet-jorón, mataron a 3.000 de ellos y se llevaron mucho despojo.

Pero sucedió que después que Amasías vino de la matanza de los edomitas, trajo consigo los dioses de los hijos de Seír y los puso como dioses para sí, y se inclinó ante ellos y les quemó incienso.

Entonces el furor de Jehovah se encendió contra Amasías, y le envió un profeta que le dijo: —¿Por qué has acudido a los dioses de ese pueblo, que no pudieron librar a su pueblo de tu mano?

Y sucedió que cuando el profeta le habló estas cosas, él le respondió: —¿Te hemos puesto a ti por consejero del rey? ¡Cállate! ¿Por qué te han de matar? Entonces el profeta concluyó diciendo: —Yo sé que Dios ha decidido destruirte, porque has hecho esto y no has escuchado mi consejo.

Después de haber tomado consejo Amasías, rey de Judá, mandó a decir a Joás hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel: “¡Ven, y veámonos las caras!”

Y Joás, rey de Israel, mandó a decir a Amasías, rey de Judá: “El cardo que está en el Líbano mandó a decir al cedro que está en el Líbano: Da tu hija a mi hijo por mujer. Entonces pasó una fiera salvaje del Líbano y pisoteó el cardo.

Tú dices: He aquí, he derrotado a Edom, y tu corazón se ha envanecido, y te glorías. Ahora pues, quédate en tu casa. ¿Por qué provocas un mal, en que puedas caer tú y Judá contigo?”

Pero Amasías no quiso escuchar, porque esto estaba determinado por Dios, quien los quería entregar en mano de sus enemigos, porque habían acudido a los dioses de Edom.

Entonces Joás, rey de Israel, subió; y se enfrentaron él y Amasías, rey de Judá, en Bet-semes, que pertenece a Judá.

Los de Judá fueron derrotados ante Israel y huyeron, cada uno a su morada.

Entonces Joás, rey de Israel, prendió en Bet-semes a Amasías, rey de Judá e hijo de Joás, hijo de Ocozías; y lo llevó a Jerusalén. Y abrió una brecha en el muro de Jerusalén, desde la puerta de Efraín hasta la puerta de la Esquina, 400 codos.

Luego tomó todo el oro, la plata y todos los utensilios que se hallaban en la casa de Dios con Obed-edom, y los tesoros de la casa del rey. También tomó rehenes y regresó a Samaria.

Amasías hijo de Joás, rey de Judá, vivió quince años después de la muerte de Joás hijo de Joacaz, rey de Israel.

Los demás hechos de Amasías, los primeros y los últimos, ¿no están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel?

Desde el tiempo en que Amasías se apartó de Jehovah, hicieron una conspiración contra él en Jerusalén. El huyó a Laquis, pero enviaron gente tras él a Laquis, y lo mataron allí.

Después lo llevaron sobre caballos y lo sepultaron con sus padres, en la Ciudad de David.

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Reinado de Uzías

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Crónicas > Reinado de Uzías (14:26:1 - 14:26:23)

Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Uzías, que tenía 16 años de edad, y lo proclamaron rey en lugar de su padre Amasías.

El reedificó Eilat y la restituyó a Judá, después que el rey reposó con sus padres.

Uzías tenía 16 años cuando comenzó a reinar, y reinó 52 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jecolía, de Jerusalén.

El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, conforme a todas las cosas que había hecho su padre Amasías.

Se propuso buscar a Dios en los días de Zacarías, entendido en las visiones de Dios; y en el tiempo en que buscó a Jehovah, Dios le prosperó.

Salió y combatió contra los filisteos, y abrió brecha en el muro de Gat, en el muro de Yabne y en el muro de Asdod. Edificó ciudades en la zona de Asdod y entre los filisteos.

Dios le ayudó contra los filisteos, contra los árabes que habitaban en Gur-baal y contra los meunitas.

Los amonitas dieron tributo a Uzías, y su nombre se difundió hasta la entrada de Egipto, porque se había hecho poderoso en extremo.

Uzías también edificó torres en Jerusalén, junto a la puerta de la Esquina, junto a la puerta del Valle y junto al ángulo, y las fortificó.

También edificó torres en el desierto y cavó muchos pozos, porque tenía mucho ganado, tanto en la Sefela como en la costa. Tuvo también agricultores y viñadores en la región montañosa y en los campos fértiles, porque era amante de la agricultura.

Uzías mantuvo un ejército entrenado para la batalla, que salía a la campaña por divisiones, conforme al número de su lista hecha por el escriba Jeiel y por el oficial Maasías, bajo la dirección de Ananías, uno de los funcionarios del rey.

El número total de los jefes de las casas paternas al frente de los guerreros valientes era de 2.600.

Bajo su mando estaba un ejército de 307.500 guerreros, una fuerza poderosa para ayudar al rey contra los enemigos.

Uzías preparó para todo el ejército escudos, lanzas, cascos, cotas de malla, arcos y piedras para las hondas.

En Jerusalén hizo máquinas, ingeniosamente diseñadas por técnicos, para que estuviesen en las torres y en las esquinas, a fin de lanzar dardos y grandes piedras. Su fama se difundió muy lejos, porque halló ayuda de manera sorprendente, hasta que se hizo fuerte.

Cuando Uzías se hizo fuerte, su corazón se enalteció hasta corromperse. El actuó con infidelidad contra Jehovah su Dios y entró en la casa de Jehovah para quemar incienso en el altar del incienso.

El sacerdote Azarías entró tras él, y ochenta sacerdotes de Jehovah con él, hombres valientes.

Estos se pusieron contra el rey Uzías y le dijeron: —¡No te corresponde a ti, oh Uzías, quemar incienso a Jehovah, sino a los sacerdotes hijos de Aarón, que han sido consagrados para ello! ¡Sal del santuario, porque has actuado mal! ¡Esto no te servirá de gloria delante de Jehovah Dios!

Pero Uzías, quien tenía en su mano un incensario para quemar incienso, se llenó de ira. Y al airarse contra los sacerdotes, brotó lepra en su frente, en presencia de los sacerdotes, en la casa de Jehovah, junto al altar del incienso.

El sumo sacerdote Azarías y todos los sacerdotes lo vieron, y he aquí que él tenía leprosa la frente. Entonces le hicieron salir aprisa de allí. El mismo se apresuró a salir, porque Jehovah lo había herido.

El rey Uzías quedó leproso hasta el día de su muerte. Siendo leproso habitó aislado en una casa, porque había sido excluido de la casa de Jehovah. Su hijo Jotam tenía a su cargo la casa del rey y gobernaba al pueblo de la tierra.

Los demás hechos de Uzías, los primeros y los últimos, los ha escrito el profeta Isaías hijo de Amoz.

Uzías reposó con sus padres, y lo sepultaron con sus padres en el campo de sepultura de los reyes, aunque dijeron: “El es leproso.” Y su hijo Jotam reinó en su lugar.

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Reinado de Jotam

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Crónicas > Reinado de Jotam (14:27:1 - 14:27:9)

Jotam tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 16 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jerusa hija de Sadoc.

El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, conforme a todas las cosas que había hecho su padre Uzías, salvo que no entró en el templo de Jehovah. Sin embargo, el pueblo continuaba corrompiéndose.

Jotam edificó la puerta superior de la casa de Jehovah e hizo muchas edificaciones en la muralla del Ofel.

Edificó ciudades en la región montañosa de Judá, y fortalezas y torres en los bosques.

También hizo guerra contra el rey de los hijos de Amón, a los cuales venció. Aquel año los hijos de Amón le dieron 100 talentos de plata, 10.000 coros de trigo y 10.000 coros de cebada. Esto mismo le dieron los hijos de Amón el segundo y el tercer año.

Jotam se hizo fuerte, porque dispuso sus caminos delante de Jehovah su Dios.

Los demás hechos de Jotam, todas sus guerras y sus actividades, he aquí que están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá.

Tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 16 años en Jerusalén.

Jotam reposó con sus padres, y lo sepultaron en la Ciudad de David. Y su hijo Acaz reinó en su lugar.

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Reinado de Acaz

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Crónicas > Reinado de Acaz (14:28:1 - 14:28:27)

Acaz tenía 20 años cuando comenzó a reinar, y reinó 16 años en Jerusalén. El no hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, en contraste con su padre David.

Anduvo en los caminos de los reyes de Israel, y aun hizo de metal fundido imágenes de los Baales.

Quemó incienso en el valle de Ben-hinom e hizo pasar por fuego a sus hijos, conforme a las prácticas abominables de las naciones que Jehovah había echado de delante de los hijos de Israel.

Asimismo, ofreció sacrificios y quemó incienso en los lugares altos, sobre las colinas y debajo de todo árbol frondoso.

Entonces Jehovah su Dios lo entregó en mano del rey de Siria; ellos lo derrotaron y le tomaron muchos cautivos, a los cuales llevaron a Damasco. También fue entregado en mano del rey de Israel, el cual le ocasionó una gran derrota.

Pécaj hijo de Remalías mató en Judá a 120.000 en un solo día, todos hombres valientes, porque habían abandonado a Jehovah, Dios de sus padres.

También Zicri, un hombre poderoso de Efraín, mató a Maasías, hijo del rey, a Azricam, encargado del palacio, y a Elcana que era segundo después del rey.

Los hijos de Israel también tomaron cautivos a 200.000 de sus hermanos: mujeres, hijos e hijas. Además, tomaron de ellos un gran botín y se lo llevaron a Samaria.

Había allí un profeta de Jehovah que se llamaba Oded, el cual salió al encuentro del ejército, cuando llegaba a Samaria, y les dijo: —He aquí, fue debido a que Jehovah, Dios de vuestros padres, estaba airado contra Judá, que la entregó en vuestra mano. Pero vosotros los habéis matado con tal saña que ha llegado hasta el cielo.

Y ahora habéis determinado someter a los hijos de Judá y de Jerusalén como vuestros siervos y siervas. ¿No sois vosotros los verdaderos culpables ante Jehovah vuestro Dios?

Ahora pues, escuchadme y haced volver a los cautivos que habéis tomado de vuestros hermanos, porque el furor de la ira de Jehovah está sobre vosotros.

Entonces se levantaron contra los que venían de la guerra algunos hombres de los jefes de los hijos de Efraín (Azarías hijo de Johanán, Berequías hijo de Mesilemot, Ezequías hijo de Salum y Amasa hijo de Hadlai),

y les dijeron: —No traigáis acá a los cautivos, porque esto nos hará culpables delante de Jehovah. Vosotros tratáis de añadir sobre nuestros pecados y sobre nuestra culpa, a pesar de que ya es grande nuestra culpa y de que el furor de su ira está sobre Israel.

Entonces el ejército abandonó a los cautivos y el botín delante de los jefes y de toda la congregación.

Unos hombres que fueron designados por nombre se levantaron, tomaron a los cautivos y vistieron del botín a todos los que entre ellos estaban desnudos. Los vistieron, los calzaron y les dieron de comer y de beber. Los ungieron, condujeron en asnos a todos los débiles, y los llevaron hasta Jericó, la ciudad de las palmeras, junto a sus hermanos. Después regresaron a Samaria.

En aquel tiempo el rey Acaz envió a pedir ayuda al rey de Asiria,

porque otra vez habían venido los edomitas y habían atacado a los de Judá, llevándose cautivos.

Asimismo, los filisteos habían hecho una incursión en las ciudades de la Sefela y del Néguev de Judá, y habían tomado Bet-semes, Ajalón, Gederot, Soco con sus aldeas, Timna con sus aldeas y Gimzo con sus aldeas; y habitaron en ellas.

Ciertamente Jehovah humilló a Judá por causa de Acaz, rey de Judá, porque él había permitido la corrupción en Judá y había actuado gravemente contra Jehovah.

Tiglat-pileser, rey de Asiria, vino a él, pero lo redujo a estrechez en lugar de fortalecerlo.

A pesar de que Acaz había despojado la casa de Jehovah, la casa del rey y las casas de los gobernadores, para darlo al rey de Asiria, éste no le prestó ayuda.

En el tiempo de su aflicción el rey Acaz persistió en su infidelidad a Jehovah,

porque ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que le habían derrotado. Y dijo: “Puesto que los dioses de los reyes de Siria les ayudan, yo también les ofreceré sacrificios, para que me ayuden a mí.” Pero ellos fueron los que lo hicieron fracasar a él y a todo Israel.

Además de esto, Acaz recogió los utensilios de la casa de Dios. Destrozó los utensilios de la casa de Dios, y cerró las puertas de la casa de Jehovah. Se hizo altares en todos los rincones de Jerusalén.

E hizo lugares altos en todas las ciudades de Judá, para quemar incienso a otros dioses, provocando a ira a Jehovah, Dios de sus padres.

Los demás hechos de Acaz, todos su caminos, los primeros y los últimos, he aquí que están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel.

Acaz reposó con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de Jerusalén, pero no lo pusieron en los sepulcros de los reyes de Israel. Y su hijo Ezequías reinó en su lugar.

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Reinado de Ezequías

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Crónicas > Reinado de Ezequías (14:29:1 - 14:29:2)

Ezequías comenzó a reinar cuando tenía 25 años, y reinó 29 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Abía hija de Zacarías.

El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, conforme a todas las cosas que había hecho su padre David.

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