Libros Históricos

El decreto de Ciro

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Crónicas > El decreto de Ciro (14:36:22 - 14:36:23)

En el primer año de Ciro, rey de Persia, y para que se cumpliese la palabra de Jehovah por boca de Jeremías, Jehovah despertó el espíritu de Ciro, rey de Persia, quien hizo pregonar por todo su reino, oralmente y por escrito, diciendo:

Así ha dicho Ciro, rey de Persia: “Jehovah, Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha comisionado para que le edifique un templo en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de todo su pueblo, que Jehovah su Dios sea con él, y suba.”

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El decreto de Ciro

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Esdras > El decreto de Ciro (15:1:1 - 15:1:4)

En el primer año de Ciro, rey de Persia, y para que se cumpliese la palabra de Jehovah por boca de Jeremías, Jehovah despertó el espíritu de Ciro, rey de Persia, quien hizo pregonar por todo su reino, oralmente y por escrito, diciendo:

Así ha dicho Ciro, rey de Persia: “Jehovah, Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha comisionado para que le edifique un templo en Jerusalén, que está en Judá.

Quien haya entre vosotros de todo su pueblo, que su Dios sea con él, y suba a Jerusalén, que está en Judá, y edifique la casa de Jehovah Dios de Israel; él es el Dios que está en Jerusalén.

Y a todo el que quede, en cualquier lugar donde habite, ayúdenle los hombres de su lugar con plata, oro, bienes y ganado, con ofrendas voluntarias, para la casa de Dios que está en Jerusalén.”

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El regreso a Jerusalén

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Esdras > El regreso a Jerusalén (15:1:5 - 15:1:11)

Entonces se levantaron los jefes de las casas paternas de Judá y de Benjamín, los sacerdotes y los levitas, todos aquellos cuyo espíritu Dios despertó para subir a edificar la casa de Jehovah que está en Jerusalén.

Todos los que estaban en los alrededores les ayudaron con objetos de plata y de oro, con bienes, ganado y objetos preciosos, además de todas las ofrendas voluntarias.

También el rey Ciro sacó los utensilios que eran de la casa de Jehovah y que Nabucodonosor había sacado de Jerusalén y puesto en el templo de sus dioses.

Ciro, rey de Persia, los sacó por medio del tesorero Mitrídates, el cual se los dio contados a Sesbasar, dirigente de Judá.

Esta es la lista de ellos: 30 tazones de oro, 1.000 tazones de plata, 29 cuchillos,

más 30 tazas de oro, 410 tazas idénticas de plata y otros 1.000 utensilios.

Todos los utensilios de oro y de plata eran 5.400. Sesbasar los llevó todos cuando los del cautiverio regresaron de Babilonia a Jerusalén.

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Los que volvieron con Zorobabel

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Esdras > Los que volvieron con Zorobabel (15:2:1 - 15:2:70)

Estos son los hombres de la provincia que regresaron de la cautividad, a quienes Nabucodonosor, rey de Babilonia, había llevado cautivos a Babilonia. Ellos volvieron a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad;

vinieron con Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Seraías, Reelaías, Mardoqueo, Bilsán, Mispar, Bigvai, Rejum y Baaná. Lista de los hombres del pueblo de Israel:

Los hijos de Paros eran 2.172.

Los hijos de Sefatías, 372.

Los hijos de Araj, 775.

Los hijos de Pajat-moab, por el lado de los hijos de Jesúa y Joab, 2.812.

Los hijos de Elam, 1.254.

Los hijos de Zatu, 945.

Los hijos de Zacai, 760.

Los hijos de Bani, 642.

Los hijos de Bebai, 623.

Los hijos de Azgad, 1.222.

Los hijos de Adonicam, 666.

Los hijos de Bigvai, 2.056.

Los hijos de Adín, 454.

Los hijos de Ater, por el lado de Ezequías, 98.

Los hijos de Bezai, 323.

Los hijos de Jora, 112.

Los hijos de Hasum, 223.

Los hijos de Gibar, 95.

Los hijos de Belén, 123.

Los hombres de Netofa, 56.

Los hombres de Anatot, 128.

Los hijos de Azmávet, 42.

Los hijos de Quiriat-jearim, de Cafira y de Beerot, 743.

Los hijos de Ramá y de Geba, 621.

Los hombres de Micmas, 122.

Los hombres de Betel y de Hai, 223.

Los hijos de Nebo, 52.

Los hijos de Magbis, 156.

Los hijos del otro Elam, 1.254.

Los hijos de Harim, 320.

Los hijos de Lod, de Hadid y de Ono, 725.

Los hijos de Jericó, 345.

Los hijos de Senaa, 3.630.

Los sacerdotes: Los hijos de Jedaías, de la casa de Jesúa, 973.

Los hijos de Imer, 1.052.

Los hijos de Pasjur, 1.247.

Los hijos de Harim, 1.017.

Los levitas: Los hijos de Jesúa y de Cadmiel, por el lado de los hijos de Hodavías, 74.

Los cantores, hijos de Asaf, 128.

Los hijos de los porteros: los hijos de Salum, los hijos de Ater, los hijos de Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Hatita y los hijos de Sobai, 139 en total.

Los servidores del templo: Los hijos de Zija, los hijos de Hasufa, los hijos de Tabaot,

los hijos de Queros, los hijos de Siaha, los hijos de Padón,

los hijos de Lebana, los hijos de Hagaba, los hijos de Acub,

los hijos de Hagab, los hijos de Salmai, los hijos de Hanán,

los hijos de Gidel, los hijos de Gajar, los hijos de Reayías,

los hijos de Rezín, los hijos de Necoda, los hijos de Gazam,

los hijos de Uza, los hijos de Paséaj, los hijos de Besai,

los hijos de Asena, los hijos de Meunim, los hijos de los Nefusim,

los hijos de Bacbuc, los hijos de Hacufa, los hijos de Harjur,

los hijos de Bazlut, los hijos de Mejida, los hijos de Harsa,

los hijos de Barcos, los hijos de Sísara, los hijos de Tema,

los hijos de Nezíaj, los hijos de Hatifa.

Los hijos de los siervos de Salomón: Los hijos de Sotai, los hijos de Soféret, los hijos de Peruda,

los hijos de Jaala, los hijos de Darcón, los hijos de Gidel,

los hijos de Sefatías, los hijos de Hatil, los hijos de Poquéret-hazebaim y los hijos de Ami.

Todos los servidores del templo y los hijos de los siervos de Salomón eran 392.

Estos son los que regresaron de Tel-mélaj, de Tel-jarsa, de Querub, de Adón y de Imer, los cuales no pudieron demostrar su casa paterna ni su linaje, si eran de Israel:

Los hijos de Delaías, los hijos de Tobías y los hijos de Necoda, 652.

De los hijos de los sacerdotes: Los hijos de Habaías, los hijos de Cos y los hijos de Barzilai, quien había tomado por mujer a una de las hijas de Barzilai el galadita, y fue llamado según el nombre de ellas.

Estos buscaron sus documentos genealógicos, pero no los hallaron; y fueron excluidos del sacerdocio.

El gobernador les dijo que no comiesen de las cosas más sagradas hasta que hubiese sacerdote para usar el Urim y Tumim.

Toda la congregación en conjunto era de 42.360,

sin contar sus siervos y sus siervas, que eran 7.337. Ellos tenían 200 cantores, hombres y mujeres.

Sus caballos eran 736, sus mulos 245,

sus camellos 435 y sus asnos 6.720.

Algunos de los jefes de las casas paternas, cuando llegaron a la casa de Jehovah que estaba en Jerusalén, hicieron ofrendas voluntarias para la casa de Dios, para levantarla en su mismo sitio.

Según sus recursos dieron para el fondo de la obra 61.000 dracmas de oro, 5.000 minas de plata y 100 túnicas sacerdotales.

Los sacerdotes, los levitas, algunos del pueblo, los cantores, los porteros y los servidores del templo habitaron en sus ciudades; y todo Israel en sus ciudades.

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Restauración del altar y del culto

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Esdras > Restauración del altar y del culto (15:3:1 - 15:3:7)

Cuando llegó el mes séptimo, y los hijos de Israel ya estaban en las ciudades, el pueblo se reunió como un solo hombre en Jerusalén.

Entonces se levantó Jesúa hijo de Josadac, con sus hermanos los sacerdotes y con Zorobabel hijo de Salatiel y sus hermanos, y edificaron el altar del Dios de Israel, a fin de ofrecer sobre él holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés, hombre de Dios.

Construyeron el altar sobre su base, aunque tenían miedo de los pueblos de estas tierras. Sobre él ofrecieron holocaustos a Jehovah, los holocaustos tanto de la mañana como de la tarde.

Después celebraron la fiesta de los Tabernáculos, como está escrito. Asimismo, ofrecieron diariamente el número de holocaustos de acuerdo a lo establecido, cada cosa en su día.

Y después de esto ofrecieron el holocausto continuo, los sacrificios de las lunas nuevas, los de todas las fiestas consagradas a Jehovah, y los de todo aquel que hiciera una ofrenda voluntaria a Jehovah.

Desde el primer día del mes séptimo comenzaron a ofrecer holocaustos a Jehovah, aunque aún no se habían colocado los cimientos del templo de Jehovah.

Entonces dieron dinero a los canteros y a los carpinteros, así como alimentos, bebida y aceite a los de Sidón y de Tiro, para que trajesen madera de cedro desde el Líbano por mar a Jope, conforme a la autorización que les había dado Ciro, rey de Persia.

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