Epístolas

Oración de Pablo por los creyentes

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Filipenses > Oración de Pablo por los creyentes (50:1:3 - 50:1:11)

Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de vosotros,

siempre intercediendo con gozo por todos vosotros en cada oración mía,

a causa de vuestra participación en el evangelio desde el primer día hasta ahora;

estando convencido de esto: que el que en vosotros comenzó la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús.

Me es justo sentir esto de todos vosotros, porque os tengo en mi corazón. Tanto en mis prisiones como en la defensa y confirmación del evangelio, sois todos vosotros participantes conmigo de la gracia.

Pues Dios me es testigo de cómo os añoro a todos vosotros con el profundo amor de Cristo Jesús.

Y ésta es mi oración: que vuestro amor abunde aun más y más en conocimiento y en todo discernimiento,

para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles en el día de Cristo,

llenos del fruto de justicia, fruto que viene por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.

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Para mí el vivir es Cristo

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Filipenses > Para mí el vivir es Cristo (50:1:12 - 50:1:30)

Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido han redundado más bien para el adelanto del evangelio.

De esta manera, mis prisiones por la causa de Cristo han sido conocidas en todo el Pretorio y entre todos los demás.

La mayoría de los hermanos, tomando ánimo en el Señor por mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor.

Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda, pero otros lo hacen de buena voluntad.

Estos últimos lo hacen por amor, sabiendo que he sido puesto para la defensa del evangelio,

mientras aquéllos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones.

¿Qué, pues? Solamente que de todas maneras Cristo es anunciado, sea por pretexto o sea de verdad, y en esto me alegro. Pero me alegraré aun más,

pues sé que mediante vuestra oración y el apoyo del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación,

conforme a mi anhelo y esperanza: que en nada seré avergonzado; sino que con toda confianza, tanto ahora como siempre, Cristo será exaltado en mi cuerpo, sea por la vida o por la muerte.

Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.

Pero si el vivir en la carne me sirve para una obra fructífera, ¿cuál escogeré? No lo sé.

Me siento presionado por ambas partes. Tengo el deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor;

pero quedarme en la carne es más necesario por causa de vosotros.

Pues, convencido de esto, sé que me quedaré y que aún permaneceré con todos vosotros para vuestro desarrollo y gozo en la fe,

para que en mí haya motivo de aumentar vuestro orgullo en Cristo Jesús a causa de mi presencia otra vez entre vosotros.

Solamente procurad que vuestra conducta como ciudadanos sea digna del evangelio de Cristo, de manera que sea que yo vaya a veros o que esté ausente, oiga acerca de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo juntos y unánimes por la fe del evangelio,

y no siendo intimidados de ninguna manera por los adversarios. Para ellos esta fe es indicio de perdición, pero para vosotros es indicio de salvación; y esto procede de Dios.

Porque se os ha concedido a vosotros, a causa de Cristo, no solamente el privilegio de creer en él, sino también el de sufrir por su causa.

Así tendréis el mismo conflicto que habéis visto y que ahora oís que sigue en mí.

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Humillación y exaltación de Cristo

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Filipenses > Humillación y exaltación de Cristo (50:2:1 - 50:2:11)

Por tanto, si hay algún aliento en Cristo; si hay algún incentivo en el amor; si hay alguna comunión en el Espíritu; si hay algún afecto profundo y alguna compasión,

completad mi gozo a fin de que penséis de la misma manera, teniendo el mismo amor, unánimes, pensando en una misma cosa.

No hagáis nada por rivalidad ni por vanagloria, sino estimad humildemente a los demás como superiores a vosotros mismos;

no considerando cada cual solamente los intereses propios, sino considerando cada uno también los intereses de los demás.

Haya en vosotros esta manera de pensar que hubo también en Cristo Jesús:

Existiendo en forma de Dios, él no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse;

sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres; y hallándose en condición de hombre,

se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!

Por lo cual también Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que es sobre todo nombre;

para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra;

y toda lengua confiese para gloria de Dios Padre que Jesucristo es Señor.

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Luminares en el mundo

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Filipenses > Luminares en el mundo (50:2:12 - 50:2:18)

De modo que, amados míos, así como habéis obedecido siempre—no sólo cuando yo estaba presente, sino mucho más ahora en mi ausencia—, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor;

porque Dios es el que produce en vosotros tanto el querer como el hacer, para cumplir su buena voluntad.

Hacedlo todo sin murmuraciones y contiendas,

para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación torcida y perversa, en la cual vosotros resplandecéis como luminares en el mundo,

reteniendo la palabra de vida. Así yo podré gloriarme en el día de Cristo de que no he corrido ni he trabajado en vano.

Al contrario, aunque haya de ser derramado como libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y me regocijo con todos vosotros.

De igual modo, gozaos también vosotros y regocijaos conmigo.

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Timoteo y Epafrodito

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Filipenses > Timoteo y Epafrodito (50:2:19 - 50:2:30)

Espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, para que yo también me reanime al saber de vuestro estado;

pues no tengo a nadie que se interese por vosotros con tanto ánimo y sinceridad.

Porque todos buscan sus intereses personales, no lo que es de Jesucristo.

Ya conocéis la reputación de Timoteo, que como hijo a padre ha servido conmigo en el evangelio.

Por lo tanto, espero enviarle en cuanto yo vea cómo van mis asuntos;

pero confío en el Señor que yo también iré pronto a vosotros.

Sin embargo, también creí necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano, colaborador y compañero de milicia y vuestro mensajero y suministrador de mis necesidades,

ya que él os añoraba a todos vosotros y estaba angustiado porque habíais oído que él estaba enfermo.

Pues en verdad estuvo enfermo de muerte, pero Dios tuvo misericordia de él; y no solamente de él, sino también de mí, para que yo no tuviese tristeza sobre tristeza.

Por lo tanto, le envío con más urgencia, para que os volváis a gozar al verlo y yo esté libre de preocupación.

Recibidle, pues, en el Señor con todo gozo y tened en alta estima a hombres como él;

porque a causa de la obra de Cristo estuvo cercano a la muerte, arriesgando su vida para completar lo que faltaba en vuestro servicio a mi favor.

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