Epístolas

Prosigo al blanco

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Filipenses > Prosigo al blanco (50:3:1 - 50:3:21)

Por lo demás, hermanos míos, regocijaos en el Señor. El escribiros las mismas cosas a mí no me es molesto, y para vosotros es más seguro.

¡Guardaos de los perros! ¡Guardaos de los malos obreros! ¡Guardaos de los que mutilan el cuerpo!

Porque nosotros somos la circuncisión: los que servimos a Dios en espíritu, que nos gloriamos en Cristo Jesús y que no confiamos en la carne.

Aunque yo tengo de qué confiar también en la carne. Si alguno cree tener de qué confiar en la carne, yo más:

circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo;

en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia de la ley, irreprensible.

Pero las cosas que para mí eran ganancia, las he considerado pérdida a causa de Cristo.

Y aun más: Considero como pérdida todas las cosas, en comparación con lo incomparable que es conocer a Cristo Jesús mi Señor. Por su causa lo he perdido todo y lo tengo por basura, a fin de ganar a Cristo

y ser hallado en él; sin pretender una justicia mía, derivada de la ley, sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que proviene de Dios por la fe.

Anhelo conocerle a él y el poder de su resurrección, y participar en sus padecimientos, para ser semejante a él en su muerte;

y de alguna manera, me encontraré en la resurrección de los muertos.

No quiero decir que ya lo haya alcanzado, ni que haya llegado a la perfección; sino que prosigo a ver si alcanzo aquello para lo cual también fui alcanzado por Cristo Jesús.

Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado. Pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está por delante,

prosigo a la meta hacia el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Así que, todos los que hemos alcanzado la madurez pensemos de este modo; y si pensáis otra cosa, también eso os lo revelará Dios.

En todo caso, sigamos fieles a lo que hemos logrado.

Hermanos, sed imitadores de mí y prestad atención a los que así se conducen, según el ejemplo que tenéis en nosotros.

Porque muchos andan por ahí, de quienes os hablaba muchas veces, y ahora hasta lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo.

El fin de ellos será la perdición; su dios es su estómago; su gloria se halla en su vergüenza; y piensan solamente en lo terrenal.

Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos ardientemente al Salvador, el Señor Jesucristo.

El transformará nuestro cuerpo de humillación para que tenga la misma forma de su cuerpo de gloria, según la operación de su poder, para sujetar también a sí mismo todas las cosas.

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Regocijaos en el Señor siempre

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Filipenses > Regocijaos en el Señor siempre (50:4:1 - 50:4:7)

Así que, hermanos míos, amados y queridos, gozo y corona mía, estad firmes en el Señor, amados.

Ruego a Evodia, y ruego a Síntique que se pongan de acuerdo en el Señor.

Sí, y a ti también, fiel compañero, te pido que ayudes a estas hermanas que lucharon junto conmigo en el evangelio, también con Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.

¡Regocijaos en el Señor siempre! Otra vez lo digo: ¡Regocijaos!

Vuestra amabilidad sea conocida por todos los hombres. ¡El Señor está cerca!

Por nada estéis afanosos; más bien, presentad vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús.

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En esto pensad

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Filipenses > En esto pensad (50:4:8 - 50:4:9)

En cuanto a lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si hay algo que merece alabanza, en esto pensad.

Lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.

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Dádivas de los filipenses

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Filipenses > Dádivas de los filipenses (50:4:10 - 50:4:20)

En gran manera me regocijé en el Señor porque al fin se ha renovado vuestra preocupación para conmigo. Siempre pensabais en mí, pero os faltaba la oportunidad.

No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme con lo que tengo.

Sé vivir en la pobreza, y sé vivir en la abundancia. En todo lugar y en todas las circunstancias, he aprendido el secreto de hacer frente tanto a la hartura como al hambre, tanto a la abundancia como a la necesidad.

¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!

Sin embargo, hicisteis bien en participar conmigo en mi tribulación.

También sabéis, oh filipenses, que al comienzo del evangelio cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en cuanto a dar y recibir, sino vosotros solos.

Porque aun a Tesalónica enviasteis para mis necesidades una y otra vez.

No es que busque donativo, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta.

Sin embargo, todo lo he recibido y tengo abundancia. Estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis, como olor fragante, un sacrificio aceptable y agradable a Dios.

Mi Dios, pues, suplirá toda necesidad vuestra, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.

A nuestro Dios y Padre sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

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Salutaciones finales

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Epístolas > Epístola de San Pablo a los Filipenses > Salutaciones finales (50:4:21 - 50:4:23)

Saludad a todos los santos en Cristo Jesús. Los hermanos que están conmigo os saludan.

Todos los santos os saludan, y mayormente los que pertenecen a la casa del César.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu.

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